Mi egoísmo

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Alessandro ha crecido en la casa de escritores. Desde que puede recordar, se ha sentido en obligación de no cortar la rama artística en la familia. Aunque, adora la forma en la que su tío Pol se ve con respecto a los negocios, fantaseaba con un trabajo, con ser el heredero de la empresa comercial Petrelli. Sin embargo, lo ocultó, y finalmente la empresa será heredada a Sabrina Petrelli, hija única de Pol Petrelli y su esposa.

¿Cómo inició la mentira?

La tercera discusión que sus padres tuvieron fue la más peligrosa. La mujer a la que su padre le estaba enseñando a escribir y triunfar, había realizado una sucia jugada para hacerle creer a Blue que su esposo le era infiel con ella. Recuerda el horror que se vivió en la casa, normalmente lo enviaban a casa de los tíos Fiore, para no envolverlo en aquel ambiente tan tenso. Escribió una historia que encontraron sus padres bajo su almohada y ambos estaban tan orgullosos de tal talento temprano, que la supuesta separación fue cancelada.

Sus siguientes años se resumieron en cursos aparte de la escuela, cursos de escritura, ortografía, redacción, de comprensión. Tan arduo trabajo, pero para mantener a sus padres orgullosos, haría lo que fuese. Eso fue hasta que se mudó con sus amigos, nuevamente, sus padres no se estabilizaron con algunas temas de su matrimonio. A decir verdad, ya era un poco molesto.

Alessandro había intentado llenar vacíos que se mantienen ahí. No es el único, lo sabe, Avery parece más hundido que él, pero ambos se mantienen en ma misma profundidad si ves de una forma más interna.

La última clase del día finaliza y sin Enzo se siente un poco fuera de lo normal. Camina detrás de Ambrose, el único de los siete que tiene una relación de más de cuatro años con una chica del instituto. Su nombre es Dakota, y a ninguno de los seis restantes le agrada. Sin embargo, mientras Ambrose fuese feliz y la arpía no lo engañara, ellos apoyarían al chico en sus decisiones.

-¿Entonces? ¿Se cancelará nuestra salida de siempre para esta noche? -cuestiona Avery, acto seguido, hace explotar la bomba de mascar que había formado. Alessandro asiente-. En ese caso, no llegaré a casa esta noche.

-¿Acaso tendrás una aventura candente? -Alessandro le codea un poco juguetón y Avery hace un ademan-. Creces tan rápido.

-Y mucho más atractivo.

-Cariño, por favor. Aunque te hagas guapo, no podrás igualarme nunca. Soy el gran Alessandro Petrelli, ¿Lo comprendes? -ladea una sonrisa y Ambrose trata de no apoyar a su amigo con un comentario romántico, por la presencia de su novia ahí mismo-. No te enojes, simplemente acepta la verdad.

-Besame el culo -Avery responde.

-Gustoso de hacerlo, ¿Aquí o en privado?

Ríe.

*
Es narcisista. Lo sabe. Lo sabe porque se considera mejor que cualquiera de sus amigos, lo sabe porque considera que su belleza no se compara a la de nadie, porque se enfada cuando no es el centro de atención al menos dos veces al día, se enfada cuando lo recibe halagos por cada mínimo detalle. Lo sabe, lo sabe tanto que lo apacigua de una forma incorrecta.

Alessandro pasa sus manos sobre los pechos de la chica que suda sobre su cama, su lengua saborea el jugo de aquella zona privada y ella se retuerce bajo su cuerpo. Gime tanto, incluso en aquel pellizco propinado en su pezón. La vista que ella tiene sobre aquellos ojos depradores la hace temblar, repentinamente en vergüenza de haber sido la presa de aquel espécimen. Se siente tan embriagadora la fragancia natural de Alessandro, que jadea cuando vuelve a la vida real.

-A-alessandro-

-¿Mhm? -murmura, besando sobre el abdomen de ella, ladrando una sonrisa a medida que sube. Viendo cómo tiembla, sintiendo los latidos y la humedad de ella que ahora empapa el abdomen de él, las piernas abiertas, el roce.

Después del ArteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora