(¿Hate?) Love [Catradora]

Capítulo 11.5

El ritmo de la música se podía sentir en los latidos de cada invitado presente, el jugueteo entre las luces mareaba levemente la vista, pero el ambiente festivo era perfecto.

Algunos mayores conversaban en el porche delantero de la cabaña, tomando algunos tragos preparados por la "barman", Mermista, mientras otros se encontraban dentro, conversando en el sillón o en la cocina preparando los aperitivos.

Los adolescentes se reunieron en su pequeño espacio en el segundo piso.

—¿Han visto a las chicas?—preguntó Melsy a sus amigos que estaban con ella sentados fuera de las carpas.

—No, en realidad—respondió Ethan, acomodando sus mechones de cabello caídos. El castaño llevaba una chaqueta de cuero sobre una remera negra, acompañando con jeans rotos. Zeka vestía una camisa blanca con un pantalón negro, pero destacaba su moño gris a cuadros en su cuello; Asher vestía formal sin llegar a lo elegante con una camisa azul con los primeros botones abiertos y un jean negro.

El trío de chicas comenzó a salir de las habitaciones, recibiendo las miradas de los antes mencionados.

—¿No es demasiado?—. Se acercó Nahomi al azabache, acomodando su pollera—. Siento que me vestí demasiado...

—No...—respondió de golpe, llamando la atención de la ojiceleste—. N-No... Estás perfecta...

—Oh—. Nami no esperaba una respuesta tan... abierta de parte de su "amigo", por lo que la atrapó por sorpresa.

—¡Ethan! ¿Qué crees? Siento que me maquillé mucho—preguntó la castaña con una sonrisa a su confidente, quien intentaba fingir indiferencia ante la repentina cercanía.

—Sí, te maquillaste mucho—respondió sonriente, haciendo obvia burla a la menor, recibiendo un golpe en el bazo de parte de Teela. Bee los miraba curiosa. El pequeño brillo en los ojos de su amigo no eran normales, no eran el de todos los días, lo que llamó su atención. Perdida en su cabeza, recapacitó en la persona que le hablaba.

—¿Miel?—. Giró repentinamente. Ese apodo sólo lo habían usado dos personas en su vida, lo que la alteró debido a que ninguna se encontraba allí en ese momento—. ¿Mel? ¿Todo en orden?—. La pelinegra observaba a la ojiesmeralda con curiosidad de lo que pasaba por su cabeza.

—Oh... sí. ¿Cómo me dijiste?

—Mel... ¿No te agrada?

—No, nono, no es eso... Debí escuchar mal...—. Rió levemente mientras rascaba su nuca de nervios. Su cabeza le había jugado una mala pasada frente a la chica por la que su corazón saltaba, lo cual no podía ser peor. Una vez acomodó sus pensamientos, observó a la mayor de pies a cabeza sin ningún descaro.

—¿Es mucho...?

—En absoluto—respondió con un leve sonrojo en sus mejillas—. Estás preciosa.

El grupo decidió bajar las escaleras para integrarse a la fiesta que recién había comenzado, donde habían adultos por todas partes. 

—¿Y esto?—preguntó Nahomi, corriendo hacia la mesa principal. Habían vasos con bebidas de distintos colores, lo que sorprendió a todo el grupo. Les habían dicho que no ofrecerían alcohol en su fiesta, por lo que aquellos vasos eran altamente sospechosos.

—Son cócteles—respondió Mermista, haciendo aparición por la puerta—. Los que están en la mesa son para ustedes, no tienen alcohol y son deliciosos—guiñó el ojo, para terminar retirándose a su lugar en la pequeña barra improvisada en el porche.

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—¿Entonces? ¿Por dónde empezamos?—cuestionó la rubia con una sonrisa, observando a sus amigos en la ronda.