Mi primer impulso fue ir y darle un abrazo pero, como si no estuviera allí, lo atravesé y no puede llegar a tocarle. Me giré y vi como Michael empezaba a materializarse de nuevo.
No puede ser.
¿Michael está muerto?
- Michael, ¿Por qué no puedo abrazarte? ¿Qué te ha pasado? ¿Qué te han hecho? - y sin más empecé a llorar. - ¿Has.... Has muerto?
- No Daphne, no he muerto. Sigo vivo pero me queda muy poco tiempo de vida. Sigo en esa puta casa. La policía ha entrado pero no me han encontrado, los únicos que pueden encontrarme sois vosotros. Ella me ha traído aquí. Quiere que vayáis de nuevo pero te pido, os pido, que no vayáis. Por favor, Daphne. No. Si vais moriréis. Ella quiere acabar con vosotros y me está usando para que volváis a la casa.
-Michael, no digas gilipolleces. Pensamos ir a por ti mañana mismo. Y si no, iré yo sola. Esa hija de puta no va a poder conmigo.
En ese momento tras de mi escuché una risa, demasiado dulce para ser de hombre pero demasiado madura para ser de niñas de 7 años. Ella.
Me giré pero no vi nada.
-Daphne, lo tienes delante, pero por favor no le mires a los ojos.
Inconscientemente subí la mirada. Vi lo mismo que en mi sueño. Un rostro a centímetros del mío con los ojos totalmente rojos. De un momento a otro mi ventana se abrió. Moví mi cabeza hacía esa dirección solo un instante y cuando volví a mirar hacia el frente. Ya no había nada.
- - - - -
Al día siguiente me levanté, más cansada de lo normal. Posiblemente porque no puede dormir en toda la puta noche.
Fui al baño, me quité la ropa y me metí bajo la ducha. Empecé a enjabonarme el pelo y tras él, el cuerpo. Todo iba normal hasta que llegué al pie derecho. Me escocía con el contacto del jabón. Miré hacia él pié y en el había una gran mancha roja. Como si de una quemadura se tratase.
Michael.
Salí y envolví mi cuerpo en la toalla. Me miré en el espejo durante un rato.
De un momento a otro mis ojos empezaban a ponerse rojos hasta el punto en el que no podía distinguir ni la pupila. Empecé a gritar. Mis ojos ardían.
Me tiré al suelo mientras chillaba y agarraba mi cabeza. Entonces mi padre llegó.
- Daphne, ¿Daphne, hija que pasa? - preguntó asustado mientras me agarraba de las muñecas para que pudiera mirarle.
- Mis ojos... Me arden... Están rojos... - gritaba mientras más lagrimas caían por mis mejillas.
Luke, Calum y Ash también subieron. Se quedaron en la puerta, inmóviles, sin saber que hacer mientras yo lloraba como una energúmena en el pecho de mi padre.
- - - - -
Me encontraba en el salón, ya me había tranquilizado y me había vestido. Tras unos minutos llorando pude volver a verme en el espejo y descubrir que todo había sido producto de mi imaginación aunque me pareciese bastante real en ese momento.
Les conté lo de anoche y lo del baño, él porqué empecé a gritar como una loca. Mi padre, Luke, Calum y Ash escuchaban atentos, sin hacer preguntas a todo lo que decía.
Se mostraban sorprendidos pero sabía que me creían. Es más por si las dudas les enseñe el pié con la quemadura producida por Michael.
Cuando terminé el único que hablo fue mi padre.
- Ni se os ocurra volver. Daphne te conozco, ni se te ocurra. Mandaré de nuevo a otros oficiales para que registren la casa. Pero a vosotros ni se os ocurra. Tenéis terminantemente prohibido volver, ¿de acuerdo?
Todos asentimos.
Cuando se fue nos miramos entre todos y no hicieron falta palabras.
"Eso no te lo crees ni tú, papá."
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No le mires a los ojos | Luke Hemmings
FanfictionUn pueblo del norte de Phoenix. Una casa abandonada con millones de leyendas. 5 chicos que sin querer se ven atrapados en ella por salvar una vida inocente. - Daphne, lo tienes delante pero por favor, no le mires a los ojos... ...