VII. Heaven Sent

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•1991•


~Noviembre~

Sentí que había terminado de sanar heridas, decidí dedicarle más tiempo a Donald Dokken. Llamándolo un día a su casa, se alegró de escuchar mi voz.
-.Hermosa, que gusto saber de ti. No esperaba esta sorpresa.-
-. Igual me alegro oírte Don, escucha, sé que ha pasado tiempo pero, ¿Quieres salir por un café?.-
-. Nada me hará más feliz. No creas que ya me rendí.-
-. Sentí que si, te veré este sábado ¿De acuerdo?.-
-. Con gusto, yo mismo te iré a ver a tu casa.-
-. De acuerdo, te esperaré en la noche.-

~Más tarde~

No sabía qué ponerme para la ocasión, quería estar lo suficientemente guapa para él, así que, después de una hora buscando algo chulo, finalmente me decidí por un vestido negro,  ligeramente arriba de las rodillas, y unas zapatillas del mismo color, mi pelo estaba peinado con mucha clase. Él vendría a las 8 de la noche, así que preparé algo de café, bocadillos y, por si la ocasión lo requería, traje algo de vino.

Llegó y, tras saludarme, me acarició la mejilla. <<.Contrólate Laura>> pensé mientras una sensación de euforia me invadía por dentro. Cerré la puerta y le invité a sentarse en el salón, y a tomar ese café del que hablamos.

Cada minuto que pasaba era un tesoro, le conté parte de lo que había pasado en Francia, los cambios positivos que noté en mi hija, y aunque me preguntó por mi relación con Vincent, de la que estaba enterado, le mencioné que ya había terminado, y no en los mejores términos.


-. Es un idiota, no solo por ocultarte lo de su familia, sobre todo por dejarte ir, más de una vez.-
Acarició mi mejilla.

-.Tal vez lo mejor era no haber ido.-

-.Yo te hubiera raptado.- bromeaba, claro, su risa era encantadora.

-.Don, eres un amor, cualquiera me mandaría al diablo al saber que fui con Vincent a Francia y tras tanto tiempo de cortejarme.-

-.No, entiendo que tenías que cerrar un ciclo con él. Y me gustas desde hace mucho.- se acercó más.
-. Don, estás consciente de que me forjé cierta reputación ¿no te importa?.- rio con ternura, mostrando comprensión.
-. Yo también tuve una época salvaje. Pero lo dejé atrás también. Resulta más escandaloso cuando eres rockstar.- asentí con la cabeza tímidamente.
-. Y aún así no te rendías conmigo.-
-.Sería un loco si no estoy con una mujer tan especial como tú.-
Nos besamos y en ello se fue la luz. Quise buscar alguna otra fuente de iluminación, pero me detuvo de la mano y volvió a unir nuestros labios. Estando en la sala nos recostamos, de modo que quedara encima mío. Lo siguiente ya se lo imaginarán.

Don, he echado de menos tu tacto.- dijo mientras le abrazaba con ternura.

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Salimos una y otra ocasión, no tanto para tener sexo y cada que estuviéramos calientes, sino como una cita de verdad, para conocernos a profundidad, es un ser sensible lleno de poesía en su corazón, misma que le sirvió para componer tantos grandes éxitos.

En una de las noches en que mirabamos las estrellas en el jardín, tapados con una manta en el futón colgable oyendo rock en su tornamesa, me tenía abrazada y se me ocurrió besarlo con cariño, duró bastante ese beso.

-. ¿Y eso a que se debió?.-

-.Don, lo he pensado y quiero estar contigo, éstos meses juntos han sido mágicos y estoy enamorada de ti.- engrandeció los ojos de asombro seguido de una sonrisa.

Crónicas de los 80s: Glam nightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora