Capítulo 8 - Cubo

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15 de julio de 1979 (noche)

Volvemos al lugar donde Bucky y Antorcha sufrieron un misterioso accidente. Jim se encuentra tumbado en el suelo; él está empezando a recuperar el conocimiento. Mientras su visión se va haciendo más clara, reconoce al chico que está mirándolo atentamente con una expresión de preocupación en su rostro.

- ¡¿Jim?! – inquiere Bucky.

- Estoy bien, joven James. Al parecer sufrí un desperfecto en mi sistema que lo obligó a apagarse temporalmente. Si no reiniciaba todo mi sistema, mi mente podría haberse visto alterada. – señala Jim.

- ¿O sea que podrías haberme atacado?

- Probablemente – afirma Jim, de repente observa detenidamente a Bucky - ¿Te encuentras bien?

- Sí, no te preocupes por mí – señala Bucky – entrené con Steve para poder caer de grandes alturas; además, por si no te percataste - menciona mientras señala el suelo - hay nieve en el suelo así que eso amortiguó la caída.

- Ya veo – asiente Antorcha - ¿Cuánto tiempo me quedé inconsciente?

- Más o menos 5 minutos – menciona Bucky mientras ve su reloj. - ¿Quién crees que haya lanzado el ataque?

- No lo sé, pero estoy seguro que es alguien muy peligroso. – menciona Antorcha preocupado.

Antorcha analiza rastros del enemigo con un escáner incorporado en la vista, pero no encuentra a nadie que esté cerca.

- Sabía que harías eso, James – susurra una figura deforme con una voz siniestra desde la oscuridad mientras emite una risa psicótica.

Paralelamente, el príncipe Namor ya se encontraba en la base. Era un lugar bastante tétrico y fácilmente podría verse como un refugio, pero el atlantiano había adquirido la suficiente experiencia como para discernir que ese lugar era una base del Axis, posiblemente de naturaleza subterránea.

Namor, como orgulloso guerrero que es, no hace intento alguno para ocultarse; es más, se acerca al lugar volando, gracias a las alas que salen de sus tobillos. Los soldados no tardan en detectarlo, así que empiezan a dispararlo, el susodicho esquiva fácilmente estas balas.

- Me conocen como el príncipe submarino – señala – Pero eso no significa que sea más débil ni en el cielo ni en la tierra.

- ¿Qué eres? – inquiere un soldado asustado.

- Eso es algo grosero de tu parte – suspira Namor, no disimula para nada su enojo. Él tiene unas ansias de acabar con toda esta base, pero no ataca, pues sabe que un camarada suyo podría encontrarse en este lugar.

Lo siguiente que Namor realiza es entrar al lugar antes que los soldados puedan siquiera hacerle un rasguño. Una vez dentro, empieza a escuchar unos gritos provenientes de una de las habitaciones. Él está casi seguro de que esos gritos provienen de su compañero, Charles Xavier. Así que se apresura en llegar hasta allí, ya no le importa si las balas llegan hacia él, tampoco es que esas balas puedan hacerle daño, lo único en lo que podía pensar era en salvar a su amigo. Mientras se acercaba, podía escuchar las risas de Red Skull, y el odio de Namor iba creciendo hacia éste. Los gritos y risas se intensificaron hasta llegar a un punto máximo; repentinamente, ya no se escuchaban los gritos, y el atlantiano temía lo peor.

Al llegar al cuarto del que provenían los ruidos, Namor busca desesperadamente con la mirada el lugar en el que Xavier se encontraba, podía ver diversos objetos quirúrgicos, médicos con rostro temeroso, un aparato celeste que brillaba intensamente, y una silla en la que se encontraba el muchacho. Xavier estaba pálido, había perdido todo el cabello, probablemente producto de la experimentación, y yacía inconsciente en el lugar.

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⏰ Last updated: Sep 02, 2020 ⏰

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