—Nos vemos en la tarde hermano.
—Nos vemos mi querida hermana, no puedo esperar para nuestras lecciones de hoy
—S-si, yo tampoco puedo esperar... bien, me voy o si no llegare tarde.
—Cuídate, y cuidado con los extraños, que no se te acerque nadie... —nadie, nadie, nadie, nadie hermanita, nadie—
—Por favor... —ya una vez dentro del bus que toma para ir a su escuela, con voz tenue y un tanto desilusionada— despide me de Derek... —en un susurro, como si se lo dijera a sí misma— por, favor...
La mañana del martes fue algo más tranquila que la del día anterior, esta vez ningún desayuno terminó en la cara de algún desafortunado hijo, Derek solo recibió un golpe a mano abierta en la nuca por parte de su progenitora al demorarse demasiado en alisarse para la escuela, los gritos e insultos habituales no pasaron de las ya rutinarias palabras conocidas, y, aunque Daniela no pudo tomar su desayuno con su hermano menor, si lo hizo con el mayor, a pesar de que generalmente Arturo la molestaba preguntándole cosas muy personales cada que podía, esa mañana todo transcurrió en calma, si acaso una o dos preguntas sobre su día escolar anterior y nada más, como si no tuviera interés esta vez en entrometerse en la vida personal de su hermana para incomodarla, como si su mente estuviera en todo, pero a la vez en nada
—Bueno, ahh... ¿que se le va a hacer? —En su mente, un poco afligida y ansiosa por el día que le espera— hubiese querido ver a Derek en el desayuno, por lo menos para poder intercambiar cartas hoy, solo espero que no se haya olvidado de eso, pues con lo preocupado y despistado que se veía hoy en la mañana tal véz puede que alguien de la familia nos haya visto —comenzando a preocuparse— ay no, ay no, y si le dijo algo Arturo ayer en la noche antes de dormir, y si lo amenazó, o, y si Arturo fue quien resultó amenazado, por ma- por nuestra tutora o tutor, y si algo malo les pasa a los dos
Daniela estaba a punto de que sus nervios le jugaran una mala movida justo a medio camino, pero, por suerte, antes de salir de casa tomó el regalo que su hermano le obsequió la noche anterior, algo que sin dudas la relajo y ayudóa pensar mejor
—Muy bien, tranquilízate —se dijo a si misma en un leve susurro tratando de contener los ligeros movimientos nerviosos que hacía con sus manos y pies a la vez que sacaba de su mochila el chocolate aún envuelto parcialmente en papel de regalo— bien, bien... ¿Uh? ... ¿qué es?... ¡Oh! cierto, cierto, Derek me dijo anoche que había escrito algo en el reverso del papel...
Batallando un poco al tratar de desdoblar con cuidado el brillante papel morado y evitando romperlo más de lo que ya estaba, sus nervios y preocupación disminuyeron en cuanto reconoció uno de los casuales escritos de su hermano a manera de dedicatoria, sus ojos se abrillantaron y su mirada se centro en las letras inclinadas un poco hacia la derecha en un forzado intento de que parecieran cursivas, sus pies se quedaron quietos y sus manos dejaron de temblar y sudar.
Querida hermana, no hoy ni mañana, pero algún día....
Okey solo escribí eso porque resulto ser una bonita la rima, jaja.
—Eso no siquiera rima Hermanito —conteniendo una ligera risa siguio leyendo
Ok, en lo que estaba:
Querida hermana, no sé qué escribir, porque no hay forma de agradecerte la ayuda que me has dado, eres alguien grande, con mucho potencial escondido y un gran corazón, capaz de amar con más intensidad que el propio sol, me lo demuestras en cada gesto, cada palabra y cada mirada cuando hablamos de las cosa que te gustan o en el sasón que le pones a tu comida.
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HERMANA ¡TU ERES MI PROPÓSITO! (EN PAUSA POR CORRECCIONES)
Teen FictionDerek, 18 años, un chico normal que no tiene un propósito en esta vida. Daniela, 20 años, una chica normal que no es el propósito de nadie en esta vida. Tres hermanos, uno mayor y dos menores mas dos padre que no saben si quiera controlarse a ellos...