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Chenle lo había llamado hace un par de minutos para que fuera a recogerlo, no estaba para nada cerca del mayor pero no dudo ni un segundo en prender el motor de su auto y partir. Se estacionó momentáneamente frente a la empresa donde trabajaba y le envío un mensaje avisándole que lo estaba esperando.

Una cabellera negra se asomó por la puerta buscando su auto con la mirada y en cuanto lo vió corrió nervioso hasta entrar en el.

Se dedicaron sonrisas dulces el uno al otro y antes de que pudieran verlos se fueron de allí, la mano izquierda de Jisung sostenía el volante y la derecha acariciaba el dorso de la mano de Chenle, causándole pequeñas cosquillas y a la vez tranquilizandolo.

Luego de un buen tiempo conduciendo se pararon en una carretera alejada de la ciudad rodeada por la naturaleza, se recostaron sobre el pasto ignorando la humedad y tan solo disfrutaron del aire fresco del campo.

–¿No te sorprende? –Zhong irrumpió el silencio que lo mantenía nervioso.

–¿El qué?

–Ya sabes, que te haya llamado.

–Oh, te refieres a eso.

Suspiro algo cansado y le sonrió.

–Ya sabes que vivo en el futuro, sabía que llamarías tarde o temprano, caíste en mis encantos ¿no?

Jisung había conseguido su objetivo, el chino reía suavemente por su pequeña broma.

–¿Qué tal van las cosas con la empresa y Joy?

La emoción se fue en cuanto escuchó el nombre de su esposa y la sonrisa que había conseguido sacarle Park se esfumó en segundos. Deseaba decirle todo, que estaba harto, que cada día que pasaba su única motivación para seguir levantándose y viviendo en la monotonía era llegar a abrazarlo ¿pero cómo reaccionaría él?

Estaba asustado... otra vez.

Pero no se dejaría dominar por el sentimiento, ya no, todas las decisiones que lo habían llevado a donde estaba fueron impulsadas por el terror de decir lo que pensaba, y no podría seguir aguantando ni un minuto más.

–Igual de estresante, tenemos ventas anuales por millones de dólares pero mi padre sigue pidiendo más y más, y Joy... ni hablar, es otro dolor de cabeza, con sus mierdas de pareja, aparentando ser la esposa perfecta y obligándome a actuar con ella.

–¿Aún te amenaza con lo de vender su parte?

Chenle bufo de solo recordar lo estúpida que se veía siempre que lo hacía, por más que le dijera lo poco y nada que le interesaba ella siempre seguía.

–Sí, a mí no me importa porque de todas formas sería mil veces mejor tener un socio con el que no me obliguen a casarme, pero mi padre sigue insistiendo con lo de que es más fácil manipular a alguien emocionalmente dependiente.

Jisung volteó brevemente la cabeza para ver la cara del mayor, a veces olvidaba que tenía tan solo veinticinco, hablaban como alguien en la mediana edad acomplejado y harto de vivir, era triste.

Él disfrutaba de sus estudios en la universidad de artes de Seúl, hace poco comenzó a alquilar un piso diminuto pero lo suficientemente cómodo a un par de calles de su trabajo de medio tiempo, quizás no tenía los lujos que un dueño de una compañía poseía, pero se sentía tranquilo siendo independiente, podía dejarlo todo si quería y no habría nadie reprochándole.

Desde su adolescencia Chenle había sido adoctrinado para llegar a ser un empresario, su familia no era pudiente hasta que consiguieron arreglarle un matrimonio al chino a temprana edad y obtuvo casi por derecho la mitad de la empresa de los Park. Comenzó a administrarla mientras recibía clases de cómo hacerlo y seguía con sus estudios, soltando en el camino cualquier cosa que su familia considerara un distractor.

𖦹 ̤↵ 𝗟𝗘𝗧'𝗦 𝗙𝗔𝗟𝗟 𝗜𝗡 ! jichen ܵ 🏹 ཿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora