One

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Un día normal para los habitantes de Storybrooke era algo desconocido, ya apenas recordaban no tener problemas. Cuando no era un ser del inframundo se trataba de una maldición sorpresa o de una bruja loca; en este caso se trataba de la pérdida de memoria de Emma Swan y Regina Mills, memoria selectiva; tenían sus recuerdos borrados, especialmente los hacía cuarenta y ocho horas, cuando en la cripta de la alcaldesa, durante el eclipse de luna que ensombreció la localidad a medio día, alguien se había presentado ante ellas. ¿Qué había pasado entonces?, ¿de quién se trataba?.

Tras los consejos de los Charming y del señor Gold, aun estaban más perdidas. Fueron los consejos de Bella los que las habían llevado a la biblioteca municipal. Por alguna razón aquello había sucedido y debían averiguar el motivo.

Biblioteca municipal

-Estoy cansada-, dijo Emma cerrando un libro mientras dejaba caer su cabeza sobre su brazo, apoyado en una mesa oscura. A su lado una torre de libros ya revisados.

-Te quedarás dormida así, ¿quieres irte a casa?-, le sugirió Regina desde el otro lado de la mesa, comprensiva, sabía lo terca que era su amiga. Emma abrió uno de sus ojos, Regina le sonrió.
-No te preocupes por mí-, la rubia recuperó su postura bostezando. Observó los quehaceres de la morena mientras apoyaba una de sus manos en su mejilla -¿Ves algo interesante en ese libro?-, asomó parte del rostro entre sus dedos, sus ojos azul claro la miraban con esperanza y cansancio.

-Es tan solo otro libro más de seres extraños, algo desconocidos para mí, ¿sabías que el grifo tiene su origen en...

-Sí, en la mitología de Oriente medio-, dijo aburrida la rubia, ella había ojeado como tres libros del mismo tema. -¿No tienes ningún hechizo que...

<pom pom>

Un sonido se escuchó al fondo de uno de los pasillos de la biblioteca, las chicas se miraron, y en alerta se acercaron hacia donde había provenido. En mitad del segundo pasillo observaron un libro de cubierta verde desgastado tirado en el suelo. 

Ojearon a su alrededor esperando tener compañía pero esto no sucedió. Estaban solas.

La morena se puso en cuclillas y recogió el libro; en su portada se veía la silueta de una persona sin detalles, en color blanco y sucesivas personas idénticas a ella a cada cual más transparente. La sheriff se acercó a observarlo por encima del hombro de la alcaldesa, -¿alguien nos envía una señal?-, esbozó un gesto de intriga; la morena no pudo esperar a abrirlo mientras se ponía en pie y empezaba a leerlo en silencio dejando a su amiga en suspense; a la alcaldesa le gustaba ese juego de superioridad e inocencia, con la sheriff todo era más divertido.

-Según este libro-, carraspeó, -nuestro aquí y ahora no es algo único e indivisible.

La ceja de Emma llegó a límites insospechados mientras colocaba sus manos en su cintura, cuestionándola.

-Y eso significa que ...

-Que hay realidades alternativas- Regina pasó de página, -y que la nuestra sólo es una de ellas. Esta página habla de una Tierra 2, Tierra 3 y así sucesivas hasta Tierra 21, conocidas-, comentó mientras paseaba el dedo índice por otra página haciendo una lectura rápida.

-¿Conocidas por quién?-, la rubia trató de asomarse al libro pero Regina se giró, de espaldas sonrió.

-Alejandro Chionetti, el autor de este libro. Según él... -, Emma la cortó y le arrebató el libro de la manos a Regina que falsamente enfurruñada se cruzó de brazos y le dio paso a que siguiera leyendo, pero ante el silencio de Emma ésta la ayudó, -cuarta línea-. Sonrío con desdén.
Emma irguió el rostro, su mirada era segura, sentía que ahora ella tenía el poder, otro juego al que le gustaba jugar, -nuestra Tierra es Tierra 1, el origen, dimensiones paralelas viven a partir de la nuestra, serán otros paisajes, otras personas, aunque las mismas son-, Emma frunció el ceño ante sus propias palabras. –No entiendo...

Tierra 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora