Cada persona tenía una opinión sobre su persona, pero Jimin era totalmente diferente a todas, con veintitrés años ya sabía perfectamente cómo acabaría su vida.
Nunca fue fácil estar en sus zapatos y es que a una edad muy temprana debió abandonar toda esperanza de un joven adolescente para poder trabajar y sobrevivir, no se quejaba, siempre dijo que eso había fortalecido su carácter y es que trabajar en bares y lugares que no le gustaría recordar había dejado una huella bastante grande en todo su ser.
Últimamente se sentía con más ánimo, sonreía más y ya no deseaba que la tierra lo tragara, amaba equivocarse y aprender de sus errores aunque después pensará que pudo hacerlo mejor, como aquella vez que trató de defender a una mujer en el bar de un tipo gigante, aquella intromisión le costó un ojo morado y quizá un brazo roto sin olvidar el despido y la falta de su paga, sí, él creía que había sido un buen día, lástima que la señora de la renta no pensó lo mismo.
Ya no hablaba con sus viejos amigos pero, ¿Realmente lo habían sido? La realidad era que él tampoco los consideró eso, simplemente se categorizaba como un "lobo solitario" o esa era la explicación que solía dar del tatuaje que llevaba con orgullo en su brazo, sin embargo, la verdadera razón era que la hizo una noche de borrachera cuando le llamaron informando que su abuela se había ido.
Aquella noche había conocido al que sería su Salvador y tiempo después su hermano mayor, no se arrepentía de haber tomado su mano para que éste lo arrastrará por las oscuras calles hasta una pequeña casita —"ve a ducharte, apuestas"—, le dijo el desconocido dos años después ya vivían juntos. Hoseok fue quien le consiguió ese trabajo en la cafetería COFFEE decía conocer al dueño y no mintió, pero Jimin supo al tiempo después que este conocía mucho más que el nombre y el trabajo del tipo.
Las cosas empeoraron al tiempo después, sin embargo es algo que no comentaría con nadie y tampoco lo haría, no necesita que más personas tengan lástima de su miserable situación o que Hoseok se preocupase más de la cuenta, bastante había hecho por él y estaría eternamente agradecido.
Aquella mañana de lluvia había recibido la notificación de sus exámenes, la culpa invadió su cuerpo y es que le estaba ocultando algo muy grande a su amigo, pero según él lo hacía por su bien.
Tomó sus pantalones y una playera que estuviera lo bastante limpia, también sacó ropa interior de una caja bajo la cama porque el dinero lo estaba ahorrando para otra cosa, tomó una ducha lo bastante corta como para no exceder el gasto del agua y aunque Hoseok siempre le decía que no era necesario, para él simplemente era lo correcto.
En la silla estaba su fiel amiga y más preciado recuerdo, la bufanda roja que su abuela le había tejido con tanto amor, tenía uno que otro punto corrido y la lana ya estaba desgastada, pero lo único que le quedaba de la mujer que dio todo por él, envolvió su cuello y la piel picó al tacto con el material, más solo duró unos minutos, tomó sus llaves, celular y se fue.
Una vez en el lugar saludó al secretario y a unas cuantas personas, algunas acompañadas y otras en soledad —Park Jimin— llamaron y él sólo escuchó la puerta cerrarse.
Treinta minutos después su piel estaba pálida y sus ojos llorosos, y no reparó en lo que pasaría si salía al balcón, la lluvia mojó su rostro y cabello y el no podía sentirse peor, quizá pescaría un resfriado y por su culpa Hoseok enfermaría, por lo que una vez más ahogó sus penas y colocó la mejor sonrisa y se marchó.
Estaba apunto de llegar al elevador cuando las puertas se estaba cerrando —¡ESPEREN!— gritó y es que no podía esperar el maldito aparato y tampoco bajar por las escaleras, su pie no estaba en las mejor de las condiciones, hizo un último esfuerzo y sonrió cuando vio los estúpidos espejos, luego de unos instantes se percató del hombre a su lado que solo dejaba ver sus ojos y cabello rubio —¡ERES EL CHICO ESCAPISTA!— afirmó y es que la semana pasada el hombre le había causado una inmensa ternura con esos ojitos de gatito apunto de soltar lágrimas mientras mordía con fuerza su labio, intentó calmarlo pero el muchacho ya había corrido muy lejos de aquel lugar, Jimin lo espero cada mañana en incluso tardes pero no apareció y realmente se sentía emocionado de tenerlo ahí que incluso saltaría sobre su cuerpo, sin embargo toda emoción se esfumó al ver el temblor en el cuerpo del chico —¡hey! ¿Te encuentras bien?— preguntó pero el chico no respondió, solo se alejó de él todo lo que el reducido espacio del elevador le permitía.
Cuando la campanilla sonó, el chico salió lo más rápido que pudo del elevador dejando a un extrañado Jimin, sin darle más vueltas fue a su puesto de trabajo Jungkook estaba atendiendo una de las mesas, aquellas chiquillas se veían contentas y apostaría que más de alguna querría pedir el teléfono del pequeño niño, lástima que le iban las pollas.
—¿Cómo te fue?— preguntó el chiquillo una vez a su lado, Jimin bufo y es que ¡No tenía respeto alguno por su persona! —que te dijo el médico— siempre era la misma preguntó y siempre tendría la misma respuesta.
—No dijo nada nuevo— dijo mientras abrochaba su delantal y tomaba la pequeña libreta junto con el lapicero, sabía que el chiquillo insistiría todo el día pero qué le iba a decir "sí, fíjate que me ha dado meses y nada más".
No, él no deseaba eso y por lo mismo mantendría su boca lo bastante cerrada.
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Caramel Macchiato (Y.M)
Cerita PendekY aprenderé a vivir, por ti, por mi, por nosotros... Hasta aquel último aliento, hasta que tu piel deje de sentirse cálida y finalmente tus ojos terminen de cerrarse... Te amaré... Historia 💯% original NO sé aceptan copias ni adaptaciones Capítulo...