CuandoAlex abrió los ojos lo primero que vino a su mente fue el recuerdo de lo sucedidola noche anterior. Frank se había quedado dormido con su brazo rodeando el cuerpo de Alex, quien se había desplomado sobre su hombro, boca abajo. Alex tuvo la necesidad de tomarse un momento para asimilar lo que había pasado, al principio tuvo un pequeño sentimiento de arrepentimiento, pero luego se relajó, se convenció a sí mismo de que lo que había hecho no era algo malo, finalmente suspiró sonriendo.
Acarició el pecho de Frank con la mano que tenía sobre él, cerró los ojos y soltó una pequeña sonrisa inconscientemente, recordando lo rudo y al mismo tiempo comprensivo que había sido, sentía sus caderas adoloridas pero no era nada grave.
Frank estaba despertando, su primer movimiento fue levantar su mano para ponerlo sobre la cabeza de Alex y acariciar su cabello. En ese momento Alex sintió que pertenecía ahí, se sintió pleno y feliz.
-Buen día, mi pequeñín –Dijo Frank, con una voz ronca y perezosa.
Alex no respondió, sólo se dedicó a dejar pequeños besos en el cuello de Frank, sin ninguna intensión sexual, sólo dándole cariño.
-Creo que conmigo te vuelves mucho más cariñoso de lo que realmente eres –Sonrió con los ojos cerrados, disfrutando.
-No sé por qué lo dices –Alex se hizo el desentendido. Frank rió.
-Admítelo, fuiste muy arisco conmigo cuando me conociste, y también con los chicos de Calvaland ¿Qué diría ese Alex del que está desnudo en mi cama dándome besitos?
-Probablemente le mataba a puñetazos –Sonrió.
-¿Entonces admites que te pones mimoso conmigo? –Lo miró divertido.
-Tal vez –Ambos rieron, para luego unir sus labios.
Se quedaron un rato más dándose cariños en la cama, y pronto decidieron que ya era hora de levantarse y vestirse.
-¿Has visto mi playera? –Preguntó Frank, vestido totalmente, a excepción de su torso. Alex rió levemente.
-Creo que la dejamos afuera –Frank soltó una sonrisa de lado.
Ambos caminaron afuera de la casa. Alex no se equivocaba, allí estaba la playera de Frank, abandonada a un lado del río, con toda la emoción de ayer Frank pudo haberse olvidado incluso de su nombre, pues teniendo a Alex entre sus brazos de esa forma nada más le importaba.
La tomó, la sacudió y se la colocó. Le costaba creer que su pequeño había aceptado quedarse a vivir con él, y además que hayan tenido sexo, eran dos objetivos que parecían muy lejanos y difíciles. No podía estar más feliz, por lo que se acercó a Alex, quien estaba tranquilamente observando su reflejo en el río y deslizando sus manos por su clavícula, y lo rodeó por la cintura.
-¿Todo en orden? –Preguntó, poniendo su cabeza entre el hombro y el cuello de Alex.
-Te dije que no me mordieras –Intentó sonar molesto, pero estaba de demasiado buen humor como para no sonreír.
-Sólo fue una marquita, y ni siquiera es tan grande, pequeño, algún día te marcaré como es debido –Dijo, intentando excusarse. Alex rió y se volteó para mirarlo de frente- Pequeño, dame un beso –Pidió Frank.
-¿Y por qué no sólo lo haces tú? –Preguntó sonriendo divertido.
-Porque hay veces que necesito comprobar que el chico más hermoso del mundo me corresponde -Alex le dio una suave cachetada amistosa, sonriendo.
-Deja de decir eso.
-Pero es la verd-mh... -No pudo continuar, pues Alex había rodeado su cuello con sus brazos y lo había besado con mucha actitud.
ESTÁS LEYENDO
Forastero | Staxxby en Karmaland
Hayran KurguTodos viven felices en la comodidad del pueblo de Karmaland, cada habitante convive plenamente con sus vecinos bajo la protección de los dioses, claro que con algunas travesuras de por medio pero sin problema alguno a final de cuentas. Todos prosper...