Des-Cansar

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La mafia no estaba pensando bien, eso lo tenía claro y lo estaba usando a su favor, la sed de venganza los orillaron a tomar decisiones erráticas y sin Nadando su fuente de estrategias el grupo había quedado cojo, por eso habían decidido ir sin helicóptero, para no hacer ruido, sin alguien con un franco porque según ellos un tirador en los muelles del norte no tendría ninguna cobertura, sería una emboscada rápida para la que los otros no tendrían preparación y esperaban quedarse con alguno vivo para sacar información, robarles armas, drogas y contactos pero si no se daba la oportunidad la simple venganza valdría la pena, o al menos era eso lo que habían pensado.

Gustabo decidió junto a Manolo hacer perímetro alrededor del muelle evitando que alguno diera alerta y abatirlo antes de que eso ocurriera mientras los demás buscaban un punto para ingresar.

La noche estaba fría, sentía la bruma de mar llegarle por los orificios de la máscara, incluso con la boca cubierta por la tela alcanzaba a sentir el sabor a sal. Gustabo iba con su mano firme en el mango de la pistola, con su dedo en el gatillo; el frío y la tensión le hacía temblar la mano de vez en cuando, en ocasiones levantaba su arma apuntando a la cabeza de Manolo para que cuando el primer disparo diera inicio la bala saliera sin retraso, sólo necesitaba un segundo y a tan poca distancia y con Evo desprevenido la probabilidad de acertar el tiro era alta.

El primer disparo se escuchó junto un montón de gritos desde adentro del galpón del puerto, a ellos se le unieron los demás, junto con el disparo que dio directo a la nuca de su ex compañero, ya había caído uno, esperaba que los demás siguieran el mismo rumbo y que los de la meta no fueran unos pringados y supieran hacer su trabajo.

Al acercarse más hasta el sitio donde se suponía debía estar la reunión vio a un hombre cojear tratando de huir, llevaba aquel traje negro y camisa blanca que los identificaba como parte de su grupo, sobre su cabeza la máscara de un diablo, su segundo disparo en esa noche fue al pecho de Emilio que cayó tras el impacto. Sus manos seguían temblando, estaba plantado afuera de la puerta, esperando, si a los cinco minutos no escuchaba algún disparo sería momento de ingresar.

Pero la espera no fue necesaria, a su móvil había llegado el mensaje de la victoria que algunos esperaban y caminó hasta adentro del lugar, lo primero con lo que se encontró, fue con un cuerpo sangrando probablemente ya muerto, su vista fue hacia el centro, la luz encendida y un cuerpo de rodillas rodeado de un grupo de hombres.

— Dale el dinero a la rata — Gustabo tenía claro su papel, tenía claro que ese era el rol que había interpretado en esa ocasión, a sus manos llegó un maletín con bastante peso y no necesitaba abrirlo para saber qué era lo pactado, que el trato estaba hecho y que su alianza con ellos daba por finalizada.

— Muchas gracias por todo señores, les diría que espero verlos de nuevo, pero la verdad es que pienso irme de esta ciudad lo antes posible, les deseo la mejor de la suertes como la nueva cabeza del crimen. —

— Hijo de perra, rata de mierda — La voz de Xiaomi clamaba su atención y Gustabo pensaba dársela antes de su muerte, era lo mínimo que podía hacer por respetos al difunto, porque para el rubio ese hombre ya estaba muerto, se podría considerar hasta un alma en pena.

Pero él también tenía algo para decir, su mirada no iba a ser lo último que el chino tendría de él.

Caminó mientras atravesaba la barrera de enmascarados que rodeaban al chino, esas palabras habían estado rondando en su mente desde que había tomado su decisión y el tenerlas tan cerca y apunto de saborearlas lo obligaba a soltar un sonrisa involuntaria.

— Horacio está vivo y te manda saludos. — de cuclillas, junto a su oído y en apenas un susurro, la frase que sabía a gloria salió de su boca y de respuesta sólo obtuvo un escupitajo en la cara y un intento de golpearlo que fue frenado por el culatazo de uno de los hombres enmascarados.

Des-Inhibition || IntendentePlayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora