¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Se encontraba ahora en su cama, observando la televisión, el programa no llamaba su atención pero que más hacía, el dolor poco a poco iba pasando, aunque no por completo, simplemente quería mejorar para largarse de una vez, aunque le dolía dejar la ciudad por el taller que tanto le gustaba.
-¡Almando! -decía el pelirrojo entrando con una sonrisa a la habitación del otro-
-Chaval no grites por dios
-Peldona, peldona
Sin más comenzó a curar las heridas que tenía su compañero , detestaba verlo de aquella forma, le dolía demasiado ya que quizá sin saberlo este se había vuelto el sol que ilumina su vida, Armando simplemente lo estaba ayudando a curar sus heridas aunque que claro, no lo había notado o al menos no completamente.
-Yun gracias por quedarte
-Sabes que siemple estale pala ti, sin impoltal que -una sonrisa se pinto en su rostro-
El ojiverde sentía como si su corazón se fuera a salir de su pecho, amaba la sonrisa del pelirrojo, tan lentamente había caído en aquellos encantos. Yun se sentó sobre la cama junto al otro, no decían nada sólo observaban el televisor.
-Glacias pol todo
-Pero si no he hecho nada por ti
-Pelo es que si haz hecho mucho pol mi Almando
Volvieron a quedar en completo silencio y más tarde Kalahari salió de aquella habitación, se dirigió hacia su habitación para tomar una ducha ya que en la tarde debía hacer un trato, iría junto a Juanjo, simplemente quería acabar ya con todo, estaba cansado simplemente, aunque comenzó a pensar en la propuesta de Armando simplemente se había puesto nervioso al no saber que responder a aquello, porque por una parte si quería escapar con él, pero por otra parte tenía miedo de hacerlo lo ponía nervioso el saber que podría suceder. Salió de la ducha y se dirigió hacia su armario y busco la ropa que siempre ocupaba, una camisa blanca, la corbata negra, unos pantalones del mismo color, su máscara de elfo y un chaleco antibalas, salió de su habitación y se dirigió hacia donde guardaban las armas, aún no podía sacarse de la mente s Armando.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
