Prólogo

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Una patada en el borde de una mesa de café, provocó que esta diera una voltereta impactando en el suelo, con un estridente ruido, seguido del agarre de un adorno de vidrio siendo arrojado contra la pared.
 
El sonido de los cristales se oyó junto al repentino grito de frustración del joven enfurecido mezclado con un quejido de dolor. Los pedacitos de vidrio habían logrado lastimar su mano, mientras los mayores que estaban allí permanecieron un tanto sorprendidos, intentando mantener la calma pese al estremecimiento vertiginoso que sintieron por tal acto. No era la primera vez que el chico reaccionaba así en medio de una acalorada discusión, sin embargo, sí era la primera vez que lo veían lastimarse con un objeto así mismo.
 
—JongDae, por favor. ¡Cálmate!

—¡No papá! ¡¡Porque eso no es justo!!

Se trataba de un jovencito de diecisiete años: Kim JongDae, quien miró ceñudo a su padre con los rastros de golpes en su cara, y ahora, sangre corriendo por su temblorosa mano derecha.

—¡¿Por qué habría de ir?! —continuó—, ¡Suficiente con la expulsión que obtuve gracias a ese bastardo y tuviste que pagar mi fianza!

—¡¿Te parece poco lo que han hecho tú y el dúo con quién te juntas?! ¡¿Ah?! ¡Es muy grave lo que has hecho!

El hombre a finales de sus treinta, Kim DaeMyung, mantuvo a duras penas su postura, con firmeza en sus palabras, pero mirándolo entre con pena y enojo por las barbaridades que ya le había ocasionado su hijo. Y que prevalecía para no desquitarse con la misma violencia que JongDae propiciaba.
 
—¡Está más que claro que debes ir allí, necesitas terapia! ¡No seguiré soportando tus desplantes y mucho menos pagar fianza las veces que vayas detenido! ¿Para qué quiero tener un hijo tan violento? ¡Mucho menos tenerte en un futuro preso de libertad por algún delito mayor! ¡Ni siquiera me respetas a mi, ni a tu madre!
 
—¡Te recuerdo que esa mujer que está ahí, no es mi madre! —señaló a la mujer que poseía una gesto preocupado y dolido, aferrándose con una mano el brazo, inconscientemente—. ¡Y no lo será hasta los últimos días de su vida! ¡¡Nunca!!
 
—¡JongDae…!
 
—¡No! ¡No te voy a permitir que repitas eso cada vez que te venga en gana mientras yo esté vivo! ¡¿Me oyes?! ¡¡No!! —contestó, dejando en silencio por unos segundos a sus mayores, casi atónitos por su más sincero atrevimiento. Debido al ardor de su mano, sus lágrimas se encontraban al borde de caer, y un previo nudo contrajo malditamente su garganta por toda esta implicación—. ¿Y quieres oír algo más? Quizá sería grandioso si llego a caer preso en un futuro, así te libras de mí para que reconstruyas tu vida.
 
—Qué dices.
 
—Lo que escuchas.
 
—¡¿Crees que es lindo oírte hablar así?!
 
—¡Me da igual si es lindo o no…! Quizá también te las ingenias para alejar a esa mujer.
 
—¡Basta, JongDae!
 
—¡Vamos, admítelo! Esa mujer que tienes ahí no es más que una molestia. ¡Parece chicle pegada a ti!
 
—...Por favor. Hablas porque no sabes —articuló el hombre en negación.
 
Conociéndolo, JongDae tenía la necesidad de desafiarlo con la intención de hacerle estallar.
 
—¡Dilo! Ese niño que tienen y que cada noche le leen un cuento, no ha sido más que una molestia, porque esta mujer simplemente se quedó embarazada de ti y tuviste que hacerte cargo de todo… ¡Tú no tienes el valor de haberle dicho a esta mujer, que se largue y haga su vida separada de ti a pesar de tomar responsabilidad de ese niño!
 
Si hablamos con sinceridad, a Kim DaeMyung le dolía que su hijo mayor mencionara a Kim SeungJae, el medio hermano de cuatro años y el primer hijo de su segundo matrimonio, con tanta hostilidad como si fuese la peste.
 
—Hay cosas que todavía no has entendido, JongDae —declaró DaeMyung, manteniéndose a raya, con tal de no darle una bofetada que quizá se merecía su hijo—. Y no lo vas comprender porque no quieres, y tampoco puedes. Estás sumido en tanta negatividad que no logras ver cómo son realmente los hechos.
 
—¡Ah, ¿si?! ¡No me digas! ¿Con qué es eso? Ya veo… ¡El señor papá prefiere dejarme a mi como nato incompetente y el loco de la familia!
 
—Yo en ningún momento dije loco.
 
—¡Pero dijiste que no estoy bien, que necesito terapia! ¿Sabes qué? ¡Yo podré ser un incompetente, pero si hubiese sido otro, un verdadero loco, quizás, ya habría acabado con ese mocoso de hijo que tienen! —dijo de repente provocando que ellos cambiaran el semblante en sus rostros, poniéndose rígidos—. ¡Como lo hice con el inmundo de Cha YongNam quien debía probar de su propia mierda! ¡Y mira que no estoy mintiendo! ¡¿Eh?! ¡Lo sabes! ¡Sabes que un tocapelotas como ese sujeto había que barrerlo del camino y ponerlo en su sitio a como dé lugar! ¡Lo mismo haría con ese mocoso pero tengo códigos..!
 
—¡¡Cállateee!!
 
Esta vez gritó la esposa de su padre, Kim AeRa con una mano sobre el pecho, respirando profundo, mirándolo entre dolida e indignada, asustada y sorprendida.
 
JongDae la observó con ceja arqueada, respirando agitado por esa liberación de palabras. El ardor en su mano aumentaba cada vez más con cada pequeño movimiento que hacía por su ajetreo y disgusto, que las lágrimas silenciosas habían caído por el borde de sus ojos.
 
Entonces, Kim AeRa rompió en llanto, quebrada, como si una intrusión en su pecho la hubiese desgarrado, liberando un quejido largo en medio de un suspiro apretado.
 
—¡¿Cómo puedes hablar así...?! —lloró desconsolada, y como pudo, dijo casi ahogada: —Tú, chico insolente… Definitivamente, estás muy mal…
 
—Bueno, hablando así... Si —le respondió JongDae, sin quitarle la mirada de encima—. Pero no lo estoy, ¿sabes? Soy consciente de cualquier porquería que hago. Y estoy siendo sincero al decir mi verdad; la verdad de mi padre. Y que tú no lo quieras ver, no es mi problema.
 
—¡¡No!! ¡Porque eso no es verdad…! Te has vuelto tan cruel que te desconozco… Tu padre no ha sido más que una buena persona conmigo y en especial contigo… Tolerante y paciente con tus actitudes... Y, aún así, ¿tienes la osadía de hablar de esa manera?
 
—Si. Y porque me vale mierda lo que tú digas… Ni siquiera deberías estar aquí presenciando esto. ¿Por qué no mejor ves a tu propio hijo en vez de chillar como lo estás haciendo ahora, y como también gastar dinero en una niñera que no lo vale? ¿Mm? Anda~ Ve. Así tu hijo no me jode a mí con las ganas de jugar con sus jugue-
 
—¡¡Suficiente!! —exigió DaeMyung, tomándolo de los hombros, obteniendo un nuevo silencio, conteniéndose tembloroso para no abofetearlo, porque no sería lo correcto y no ayudaría en nada, solo agravaría la situación—. Tú no vas a seguir faltando el respeto las veces que quieras. Tendrás un par de días para que empaques tus cosas necesarias y vayas al reformatorio que te espera. Y ni se te ocurra escaparte para irte por ahí, porque si es necesario voy a buscarte por debajo de las piedras. ¡¿Me oíste?!
 
El Señor Kim lo soltó bruscamente y JongDae se tambaleó un poco, lo miró por unos segundos, apretando los dientes, para aventurarse y responder:
 
—Claro que te oí, mis oídos están muy sanos. ¿Crees que yo cabría en una piedra? Porque si lo dices, puede que en otro universo haya sido una triste hormiga obrera y sí, ahí sería muy escurridiza para esconderme del peligro.
 
JongDae pasó a retirarse con gesto aturdido, sus lágrimas habían caído como perlas hace un momento, dejando todo el desastre en la sala, retirándose hacia su habitación dando un portazo. Sobre esta, cayó hasta terminar sentado en el suelo, apretando los dientes con sollozos contenidos y pesados. Por lo tanto, decidió respirar hondo para soportar todo el tumulto de emoción y dolor; el condenado ardor en su mano era tan molesto que su pecho se oprimía cada vez más. Tembloroso, se arrastró hacia la mesita del velador para abrir el cajón y sacar del botiquín un par de vendas junto al desinfectante que guardaba allí e intentar curarse.
 
Realizó cada acción con cuidado, optando morder lo que tenía cerca; su almohada. Esa en la que muchas veces se había mojado con sus lágrimas amargas hasta quedarse dormido, pero dejó de hacerlo al descubrir que no valía la pena gastar energía en ello, cuando se percató que poseía unos puños firmes y podía liberar toda esa frustración por medio de ellos.
 
Ahora, nuevamente después de un tiempo, sus lágrimas habían mojado su almohada entre suspiros entrecortados y sordos para que nadie lo escuchara, mientras se ajustaba el vendaje con deliberado esfuerzo.
 
Una etapa crucial como la adolescencia, a veces podía acarrear con severas consecuencias si no se tomaba las deliberadas medidas para controlar a un joven con rebeldía extrema.
 
Claro está que en esta etapa, el ser humano pasaba por cambios radicales tanto físicos como emocionales. Y Kim JongDae no era la excepción.
 
Como muchos que imponían dándoselas de saber todo, él creía fervientemente que su padre estaba equivocado, y era el único culpable que había acabado con su estabilidad. Por lo que comenzó a verlo como su enemigo, con un sentimiento descabellado en el que incluso, se detestaba a sí mismo. Además, para darse a notar, implementó la violencia gracias a esos sentimientos corrosivos, percatándose que le gustaba lastimar al poseer la actitud.
 
Una lengua afilada y puños firmes, era suficiente para dejar en claro, que nada ni nadie lo podrían pasar por encima como lo hizo una vez su padre. Se trataba de una actitud de corromper en cualquier ámbito, una actitud desafiante e impulsiva que destruía normas, provocando daños severos, como pasó con el último individuo al que había golpeado junto a sus amigos, JongIn y Luhan, quienes también terminaron expulsados del instituto recibiendo cargos a la par.
 
El nombre del afectado era Cha YongNam, un sujeto de último año, mayor que él. Un gilipollas que, desde que se percató de la presencia de JongDae y había descubierto sus andanzas, desperdiciaba su tiempo en molestarlo, burlándose, para dejarlo en evidencia ante los demás como un maricón.
 
JongDae a un principio le restó importancia, respondiendo a las bromas ingeniosamente con “palabras sabias”. Sin embargo, con el paso de los meses, terminaron por sacarlo de quicio. Y cada vez que llegaban insultos y contestaciones, comenzaban las peleas. No era sorpresa de ambas partes a ojos de los demás porque JongDae era un buscapleitos, con la diferencia que él no lo hacía en manada, como Cha YongNam si. Es por eso que cada vez que se enfrentaban, en ocasiones, JongIn y Luhan, saltaban a defenderlo, porque no era justo que un solo individuo se enfrente a tres o cuatro ineptos por ventaja contraria.
 
Eso era muy bajo.
 
Cuando tomaron desprevenido a Cha YongNam luego de finalizar las clases de Educación Física, no tuvo de otra que ponerse de acuerdo con la idea de su amigo JongIn, y atacar; darle el veneno de su propia cuchara mientras los demás alumnos se iban a los vestidores, así que acorralaron a YongNam del otro lado del edificio donde no había nadie, pero no lo debatieron con precisión para llevarlo a cabo.
 
El solo hecho de que el camino quedara libre para hacer de las suyas era "una grandiosa oportunidad". Y no les hizo medirse. Acabaron por dejar al chico peor de lo que había sido en otras peleas. Y por descabellados azares del tiempo, JongDae dió el último golpe en la cabeza, sin saber que habría un testigo clave escondido detrás de unos contenedores donde dejaban las bolsas de basura.
 
Horas después, en el depósito de los equipos de gimnasia sin uso, uno de los compañeros del chico golpeado, lo encontró, dando el alerta a los profesores.
 
Cha YongNam sufrió lesiones, fracturas y una sutura en la cabeza, prácticamente pasaría un tiempo indefinido en el hospital. De milagro seguía vivo y gracias a esto, alcanzó a hablar y mandar al frente a los tres agresores. Pero la bomba se agrandó con el testigo inesperado. Por lo que los padres del chico, no dudaron en demandar tanto a los atacantes como a la escuela por la mala educación y el descontrol en sus estudiantes.
 
JongDae y sus amigos fueron detenidos después.
 
Repentinamente, en su momento, se vieron golpeados por la realidad. Y cada uno llamó a sus padres. Duraron un día y medio hasta que los liberaron. Gracias a su padre y al abogado de la familia, JongDae la sacó barata, pero eso no significaba que todo no estuviera en proceso por su actitud agresiva. La familia Cha era influyente en negocios de comercio en el país, por lo que poseía un poder adquisitivo con el cual defender y querer acabar con el que se interpusiera en su camino.
 
Por el contrario, su familia era influyente en contaduría y medicina, tenían con qué defenderse también. Sin embargo, su padre se manejaba de otro modo y JongDae no era “hijo de papá”, como probablemente sí lo era Cha YongNam.
 
Ya había pasado por limitaciones que llegaron a descarriarlo. No tenía celular, ni consola de juegos, le quitaron su computadora para que pudiera usar directamente la portátil vieja de su padre y hacer las tareas escolares —las que no hacía mucho, por supuesto—, ni mucho menos dinero para querer comprar algo que realmente quisiera. Si adquiría una pequeña cantidad, era solo para cargar su tarjeta escolar que equivalía para usarla en el bus y en la cafetería en el horario del almuerzo.
 
Nada más.
 
Y si deseaba algo, DaeMyung le repetía que le avisara y él mismo vería si se lo compraba o no, pero no le daría un solo centavo hasta que recapacitara su actitud. Su recelo incrementó y ahora había llegado a estas circunstancias, que en parte, eran lamentables.
 
Dependiendo cómo fuera la recuperación de Cha YongNam, la demanda quedaba en proceso con la intención de que él fuese a una reclusión para menores, porque ya tenía antecedentes por peleas callejeras. No obstante, como le había dicho su padre, él necesitaba terapia.
 
El abogado maniobró y el estudio psicológico verificó que él no estaba apto para continuar así, podría acabar muy mal. Necesitaba mejorar y ver porqué se había desencadenado todo esta agresividad, por eso, esa mañana del viernes, tres días después del hecho; no alcanzó a almorzar que su padre le informó la noticia.
 
Iría a un reformatorio. En otras palabras, un internado para jóvenes con problemas de conducta.
 
Resignado a la terrible determinación de su padre, en la madrugada del día siguiente, y luego de pensárselo horas tras recibir la llamada casera de uno de sus amigos, se escabulló sigilosamente para salir con cuidado de su casa.
 
Sabía que su padre pegaría el grito al cielo si no lo encontraba en su habitación. Aún así, ¿qué haría solo con sus tenis y la chamarra, la tarjeta para tomar el bus y la caja de cigarros con el encendedor que le sacó de su saco? Nada, salvo ir a despedirse de uno de sus amigos, y pese a los malos entendidos que pudieron tener a lo largo de los años, prevalecían.
 
Sin embargo, JongDae creía que esto estaba yendo a su culminación.
 
—Definitivamente, tu padre está más loco que mi madre —dijo Luhan.
 
Después de media hora de viaje, encontrarse en un punto medio y saludarse, ahora permanecían sentados en la esquina de un desolado parque de la noche.
 
—Lamentablemente, si  —concordó JongDae, dando una calada a su cigarro, y luego, soltó el humo contenido—. Pero estuve meditando un poco…
 
—Qué cosa.
 
—Como dudo en seguirle los pasos, voy a tener que arreglármelas para largarme de su casa. Con esto del internado, me demuestra que en serio me quiere lejos para vivir "su vida asquerosa de familia" —enfatizó las comillas con los dedos—. Y de solo pensarlo me duele la cabeza.
 
—Entonces, ¿no piensas ir a la universidad? 
 
Su amigo era un joven alto, de cabello oscuro, rasgos finos y porte algo distraído. Cualquiera pensaría que es un chico tranquilo, sobretodo, por su rostro de niño bonito. No obstante, Xiao Luhan, no era más que un muchacho que solía ser las dos caras de la moneda, un joven habilidoso y experto en la materia de artes marciales, y un polluelo benevolente que podía invitarte de su última galleta.
 
—No. Sabiendo las pésimas calificaciones que tengo, ¿crees que en algún lado me acepten?
 
—Hmm… —este asintió al comprender el tono de sorna, pero se encogió de hombros casualmente—. Bueno, quizá con alguna carrera que te guste podrías intentarlo.
 
—No. Debo pensar en otras cosas. Para empezar, sobrevivir a esta mierda y ver cómo le hago después de salir.
 
Luego de la última palabra, permanecieron un momento en un cómodo silencio. Hasta que Luhan continuó preguntando:
 
—¿Sabes cuánto tiempo vas estar en ese lugar?
 
—No, no le pregunté. Tampoco me importa, él va a gastar todo el dinero necesario para pagar esa pocilga. Si la cago otra vez, será peor. Tendré que portarme bien...
 
—...¡Oh, rayos! Efectivamente, estás sin alternativas —murmuró y suspiró mirando un punto invisible—. Entonces, no tengo idea cuando nos volveremos a ver…
 
—Tú. ¿Cómo es que tu madre llegó a esa decisión?
 
—Como estoy casi en pelotas como tú, tuve que agachar la cabeza como perro y llegar a un acuerdo. Se disgustó demasiado, pero después de todo lo que hizo para que no quede encerrado en la delegación, no me quedó de otra que aceptar.
 
Su amigo partiría en unas horas a China. Y de milagro lo habían dejado salir pese a ser horas tardías de la noche. JongDae asintió a sus palabras, y dio otra calada a su cigarro, mientras Luhan observó con disimulo a los costados.
 
—Y estoy casi seguro que contrató a alguien para que me vigilara.
 
—No jodas —Jongdae se puso derecho mirando a los lados, llegando a una repentina conclusión, sonriendo divertido: —¿Por eso no has querido un cigarro?
 
—Ugh, no seas tonto…
 
—¡¿No?!
 
—No. Solo quiero verme como un chico sano.
 
Luhan con barbilla en alto, posó una mano en su pecho mostrándose con ironía, y ambos rieron, negando cabeza.
 
—Oye, Lu. ¿Qué has sabido de JongIn?
 
Dadas las circunstancias, su otro amigo no pudo venir.
 
—Ah, si. Ayer solo pude comunicarme con la empleada de su casa. Ella me dijo que su padre contrató vigilantes, así que para sacarme la duda fui a ver y no era mentira. Tuve la idea de entrar, hacer una persecución con mis movimientos para rescatar al condenado, pero no. Se trataban de tipos rudos… Entonces, mis ganas de intentarlo se fueron al diablo.
 
JongDae soltó otra ligera risotada, escupiendo el humo que había contenido del cigarro, y con el que por poco se ahoga.
 
—¡No te burles de mi!
 
Luhan protestó a pesar de tener una sonrisa por el ahogo de JongDae, y le dio golpecitos en la espalda para que se componga de su mínima convulsión.
 
—¡Jaj! Es que… Tu imaginación va más allá que un avestruz.
 
—…Es que no tengo culpa de haber llegado a un mundo real como este. Muchas veces deseé ser el amigo imaginario o criatura imaginaria de un niño; por ejemplo, un pony volador de color blanco y amarillo. ¡Sería sensacional!~
 
—¡Suena lógico...! —aportó y se partió en carcajadas esta vez.
 
—¡Oye, ¿qué insinúas, capullo?! —hizo amague de golpearlo.
 
—¡Nada…! ¡Ya, yah...!
 
JongDae se defendió y se manotearon entre sí. Luhan brindó uno golpes que no llegaban ni a dejar un rastro de dolor, sino dando con el toque divertido que comúnmente hacían y algún que otro sutil pellizco. Y al final, el más alto terminó por alborotar sus cabellos y proseguir la charla.
 
—De todas formas, ni de broma aumentaría otro cargo a mi historial Dae. Mucho menos por invasión a la propiedad —aseguró—. Suficiente con toda esta mierda…—chasqueó la lengua, y soltó otro suspiro pensativo—; creo que nunca más pondré las manos en el fuego por ti, ¿oíste?
 
—Si. Despreocúpate.
 
JongDae respondió con una mueca lineal en sus labios. El ambiente se tornó apagado, y el cigarro que había mantenido consigo se echó a perder en medio de su anterior ajetreo, por eso, sacó otro nuevo, para después, encenderlo y dar una profunda calada, expulsándola.
 
—Te echaré de menos, Lu.
 
—Yo también, Dae.
 
Se observaron unos segundos con miradas, claramente, tristes; apáticas. Sin embargo, Luhan agregó: —Suerte en la pocilga y no dejes que nadie te pisotee, ¿eh? —guiñando un ojo, sonriente—. Y si alguien necesita ayuda, sé bueno y brinda la tuya. Pero no olvides los códigos.
 
JongDae nuevamente estiró sus comisuras, pero negó cabeza. Y chocaron puños en un silencioso acuerdo sabiendo a lo que se refería.

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Hola, sea bienvenida personita que dió clic al comienzo de este SuChen que decidí animarme a escribir para el reto de IDEAhouse, eligiendo la idea de Barleza ^^ porque a pesar de las realidades, aprecio mucho la cercanía que tienen el líder y Chen. Como ellos, no hay ninguno♡

Espero les sea de su agrado lo que conseguí recrear con su idea :)

*Aclaración*
Las siguientes escenas/personalidades de los personajes que se presenten a continuación, son basadas en la información que procedí a investigar; no soy profesional; solo me baso de mi esfuerzo al haber recreado con la idea. Comparto este fanfic con el único propósito de entretener, y un intento de mostrar algo diferente entre otras tantas lecturas. Lo que fluye en el desarrollo de esta historia es enteramente ficticio; cualquier parecido con la realidad puede que sea pura o mera coincidencia.

Gracias por la atención :)
💐✨

"Aliado de gracia" © || SuChenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora