Countryside - Jimin x lector

Capítulo 11

Jimin empieza a acomodar todas las mesas del restaurante mientras yo empiezo a cocinar todo lo del menú. También anota cuál es el menú de hoy en una pizarra en la entrada del restaurante. Luego de más o menos una hora veo que se acerca a la barra para llamar mi atención.

- ¿Qué te parece?- volteo y noto que las mesas ya están ordenadas, así como la barra también. Ya todo está listo para los clientes.

- Está bien bebé.- Veo la hora en mi reloj.- Si quieres en 10 minutos abrimos.-

- ¿Estás listo?-

- Ya casi.-

Al abrir los clientes empiezan a entrar después de un rato y poco a poco se ocupan las mesas. Tal vez Clara y María tenían razón después de todo. Jimin viene a cada rato para pedirme los platillos o las bebidas que la gente pide. Unos clientes se sientan en la barra, así que los atiendo yo. Hay muchas personas que reconozco de la feria, pero también hay otras que no reconozco, seguro no son del pueblo. Luego de un par de horas, noto que casi no hay gente, así que le hago señas a Jimin para que se acerque a la barra.

- Vente a comer amor, yo continúo atendiendo.-

- Ah, gracias. Muero de hambre.-

- Buen provecho.- le pongo sus platos llenos de comida en la barra.

- Gracias cariño.- me da un beso en la mejilla y se pone a comer sentado en la barra, yo haciéndole compañía excepto cuando un cliente me pide otra bebida.- Amor, esto te quedó riquísimo la verdad.-

- Gracias amor, qué bueno que te gustó.-

- Ya terminé de comer, ponte a comer tú y yo atiendo, ¿sí? Buen provecho.- me dice mientras rodea la barra para acomodar su plato y darme un rápido beso.

Termino de comer y justo empiezan a llegar más personas. Acomodo mi plato y lavo algunos que están acumulados ya. Cuando termino veo que dos particulares personas se sientan en la barra y me saludan bastante entusiasmadas.

- ¡Hola T/NI!- dicen al unísono con sus sonrisas de oreja a oreja.

- ¡Clara, María! ¿Cómo están chicas?- les pregunto sonriendo.

- Estamos bien, pero miren ustedes. Este lugar es precioso. No puedo creer que lo hicieran en tan poco tiempo.- dice Clara mientras las dos examinan el lugar.

- Tampoco yo la verdad.- les digo tan sorprendido de nuestro progreso como ellas.

- Me encanta el ambiente, se siente como una granja moderna.- dice ahora María.

- Ay gracias, todo fue idea de Park.- Les preparo sus bebidas y les empiezo a servir los platillos del menú.

- Ay, parece que aquí tienes una vista perfecta de tu sexy esposo haciendo de mesero.- me dice María con una muy particular sonrisita justo antes de que venga Jimin por unas bebidas. Las saluda, les pregunta cómo están y regresa para seguir atendiendo.

- La verdad es que sí se ve bien sexy con ese delantal. ¿Quién se ve así, con un delantal?- les pregunto mientras admiro a Jimin trabajar. Demonios, se ve precioso.

- Amm, tú. Mírate. Te juro que ustedes son la pareja más sexy que he visto en mi vida.- dice María, mientras Clara sólo asiente porque tiene la boca llena.

- Aw, ustedes son las mejores chicas.-

- Y wow, esta comida te quedó riquísima. Me encantó. Aparte de guapo, cocinas increíble.-

- Uy no, esperen a que prueben los mochis que hizo Park.-

- Amor, ¿me puedes pasar dos estofados por favor?- me pregunta Jimin llegando a la barra.

- ¿A qué mesa?-

- A esa del señor gordito con la viejita simpática.-

- Ok, yo se los llevo. Tú tráeles mochis a Clara y María.-

Lleno dos platos de estofado, llevándolos a la mesa correspondiente y empiezo a atender a unos clientes que acaban de llegar. Voy por unas bebidas a la barra y veo que los tres se están riendo a carcajadas. He visto a Jimin más relajado estos días y eso en serio me calma. De alguna forma siento que todo va a estar bien. Seguimos atendiendo unas horas más; Clara y María se quedan todo el rato. Llega la hora de cerrar y saco una botella de tequila que compré en el pueblo sin que Jimin me viera porque sino seguro me hubiera regañado. Preparo cuatro vasitos y veo que Jimin se aproxima a la barra donde estamos los tres, sorprendido al ver la botella.

- Ay chicas, no se hubieran molestado, de verdad.- dice Jimin quitándose el delantal. Las dos me voltean a ver y yo les hago señas para que sigan la corriente.

- ¿Cómo que no? Hay que celebrar.- sirvo el líquido en los cuatro vasos.- Por su primer día exitoso del restaurante y por muchos más.- dice Clara levantando uno de los vasos. Cada quien levanta otro y brindamos antes de tomarnos el contenido completamente. Estamos un par de horas hablando y tomando hasta que dicen que tienen que irse. Así que Jimin y yo arreglamos un poco el restaurante, ordenamos todas las cosas. Le pregunto si tiene hambre y me dice que sí con un tono que parece que no ha comido en tres días. Aunque no lo puedo culpar, yo también muero de hambre. Empiezo a hervir agua para preparar ramen porque ya no tengo ganas de cocinar y nos sentamos a cenar.

- Wow, estoy exhausto.- dice Jimin luego de atragantarse el ramen.

- Sí, también yo. Estuvo bastante ocupado este lugar. Eso es bueno, ¿no?-

- Bastante. ¿Cuánto ganamos hoy?- empiezo a contar el dinero y hago una pequeña cuenta. Jimin mirándome expectante todo el tiempo. Después de unos 15 minutos, se impacienta.- Ay ya dime. ¿Vamos bien o no?-

- Bueno, si seguimos así, podremos poner las finanzas de la granja en números verdes en muy poco tiempo.-

- ¡¿En serio?! ¡Wuuuu!- grita Jimin súper emocionado.- Por cierto, no te quería atormentar con esto, pero ya que nos está yendo bien, ¿me puedo comprar un secador de cabello? Me es un gran desafío llegar al resultado que quiero sin uno.-

- Veamos cómo nos va el resto de la semana y si nos va bien, el domingo te compro el secador que quieras.-

- Mmm, tienes suerte de ser guapo y así salirte con la tuya.-

- Eso te lo podría decir yo a ti. Apenas tenemos un colchón y te voy a comprar un secador de cabello.- Se ríe, pero me da un corto beso en los labios. Lo bueno es que si seguimos ganando así, para el fin de semana ya vamos a poder comprar muchísimas cosas para hacer de la casa un lugar más acogedor para nosotros, así como también mejorar la granja. 

Apagamos todas las luces y nos dirigimos a la casa. Apenas entramos a la sala nos desplomamos en el colchón, Jimin completamente encima de mí y yo sin ninguna intención de hacer que se quite.