• Capítulo XXXIV •

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Raúl, se alejó lentamente hasta que salió de mi habitación.. 

Cada una de las palabras que le dije fue con dolor, nunca me llegué a imaginar que podría ser capaz de hacerlo, no se de donde saque tanto valor para ser semejante cosa.

Cada una de las palabras que me expreso me llegaron al corazón.

Lloraba de dolor.

— ¡No, no lo puedo dejar ir sería una estupenda idiota si lo hago!

Salí corriendo de la habitación, bajando las escaleras con apuro y desesperación, lo mire ya estaba por cerrar la puerta.

—¡Raúl! – Grite desde el último escalón, él volteo y me miro con los ojos llenos de lágrimas.

Nos quedamos viendo fijamente sin decir ni una palabra. Pero nuestras miradas decían más que un millón de palabras.

Corrí hacia él y lo besé con desespero y amor. Él me tomó en sus brazos haciéndome entrelazar mis piernas en su cintura.

— Yo no te quiero perder. — Susurre. — Perdón por lo que te dije, ni siquiera sé qué fue lo que de mi boca salió, perdón. 

— Tranquila, muñeca. – Dejó un casto beso en mi hombro.

— No te quiero perder, — Volví arrepentir pero esta vez, mirándolo a los ojos, — pero tampoco sé qué hacer.

— Yo te ayudaré a resolver eso y… — Lo callé con un beso. 

No quería hablar más de eso, no quería hablar de ese estúpido tema, no quería hablar solo quería sentirlo, sentir que no lo había perdido aún.

— Hazme tuya ya por favor. – Murmuré entre sus labios y él sonrió. — Te necesito, te necesito.

— Yo también te necesito como no lo imaginas.

— Te amo con la vida entera.

Estábamos llenos de sentimientos, los cuales se daban a conocer con solo un beso.

Me pego a la pared fría haciendo que mi cuerpo sintiera escalofríos.

Una de sus manos se metió debajo de mi camiseta causando que mi piel se eriza, entre torpes pasos subimos a mi habitación, le puse seguro a la puerta.

Quité su camisa con desesperación, estábamos desesperados por darnos amor.

Caímos a la cama yo arriba de él, podía sentir perfectamente su erección. Movía mi cadera lentamente incitadora, quito de mi camisa y acaricio mi cuerpo como si fuera primera que lo hacía, era tan delicado y dulce.

No quiero perderlo, no quiero alejarme de él. lo amo.

No se que hacer.

El me hizo sentir el amor de verdad y no hablo de sexo, sino de sentimientos, trato hacia mí persona, ternura, alegría, paz...

Quiero estar con él hasta que de el último suspiro o hasta que él me diga que ya no me quiere.

Besaba cada parte de mi cuerpo, dejaba pequeños chupones y mordidas en el, no nos disfrutábamos cada vez más.

Se movía despacio.

Sentía la conexión de nuestros cuerpos desnudos

•••

Las sábanas era lo único que cubría nuestro cuerpos desnudos.

Tenía mi cabeza apoyada en su pecho agitado, ninguno de los dos decía nada.

Un Amor Diferente A Los Demás. - [Re-Publicando] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora