Comprobó la hora una vez más mientras terminaba de tomar la taza de café que se había preparado como único desayuno, pero a Purpurina parecía no afectarle en lo absoluto su estado de ánimo porque comía su ración con total tranquilidad.
Esa noche había visto pasar cada una de las horas. Falto de sueño mientras pensaba en la conversación que había tenido con su cuñado y en lo que debía hacer si no quería continuar teniendo problemas en su matrimonio. Había llamada a Carolina hacía tan solo unos minutos para que acordara una reunión con Luis apenas llegaran los dos a la agencia. Pensaba solucionar una parte de su problema en cuanto estuviera en la oficina y después seguiría con el resto.
—Vamos, Purpurina —la llamó, caminando hacia la puerta—. Sube al coche, tenemos que trabajar y conseguir que a mamá se le pase el enfado.
Ella ladró en respuesta, casi como si lo entendiera, y obedeció su orden sin ninguna objeción facilitándole el inicio del día.
—¿Se puede? —Apareció Luis al abrir la puerta, asomándose un poco para dejarse ver.
—Pasa, por favor —accedió, haciendo un gesto con su mano para invitarlo a sentarse—. Carolina, ven, por favor —dijo levantando el teléfono. En apenas segundos, su asistente entraba con su cuaderno en la mano—. Siéntate, voy a necesitar que nos ayudes en algunas cosas.
—Por supuesto, señor, estoy a sus órdenes.
—Bien —Asintió satisfecho.
—De acuerdo, Alonso, ¿cuál es la urgencia? —Tomó de su cajón algunas revistas que había comprado de camino a la oficina y se las entregó, esperando con paciencia que leyera los titulares y portadas que daban la exclusiva—. Entiendo —Suspiró—¿Tuviste problemas con tu esposa por esto?
—No exactamente, pero no quiero que vuelvan a publicar chismes y mentiras como estas.
—Lo entiendo. ¿Quieres que investiguemos quién fue?
—Sí —respondió con firmeza—. Carolina, encárgate de buscar todas las noticias que tengan titulares parecidos y me localizas a los periodistas que los hayan escrito, ¿de acuerdo?
—Sí, señor —Asintió, anotando todo lo que acababa de decirle—. ¿Algo más?
—Por el momento, no. Gracias, Carolina, puedes retirarte.
Sin hacerse esperar, se levantó del sillón y caminó con rapidez hacia la puerta. Al quedarse a solas con Luis, decidió tocar el tema importante.
—Ahora, quiero que sepas que decidí delegar el caso de Alison Baker en alguien más —La cara de Luis no pudo ocultar la sorpresa, pero estaba seguro que no preguntaría sus motivos—. Sé que probablemente no lo apruebes, pero es lo que considero justo para con mi esposa y mi familia.
—Si es lo que crees que debes hacer, yo no tengo problema. Desde el principio supe que este caso te tocaría más de lo debido —Suspiró, recostándose en su asiento y aceptando en silencio que su socio tenía razón—. En esta ocasión, siento que es lo correcto.
—Yo también —afirmó—. No pienso retirarme de él, pero sí quiero delegarlo. Supervisaré todos los pasos y avances, solo que ya no quiero tratar con la señorita Baker.
—Tu esposa está celosa, ¿verdad?
—Lo está —confirmó en un susurro—, pero, aunque no lo estuviera, no es agradable para ninguno de los dos todas las mentiras que están diciendo sobre nosotros.
—Claro, tienes razón —lo apoyó—. ¿Quieres que yo me haga cargo?
—Por favor. Te lo agradecería mucho.
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Eterna Tentación #BilogíaTentación
Storie d'amoreLuego de cerrar el caso que los unió, Regina y Alonso deciden instalarse en Ciudad de México para iniciar una nueva etapa en sus vidas. Felices, tranquilos y llenos de trabajo, disfrutan cada momento y cada día junto a su hijo. Ese pequeño que es el...