Mi mejor amigo y yo.

1 - El obsequio.

Hoy un día como este me sentía totalmente feliz, hace tiempo me había puesto a pensar en ayudar a todos los chicos y chicas que estudiaran en mi instituto ya que estábamos  en un país difícil y se nos complicaban más las cosas... Los precios subían, no había dinero suficiente para comprar la comida necesaria, ya podía sentir que estábamos por parecer pobres.

Eso me ponía muy mal, ya que siempre escuchaba como los padres de aquellos niños empezaban a discutir tranquilamente con la directora del instituto diciendo que ya no les pagaban como antes, que no tenían lo suficiente como para pagar el colegio y pensar que ya estaban por rendirse y atreverse a sacar a sus hijos del instituto para que no estudiaran para su futuro... Eso me ponía demasiado mal, por lo tanto desde que escuché a aquellas personas, me dí la idea de ayudarlos a todos los de mi colegio, sería un peso menos para los padres.

Ya cuando tenía mucho dinero, el cuál era mío propio, podía hacer lo que quisiera con ello. Así que me puse a hablar con la directora, le explique lo que quería para estos niños, ella insistía con que no gastara mi dinero por ayudar a los demás.

- No, lo siento, pero no pienso dejarte hacer esto, es demasiado - Dice mientras se sienta en su escritorio - No podría pensar que una jovencita como tú gastó millones por ayudar a los demás.

- Vamos profe, le aseguro que me queda más, no me quedaré sin nada. Además, quiero que los niños sigan estudiando para que así logren llegar a la vida que quieren en un futuro - Hice un puchero para que aceptara la cuál no pudo insistir más.

Hubo un momento de silencio el cuál se me hacía un poco incómodo y finalmente se rompió el silencio, pensé que tardaría más.

- Está bien, pero con una condición - Dice señalándome - Que esto resulte bien - Asentí, al instante sonreí.

- Gracias profe, le aseguro que no se arrepentirá - Digo muy emocionada y ella me sonríe - Bueno, con permiso, tengo mucho que trabajar.

Después de hablar con ella, llamé a mis guardias quienes nunca apartan su vista de mí, les conté y su reacción fue más que clara, quedaron asombrados al saber que estaba a punto de obsequiar la mitad de casi toda mi fortuna, la mitad porque siempre me queda más.

Ellos se pusieron a entrar en cada uno de mis bancos y fueron pagando el año completo de cada niño, me sentía aliviada con saber que los padres dejarían de tener tanta preocupación por el futuro de sus hijos.  Los miembros del instituto también estaban ayudando, ya que eran demasiados también me puse a ayudar.

Ya se ha hecho de noche, tengo unas carpetas que me había dado la directora con los nombres de los niños, de que grado eran y demás... Mis guardias no han parado ni una mano, si quisiera se mueven para tomar agua, eso me preocupa, que estén muy concentrados en lo hacen.

Veo que la mayoría tiene mucha sed, por lo que voy a la cocina y traigo una bandeja teniendo encima un vaso de agua para todos, lo cuál me agradecen. Se sienten exhaustos, ya los ojos se les van y cuando veo que ya hay uno por quedarse dormido, me levanto inmediatamente y les digo a los muchachos que paren un momento.

- Chicos, de verdad muchísimas gracias por ayudarme, han pasado todo el día y toda la noche en esto - Sonrío - Pero creo deberían descansar y mañana continuamos con lo que falte, además casi terminamos, deberíamos descansar un rato por lo menos - Todos se quedaron asombrados cuando tome las dos últimas carpetas que faltaban por pagar, parecía mentira que termináramos casi todo en un día, es que eramos muchos así que íbamos rápido.

- ¿Que? - Dije cuando todos pusieron la mirada fija en mí y uno de mis guardias empieza a hablar.

- ¿Cuando pasamos de estar en eso... - Señala las demás carpetas que ya estaban listas para entregar, ya pagadas - a llegar a esto? - Me señala con las carpetas en la mano.