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Después de un rato más con la familia, Friedrich dio a expresar que el debía seguir su camino, y toda la familia se levantó para saludarlo. Igualmente, el saludo que más importó fue el que vino al final, el de Jo March "Si alguna vez visitas California me encantaría verte". Todos los demás presentes escuchaban la conversación "No se si eso pasara, pero gracias igualmente". Hubo un momento en que los dos se quedaron mirándose, uno al otro, sin saber que hacer más que eso. Ese transe fue roto por el profesor, que le dio un beso en la mejilla a la mujer, y diciendo adiós, agarró su maleta y salió de la casa.

Cuando Jo cerró la puerta y se dio media vuelta, se encontró con toda su familia mirándola expectante. Sienna y Laurie estaban tratando de contener la risa. "¿Que pasa?¿Porque me miran todos así?" dijo Jo sin entender en lo más mínimo, "Que hombre maravilloso, espero que algún día vuelva, es un gran amigo mío". Fue en ese momento en que Sienna explotó "¡Por dios papá!¡No estaba aquí por ti!". Todos miraron rápidamente hacia la rubia "Jo, lo amas". Su hermana la miró horrorizada "No, no lo hago".

"Si, si lo haces. Soy la mitad de lista que tu, pero hasta yo se que lo amas, se ve tan simple" aclaró Amy, apollando a Sienna. Esta se dio vuelta y le preguntó a su papá "¿Es que ella no lo ama?". El asintió con la cabeza "Es un buen instinto el que tienes hija, definitivamente ella lo ama". Después, ella se volvió de nuevo hacia Jo "Nunca te había visto tan feliz, ¿Que más puede ser amor si no es eso?". La mente de Jo estaba tan mareada como un océano en tormenta, pero de a poco ella iba viendo de lo que sus hermanas estaban hablando.

Una idea asomó por la cabeza de Sienna March "¡Oh! Necesitas ir tras el. ¡Amor prepara los caballos! Podemos alcanzarlo antes de que se suba al tren". Laurie asintió con una sonrisa en el rostro y Meg exclamó que ella iría también, para después salir a buscar su abrigo. Los ojos de Jo se abrieron como platos "No, no. No voy a ir a ningún lado". Esta vez fue Amy la que habló "Claro que irás, iremos todas, última palabra". Esta fue a agarrar el abrigo de su hermana y se lo tiró bruscamente.

"Nunca creí que prepararía un carruaje para que Jo March persiguiera a un hombre, pero no puedo decir que me desagrada la idea" y con un rápido beso en los labios de su esposa, Laurie salió de la escena. "¡El se muda a California!" pero ese comentario no era una escusa para ninguna de las hermanas "¡Oh por dios! El pobre estaba prácticamente rogando por una razón para quedarse". Y aunque Jo siguió dando escusas, como que llovía afuera, ya ni ella se las creía, y Meg, Amy y Sienna se la llevaron escaleras arriba para "prepararla".

Las risas se podían oír desde a fuera del carruaje, a pesar de la lluvia. Meg sostenía a Jo de los brazos para que no impidiera que Sienna y Amy le terminaran de agarrar del cabello. Todo esto en un mar de risas. Cuando divisaron la estación de tren, Sienna gritó junto con Meg al chófer que parara el carruaje ahí, mientras Amy le gritaba a su hermana que saliera de este y fuera tras su hombre. Jo, ya más decidida que nunca, prácticamente saltó de su medio de transporte y caminó rápidamente hacia la entrada de la estación.

Desde el carruaje gritos de alegría y emoción se podían escuchar de las tres hermanas, que miraban en puro deleite como su hermana corría tras el hombre que ella amaba. A pesar de la lluvia, las chicas podían ver la escena perfectamente. Jo caminó hacia entrar a la estación. Por un minuto se decepcionó profundamente al ver que Friedrich no parecía estar en ella, pero un grito la hizo dar vuelta "¡Jo!¡Jo!". Definitivamente esa voz solo correspondía a una sola persona; Friedrich Bhaer. Con una sonrisa gigante en el rostro caminó rápidamente hacia el.

"No quiero que te vayas.....¡Quédate por favor!" le dijo ella, ya toda mojada por la lluvia, pero para el preciosa "¿En serio?". Jo sonrió aún más "¡SI!". El profesor no podía creer lo que escuchaba, se lo había imaginado tantas veces que ya no confiaba en que fuera verdad "¿Quieres que me quede?". La chica supo que tendría que volver a repetirlo "¡Si!¡Quiero que te quedes!". Un poco en común Laurie y Friedrich tenían, ya que los dos tenían sus propias inseguridades "No tengo nada que darte". Quedaba más que claro que a Jo, eso era lo último, para no decir que no le importaba, que era de su importaba.

"Mis manos están completamente vacías" ese fue el momento culmine de la conversación. La chica tomó las manos de el entre las suyas y lo volvió a mirar "No están vacías ahora". Y nada más importó, ni que el paraguas estuviera bajo y dejara que la lluvia los empapara o el resto de la gente a su alrededor. Los dos parecieron llegar a un acuerdo mutuo, ya que se acercaron rapidamente, y se fundieron en un largo beso mientras se agarraban uno al otro. Este era apasionante, y aunque Jo nunca lo admitiría, digno de un beso final para el personaje principal de una de sus novelas.

Festejos se desataron dentro del carruaje al ver que las dos siluetas negras que se reconocían como Jo March y Friedrich Bhaer se unieron en una sola, y todas estaban bastante seguras de que no era solo un abrazo lo que los dos se estaban dando. Sienna se alegró infinitamente porque su hermana, la que despreciaba el matrimonio y cualquier tipo de cosa relacionada con el amor, había encontrado para si misma su propia cuota, pero no pudo evitar que sus pensamientos volvieran hacia la persona de su esposo, y ella bajara la vista para mirar su anillo de bodas.

Jugando con el con su dedo, terminó por descubrir que aunque le gustaría que Beth estuviera con ella, en estos momentos ella no podía ser más feliz. Recordó el momento en el que el mismo Laurie se arrodilló ante su persona y le dijo que él quería casarse con ella, preguntandole tambien si quería casarse con el, a pesar de que ni si quiera había pasado una semana completa desde que se habían declarado oficialmente, y Sienna le dijo sin dudar que si. Recordó el beso interminable que se habían dado al finalizar la pequeña ceremonia de casamiento, y todos los que vinieron después en su noche de bodas.

Así fue como ella llegó a la conclusión de que tenía la urgencia de besar a su esposo, y que no podría esperar mucho más. El carruaje, de vuelta, andaba demasiado lento para su gusto, y el tiempo hacia su destino; los brazos de su esposo, parecía ser interminable. Su corazón empezó a later de manera acelerada cuando ella pudo distinguir la casa de los March a lo lejos, y se preparó para salir. A penas este paró y Sienna divisó a su esposo esperando pacíficamente pegado a uno de los costados de la puerta principal de la casa, con el objetivo de no mojarse mientras lo hacía, ella no pudo evitar en ser la primera en salir y correr hacia Laurie.

El, al ver que la mujer a la que adoraba corría hacia el con una sonrisa enorme en su rostro, no pudo evitar levantarse de su apoyo y salir en su alcance, sin que le importara que la lluvia lo mojara. Laurie la atrapó rápidamente y la besó con fervor, el también habiendo extrañado a su amor después de tal emocionante travesía. Así estuvieron por un rato, hasta que, gracias al aire, tuvieron que separarse. Con una sonrisa los dos se miraron.

"¿Como terminó la expedición?" Le dijo el chico mientras tomaba a Sienna de la cintura. Ella giró su cabeza y le señaló a Friedrich y a Jo saliendo muy felices de la mano del carruaje "¿Como crees?". Volviendo a poner su atención en el, la rubia tomó de los cachetes al chico "Te amo mucho". Laurie le sonrió de oreja a oreja, no importaba cuántas veces el la escuchara decirlo, su corazón se aceleraba cada vez de la misma forma, como si fuera la primera vez "Yo también". Fue en ese momento en que Sienna se dio cuenta de que los dos estaban empapados "Deberiamos volver a casa, ¿Verdad señor Laurence?". El peli negro volvió a besarla, esta vez muy rápido y castamente, para después tomarla por el brazo y enrollar el suyo en el de ella "Tiene toda la razón, señora Laurence".

Sienna March 《Little Women》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora