Entropía

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02092020

Hoy me volví a despertar. Al menos hoy no estaba tan nublado como el resto de la semana. - ¿Será hoy distinto? -.

Me giré en la cama abrazando las sábanas intentando buscar en ellas algo de calor. Trece grados marcaba el termostato mientras sonaba el despertador a las 7:30 de la mañana.

Repase todo lo que tenía por delante en el día de hoy: tenía que recoger los papeles que había estado rellenando toda la noche para la mudanza de la siguiente semana y entregarlos; después, tendría que ir a dar clase hasta las dos, que regresaría a casa.

- ¿Que debo ponerme? -Quizás vaqueros largos, tengo que moverme bastante aunque luego hará calor.

¿Se habria despertado él ya? Titubeando mire del móvil con sus últimos mensajes... Me encanta la forma en la que me da las buenas noches y realmente desearía ahogarme en él. Quizás no debería de molestarle... Siempre soy muy pesada y el también está ocupado con el trabajo.

Desayuné rápidamente, me vestí y salí corriendo poniendo música. El reggaeton siempre me ayuda a no pensar demasiado las cosas y hace que mi cuerpo quiera moverse así que seleccione mi playlist favorita de mi lista de Spotify.

Esta mañana no hay demasiada gente por la calle. Sí tengo frio aún, pero con los vaqueros estoy bastante cómoda; mi error fue usar este top.

Aligerada el paso hacia la estación para coger mi bus mientras dejaba mi mente divagar.

Lo primero que pensé fue en las almas gemelas (soultwins), si es posible que ya la haya conocido y si es así si la deje ir.
Realmente si creo que conocí a mí alma gemela. Lo pasé muy bien junto a él. Como dos mitades iguales con los mismos sueños. Pero dicen que las almas gemelas cumplen una función y se separan. Puede que eso fue. Conforme avanzamos los dos nos fuimos diferenciando y distanciando. No éramos tan parecidos como creíamos o puede que eso mismo que nos unía, del choque y los roces, fue cambiando de forma. Lo que al principio nos hizo encajar como piezas de un mismo puzzle, con el tiempo fue lo que limo nuestros bordes para que nunca más pudiéramos estar juntos. Aprendimos la lección. Debo confesar que le echo de menos y que desearía volver a chocar con el y acabar destrozandonos en una lucha por encajar y diferenciarnos.

La entropía de un sistema viviente siempre tiende a aumentar según las leyes termodinámicas; en otras palabras, tiende al caos.

En los sistemas vivientes tienden a mantener su individualidad; peculiaridades y diferencias, por la cual ningún sistema de iguala complentamente a su ambiente.

Los humanos tenemos un mecanismo de copiar y repetir las acciones de nuestros congéneres como método de aprendizaje: las llamadas neuronas espejo, cierta clase de neuronas que se activan cuando un animal ejecuta una acción y cuando observa esa misma acción al ser ejecutada por otro individuo. Desde pequeños repetimos comportamientos que observamos en nuestros padres y madres que con el tiempo pasamos a hacer esos gestos nuestros propios.

Esto nos lleva a la necesidad por parecernos y diferenciarnos a la vez. En la adolescencia nos enfrentamos al siguiente conflicto: encajar en nuestra sociedad. Hay múltiples posibilidades de abordarlo y es lo que crea la personalidad de los seres para construir nuestra identidad. Una falta de diferenciación nos llevaría a una psicosis.

Siento que me cuesta encajar. Incluso con él, a veces me siento fuera de lugar. Me siento como si buscara mi mitad, algo que me complemente.

Miro por la ventana. Tengo algo de sueño. Bostezo y pienso que lo mejor es darse por vencida. Quizás nunca lo encuentre.

Universo Inconsciente: Diario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora