Lo que no puedo cambiar

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Summary: Luego de los eventos en Whole cake, Judge le devuelve las emociones a sus hijos y las cosas se salen un poco de control.

Asumo que hay caos en la habitación desde el momento que abro los ojos: Ichiji está tirando de sus cabellos y Yonji lanza por los aires a un par de médicos que intentan sedarlo.

Asumo el caos, pero no lo que sucede conmigo. Los últimos acontecimientos llegan de repente y no deberían provocarme nada.

No deberían, pero lo hace.

Cejas rizadas y cabello rubio me golpean con fuerza en el estómago.

"Eres una falla que merece morir"

¿Qué fue eso?

''Nos preguntábamos cual sería el lugar más gracioso para que murieras''

Silencio

''No pelees o habrá sangre en East Blue''

Cállate

''Adiós, falla''

Cállate, cállate, cállate.

Sé que estoy hiperventilando cuando escucho las máquinas sonar con locura, los médicos se acercan con rapidez y ya no siento nada.

Solo el delicado aleteo de una mariposa posarse en mi mano.

***

Logro abrir los ojos con pesadez y trato de ubicarme. Me encuentro en mi habitación y hay un médico revisando unos papeles. Gira hacia mí mientras se acerca a paso veloz.

-¿Cómo se encuentra, Niji-sama?

No respondo enseguida, solo cierro los ojos y espero a que la jodida cabeza deje de darme vueltas.

-¿Dónde están mis hermanos? - Pregunto y la sorpresa pintada en su rostro es demasiado evidente.

- Los príncipes han sido trasladados a sus habitaciones y están físicamente estables- Responde solemne- ¿Usted cómo se siente?

- Tengo mareo- Respondo tajante- ¿A que se refiere con físicamente estables?

La pregunta parece incomodarle y, aunque desvía la mirada, termina por responder.

- Ichiji-sama no quiere ver a nadie y Yonji-sama está prácticamente catátonico, con signos vitales estables, pero sin responder a nada de lo que se le dice.

La garganta se me aprieta y la cabeza vuelve a darme vueltas.

¿Qué sucederá con nosotros ahora?

***

Han pasado un par de días desde que recuperamos la conciencia, deberíamos poder retomar nuestras actividades. Pero parece no ser el caso. Ichiji está siendo alimentado prácticamente como prisionero de lo insoportable que está y Yonji se niega a salir de su habitación. De alguna forma los entiendo, lo que sea que haya hecho padre con nosotros esta vez, me está volviendo loco y me hace sentir que no puedo controlar nada. Aún así, me niego a encerrarme, suficiente tengo con el encierro y la locura de mi propia cabeza.

Decidido, aparto las sábanas y salgo a los desolados pasillos. Empiezo a caminar sin rumbo fijo mientras pienso en que podría ocupar mi valioso tiempo. Ichiji me saltaría al cuello, Yonji no me hablaría. No estoy de humor para entrenar; tal vez Reiju, pero tengo el presentimiento de que no quiere verme.

Lo que no puedo cambiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora