- ¡¿lady Elizabeth?! –Gritó casi al borde de un colapso.
-Pero... ¿cómo pudieron? –Cuestionó con los ojos llenos de lágrimas. -¿Cómo pudiste? –Continúo volviendo la mirada a su esposo que estaba petrificado frente a ella.
Adeline trato de salir a prisa de aquel lugar, pero el marques la detuvo sosteniéndole por el brazo.
-no debes contarlo a nadie. –Le ordenó
-quíteme sus manos de encima. –Respondió la joven soltándose mientras huía a toda velocidad.
Bajó las escaleras sin siquiera darse cuenta, arrojó la peluca al suelo y se subió al coche que aún le esperaba <<a la mansión de los Shepard>> ordenó intentando ahogar sus lágrimas.
***
-¿Qué haces aquí a estas horas y porque traes esa ropa de servidumbre? –cuestionó su tía al verle pasar la puerta.
La chica intento explicarse, pero no le salían las palabras, tenía un enorme nudo encallado en su garganta, subió hasta la recamara llorando incontrolablemente.
-¿qué ocurre querida? –Insistió la condesa entrando a la habitación tras oír su sollozar.
Adeline le conto todo lo que había descubierto con cada detalle.
-me siento tan tonta, ¿cómo no pude darme cuenta?, ni siquiera sabía que no era su auténtica madre. –Prosiguió hundiendo su rostro entre la almohada.
-no aparenta la edad suficiente para serlo, ¿acaso nunca lo cuestionaste?
-sí, pero él solo eludió mi pregunta. Ahora entiendo la razón...
La realidad radicaba en circunstancias precedentes. Lady Elizabeth contrajo matrimonio con el aquel entonces marques de Bradford Alexander Lowell, dos años antes de su trágica muerte, dejando al joven William como heredero del prestigioso título y a su hermosa esposa viuda; los dolientes buscaron consuelo uno en el otro de la forma más inapropiada posible, ella se escurría entre sus sabanas cuando las velas por fin se apagaban y él no se negaba al enorme placer que le producía, su exquisita belleza y sensualidad lo mantenían absorto, se convirtió en algo más que una aventura, necesitaban encontrar la mejor manera de ocultar ese amor inconcebible para la sociedad y de paso mantener su preciada reputación intacta, idearon un riguroso plan que se basaba en apreciarse como "familia" ante la gente, así evitarían las sospechas y finalmente casar al joven con la damisela más ingenua que pudiesen encontrar...
La pobre chica se sentía usada, ultrajada, confundida; había pasado de ser la "afortunada esposa de un lord" a solo un objeto de distracción para todo Bradford.
***
- ¿ahora qué voy hacer? –Preguntó a su tía con ojos llorosos.
-debes exigirle un heredero. –Respondió fríamente sin vacilar.
- ¿pero que está diciendo? –Cuestionó con el ceño fruncido.
-no te puedes divorciar solo así y echar a perder todo mi esfuerzo. Contestó mientras se incorporaba. –"Necesitas un heredero" –recalcó marchándose.
La joven se empezaba a cuestionar si había valido la pena, no quería decepcionar a su tía después de todo lo que hizo por ella, pero tenía el alma destrozada, el corazón vuelto añico.
Todo lo que un día soñó, todo lo que una vez imaginó...
Se quedó dormida en un mar de lágrimas, exhausta de tanto llorar. Cuando abrió los ojos ya habían pasado un lapso de 32 horas y tenía una paño húmedo colocado en la frente.
-Por fin despiertas, debes comer. –Le sugirió su tía ordenado a la mucama que le sirviese un poco de té.
–Mi padre, debo ir a ver a papa. –Balbuceó tratando de incorporarse.
-aun no, todavía estas muy débil. –Le detuvo la condesa.
-es que... mi padre...
-no permitiré que te vayas sin antes solucionar las cosas con tu marido. –Le interrumpió decidida a no ceder.
Adeline espero la oportunidad precisa para escapar sin que lady Marion se enterase, se vistió con ropa que llevaba en su valija escurriéndose por el pasillo con el corazón en las manos, pero cuando estuvo a punto de salir de la mansión, recordó que no llevaba consigo el dinero que le urgía para la medicación de su padre, así que decidió devolverse con la esperanza de hallar aquel cofre donde la condesa guardaba para sus ostentosos vestuarios.
Con ayuda de una mucama, se aseguró que la dama no estuviese por los alrededores, moviéndose ágilmente hasta llegar a la recamara, revolvió entre los primeros cajones mirando hacia la puerta cada milésima de segundo...
Escuchó la voz de su tía tararear mientras se acercaba...
Por fin encontró el cofre en la última gaveta del tocador, pero estaba cerrado "¿y la llave?" pensó mientras continuaba hurgando entre sus cosas, la dama se acercaba aún más...
"Por todos los santos", tuvo que agazaparse detrás del almario hasta que la condesa decidiera salir, divisó la pequeña llave en una esquina del techo del mobiliario, tomo el dinero suficiente y le dejo una nota a su predecesora.
Finalmente suspiro cuando avanzaba de camino a su pueblo...
***
-Mi lady –le susurro el lacayo. –Ya hemos llegado –continúo despertándole, se había quedado inevitablemente dormida.
Adeline pudo reconocer el coche del doctor Joseph Addison estacionado cerca de la residencia, una extraña sensación revolvió su estómago, no sabía la razón, pero empezó a correr sin más hacia la morada, encontrándose con unos cuantos parientes que la observaban, sentía que daba pasos en cámara lenta, como si su mundo se paralizara, entro a la habitación de su padre que yacía rodeado por sus cuatro hermanas...
¡Papá... papá... aquí estoy papá! Gritaba la joven desesperadamente mientras se acercaba a su lecho ¡ya estoy aquí! repetía abalanzándose a su cuerpo.
<<No puede escucharte>> manifestó Eliza <<está muerto>>.
Nota de la autora: como agradecimiento a tanto amor y apoyo, les estaré subiendo el siguiente y ultimo capitulo de esta historia, espero que lo disfruten...
pd: no olviden dejar su voto y comentario en este capitulo, es muy importante para mi. los leo.👀❤
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Ensueño. Una comedia entre prosa.
Novela JuvenilAdeline es una joven pueblerina llena de ambiciones que lucha por encajar en la alta sociedad. William es el distinguido Márquez de Bradford en busca de su nueva marquesa. Ella se cruzará en su camino, arrastrando con sigo un sinfín de escandalosas...