CAPÍTULO 5

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Luego de aquel café y las pocas palabras que había cruzado, Yoongi comenzó a frecuentar un poco más aquel edificio donde se encontraba su cafetería preferida, antes solo lo hacía después de sus sesiones pero últimamente asistía por lo menos dos veces más, lo que era un gran logro para su persona y la fobia social que lo atormentaba desde que era un adolescente de no más de 15 años, Jimin era agradable y sabía como hacerlo sentir cómodo, además no podía negar que le agradaba en demasía que el hombre le regalara uno que otro postre cuando él solo pedía un café y cuando se sentía lo suficientemente valiente un "Caramel Macchiato" acompañado de porciones de pasteles o galletas diferentes.

Hoy decidió aventurarse y tomar un taxi, había buscado la noche anterior una ruta diferente a la que siempre llevaba pues Jimin le había dicho que siempre era bueno probar cosas nuevas, en el último mes habían compartido por lo menos doce tazas de café y unas diez rebanadas de pastel, lo sabía porque llevaba la cuenta de aquello, más la de las galletas la había perdido en la numero quince, aprendió que a Jimin no le gustaban mucho las cosas dulces, sin embargo, amaba esas galletas raras rellenas de mermeladas que para su sorpresa eran muy ricas.

Cuando subió al taxi le pidió en estricto rigor que tomara la ruta más larga, incluso le entregó un pequeño mapa que había hecho, el chófer lo miró extrañado tras recibir la hoja que no era más que una servilleta arrugada con alguna que otra mancha, por que sí, había sido precisamente Jimin quien le había dado algunos nombres de los lugares que podía recorrer y en ese momento mientras el auto iba a una velocidad calmada, el tráfico estaba un poco pesado y no es como si quisiera que su primer paseo en taxi se terminara muy pronto, es que su mente comenzó a divagar en los últimos treinta y un días podía enumerar nuevamente los sucesos; uno, había conocido a Jimin (quien se había convertido en alguien importante en su pequeño círculo social), dos, había probado los mejores pasteles y galletas en toda su vida (que su madre lo perdone, pero ya estaba cansado de comer galletas quemadas), tres, su fobia social y ansiedad estaban siendo más llevaderas (ya no salía corriendo de la cafetería cuando esta estaba llena de personas, además siempre estaba Jimin para atenderlo), por fin sentía que pertenecía a un lugar, que tenía personas en quien confiar y aunque el tiempo fuese poco, el de cabellos negros se había convertido en una persona importante.

El auto se detuvo frente al enorme edificio al cual ya le tenía un poco de aprecio, sí, estaba Namjoon en el, pero también estaba COFFE y estaba Jimin y eso pesaba mucho más que la primera razón, agradeció y pagó al hombre lo que correspondía, quizá un poco más por la amabilidad del buen señor cuando le devolvió la servilleta con su mapa, caminó lento hasta llegar a la puerta, y miró hacia dentro, no estaba tan llena como otros días, por lo menos podía ver una que otra mesa desocupada, quizá era por la hora pero para Yoongi nunca estaba demás una taza de café, abrió despacio pero la campanilla delató su llegada, en el mesón se encontraba la chica que antes lo atendía, ya no traía el pelo morado si no que lo llevaba de un tono rubio muy similar al suyo, la chica lo saludó más el simplemente movió su cabeza respondiendo.

¿Está Jimin?— preguntó y por primera vez en años su voz no titubeó, hubiera estado lo bastante feliz como para ponerse a saltar por toda la tienda pero si era sincero estaba más concentrado buscando a su amigo.

Su turno acaba de terminar— respondió la chica mientras atendía a otro cliente.

La campanilla volvió a sonar y segundo después su brazo fue jalado con suavidad, el tacto lo asustó y quiso soltarse con brusquedad, más cuando escuchó la voz de su compañero de café se tranquilizó, y eso era lo que más le gustaba de Jimin, el hombre tenía el mismo efecto que la cafeína en su sistema, quizá era porque en su ropa siempre estaba impregnado aquel aroma, o por las miles de galleta que lo había hecho degustar, inclusive por las rebanadas de pastel que sacó sin permiso de su jefe, solía decir "cortesía de la casa" mientras imitaba la voz de algún mayordomo de estas películas estadounidenses, bastante malas a su parecer o porque siempre lo escuchaba sin interrumpir para decir "y con eso... ¿cómo te sientes?".

En cambio Jimin no podía dejar de reír ante la tierna escena de un Yoongi completamente nervioso para luego morir con la pequeña sonrisa que le dio, había sido un mes duro, el rubio era una persona especial, lo había sabido desde el primer instante que lo vio correr y luego en el elevador, le encantaba su personalidad tan retraída pues sabía que cada que yoongi sonreía o hablaba fluidamente es porque se sentía lo bastante cómodo como para mostrarse tal cual era, lo supo desde el primer momento en que sintió que debía hacer algo no para que las personas disfrutaran del mayor, si no más bien para que este aprendiera a disfrutar para él y solo para él, después podía ir sumando a sus más cercanos y finalmente terminar comiéndose el mundo entero. —Te estaba llamando desde afuera—.

Bien, los planes habían cambiado rotundamente y puede ser que Yoongi se sintiera un poco asustado, no es que desconfiase de Jimin, pero no solía salir tan tarde de casa y menos a comer, pero el menor se había empeñado a llevarlo a uno de los mejores lugares de comida rápida después que se enterara que no había comido una hamburguesa desde que había terminado la escuela, era una de sus comidas chatarra favoritas, pero no era muy entretenido comer con Mr. Mustache observándolo como si estuviese cometiendo un delito.

Para su agrado Jimin buscó una de las mesas más alejadas sin embargo no aislada, habían pocas personas al rededor lo que no era tan agobiante y lo agradecía, la comida era excelente según informaba el de cabellos negros y el plus de todo esto es que también preparaban café, no tan bueno como el de COFFEE pero era degustable.

y bien Yoongi, cuéntame de ti—...

Caramel Macchiato (Y.M)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora