Omega Hermoso [[Stony]]

Capitulo 1

Capitulo I:

El demonio de hierro.

—Lo llaman el demonio de hierro, no se sabe con exactitud si es un beta o un alfa pero si sabemos que es un hombre muy peligroso y descartamos enseguida la posibilidad de que sea un omega por su fuerza—Steve observó los documentos con algo de interés —suele llevar algo que le cubre el rostro como una máscara y suele siempre estar armado dependiendo del contexto, si es para un asesinato lleva armamento y si es un conflicto callejero suele tomar lo primero que encuentra como palos o... —Stev achinó sus ojos acercándose a ver la única foto de él, suspiró frustrado.

—Tampoco se puede saber a qué raza pertenece ya que suele ocupar ropa holgada y es difícil saber realmente cómo es la figura de su cuerpo, si es curvilinea se sabría en seguida que es un omega—la pelirroja negó.

—es imposible que sea un omega, tiene mucha fuerza y sólo los alfas y betas pueden generar aquellas hormonas—Steve negó.

—no debes subestimar a los omegas, esa hormona la generamos todos simplemente que los omegas en menor cantidad pero eso no significa que un omega no pueda llegar a tener la fuerza de un alfa—Natasha se quedó en silencio.

—Bien, es difícil saber quien es lo hemos estado siguiendo desde hace cinco años y sólo parece salirse con las suyas—gruñó la alfa—es molesto, es como si estuviese burlándose de nosotros, solo asesina a alfas empresarios y alguno que otro alfa alcohólico—.

—lo se, debemos de tener cuidado...mas si esto involucra a los poderosos, tal vez se están matando entre ellos a propósito —la alfa golpeó la mesa.

¿Que eran los policías contra los grandes poderosos que manipulaban todo el país?.

Solo tenias dos opciones, caer muerto por luchar contra la corrupción o ser un perro de los poderosos empresarios y dejar que se salgan con la suya.

—¡Ya llegué! —gritó dejando su bolso en el suelo —¿Pepper? —habló en voz alta buscando a la colorina por todos los lugares de la casa hasta encontrarla dormida dentro del armario, suspiró apenado y la cargó hasta la cama.

—debiste de estar asustada,¿no es así? —la cubrió con algunas mantas y se dirigió al baño, mirándose fijamente en el espejo—no tienes de que temer-sonrió tomando un pañuelo y humedeciendolo —ahora soy fuerte—limpiando la sangre de sus manos y ropa —y nada ni nadie te va a lastimar, te lo aseguro —hizo una mueca de asco —estúpidos alfas de mierda y su sangre pegajosa—se comenzó a quitar la ropa dejándola en la lavadora y con un pijama de conejito se fue acostar junto a la omega que dormía profundamente, abrazo su cintura y sonriendo cayó dormido.

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