Prologo: Selva oscura

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"A mitad del camino de la vida yo me encontraba en una selva oscura, con la senda derecha ya pérdida"
-Infernó Canto I, v.1-3

Miércoles 21 de Octubre, Cede del Escuadrón de Control y Captura P-H, Caracas-Venezuela

El día había transcurrido con calma, demasiada calma. No hubieron casos por atender ni personas que procesar, así que tampoco había papeleo que completar, todo estaba muy tranquilo y silencioso aun para mis estándares, era ese tipo de paz que se disfruta pocas veces en el trabajo, y la odiaba, Dios como lo odiaba. Todo el recinto estaba vació, el jefe se había retirado temprano para estar con su familia, el forense había desaparecido en mitad del día como previendo que no tendría nada que hacer, ojala yo también lo hubiera hecho, la oficina parecía desierta salvo por tres cuerpos que parecían almas en pena, todos se habían retirado temprano ese día, salvo por Antonio que como siempre tenía trabajo atrasado que completar, Leonardo que había aprovechado el tiempo libre para leer y investigar, el fiel Jhon el vigilante que nunca faltaba a un día de trabajo ni se marchaba hasta que acabará el turno, era ya casi parte de la oficina, sin duda debe gustarle su trabajo y por último quede yo que no encontré nada mejor que hacer el resto del día, salvo perder tiempo en lo que se suponen en una de las principales sedes del Escuadrón del mundo y debería haber trabaja de sobra, pero no hoy, solo Dios sabia cuanto odio los días sin hacer nada. 

Vencida por el aburrimiento decidí dar otro recurrido, por enésima vez, a las instalaciones de la oficina. Las oficinas de la Sede del Escuadrón de Control y Captura de Perdidos son bastante modestas para ser parte de una organización internacional y secreta en lo que respecta para los del supermundo, o la superficie como les dicen muchos. Los escritorios están repartidos en pareja por el despacho principal en ocho grupo de dos, siempre me dio risa pensar que si estuvieran de forma individuales en el despacho parecería un salón de escuela, todos tienen su escritorios unido al de su compañero por norma general del reglamento, camine dando vueltas y jugueteando con cada uno de ellos, solo hay 16 escritorios incluyendo el de la pareja de técnicos, nuestro asesor y el del psicólogo forense, solo habremos 12 investigadores de casos especiales, sin duda élite también debe significar exclusivo. Hay tres pizarras en un rincón del despacho, las cuales garabatee hasta cubrirlas todas, que bueno que no tendré que limpiarlas después, pase junto a una fila de archiveros cerca de las pizarras, la sala tiene buena iluminación pese a ya ser de noche con paredes con varios tonos de azul y siempre fresca, me senté un rato en los escritorio de los técnicos, las computadoras de los técnicos son de alta gamma seguro debía tener muchas cosas interesantes, una lástima que estén súper protegidas y solo ellos pueden usarlas, que injusto suelen ser algunas cosas, del resto todo parece simple y normal, salvo por la esquina de seguimiento, como le decimos, reservada para los casos de alto grado y el cuarto de asunto mayores que solo se usa en casos muy exclusivos.

Salude a Jhon al pasar por la recepción, recepcionista y vigilante espero que su sueldo lo valga, me regreso el saludo con una sonrisa y volvió su concentración a su monitor, un hombre imponente a pesar de estar en la mediana edad y tener estatura media, recuerda mucho a un abuelito con su cabellos ya canoso, regordete y su aptitud alegre y tranquila a pesar de tener rostro de boxeador, vestía el clásico uniforme de vigilante, con su camisa azul y corbata negra, pantalones negro azabache con un cinturón donde tenía su arma y porra, y un gorro parecido a un bombín, use mi Vista para ver que hacía, al parecer estaba viendo una película en su computadora, ni siquiera él es inmune al aburrimiento, no quise interrumpirlo así que seguí derecho desde la entrada, pasando por el despacho principal de nuevo sin que nada cambiara desde que lo deje, hasta llegar a la oficina del capitán, un hombre severo y rígido por decir poco, aunque todos les decimos el jefe para molestarlo, estaba vacía y oscura obviamente, es igual a cualquier otra oficina con el escritorio de espalda a una ventana con persianas, una librería a su lado y justo al lado dos archiveros, del resto como cualquier otra, así que me puse a jugar con las cosas del jefe pero todos los cajones tenían seguro, pensé en forzar los candados pero no valía el esfuerzo así que cambie varias cosas de sitio, no puedo esperar ver como se desespera al no encontrar nada, la oficina de nuestro fiscal encargado quedaba justo al lado, pero no había nada interesante hay para mí, es un hombre serio y aburrido y su despacho lo refleja a la perfección, use la oficina para entrar en la habitación de espera, se suele usar de sala de reuniones o para testigos y familiares que estuvieran por asuntos oficiales. Ambas oficinas conectan con esa habitación, tiene una mesa grande en todo el centro, con varios muebles y un estante de libros, está hecha para que todos se sientan cómodo en ellas hasta los niños, hay una esquina de juegos con juguetes y más cosas para ellos, tampoco encontré nada que hacer ahí así que salí y seguí el recorrido, solo di vueltas, y vueltas, y más vueltas por cada zona del piso hasta que sentí hambre, o también pudo ser la ansiedad de no tener nada que hacer, puede que un poco de ambas. Decidí comer algo en la sala de descanso que está en la parte más profunda del piso asignado al Escuadrón. Al pasar de nuevo por el despacho principal note que algo había cambiado, me acerque a mi compañero para preguntar ¿dónde estaba nuestro verdugo?.

Infierno En ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora