Perfecta Casualidad (CAMREN)

Capítulo 65.

LAUREN POV.

—Esas fueron las propuestas, si alguien tiene alguna objeción estoy atenta a escucharlos —les dije mirándolos a todos y con Joey a mi lado.

— ¿Usted va personalmente a fotografiar mi edificio? —esa era la voz de la chica rubia que no dejó de verme en todo el tiempo que hemos estado aquí y no me gustaba su mirada.

—Tenemos gente que se encarga de eso, y ya llegando aquí yo me encargo de que se procesen para publicarse en internet o en el periódico.

—Pero mi empresa es una de las más reconocidas del país, me gustaría que alguien profesional como es usted fotografiara en persona e incluso le pagaría extra por ir hasta allá —miré a Joey y él sólo se encogió de hombros, no podíamos negarnos frente a los clientes.

—Todos aquí son profesionales pero claro, iré yo misma y no se preocupe que no tiene ningún cargo extra.

—Entonces por mí no hay ningún problema, para mí todo queda claro y espera mi parte para tu empresa.

—Muy bien.

Seguimos hablando y todos aceptaron que fotografiáramos sus edificios junto con todo mi personal que para eso, a excepción de la rubia que quería que fuera en persona y como soy profesional, debía ir y poner el ejemplo. Todos empezaron a salir y como si la hubiera invocado, la rubia de ojos azules se puso detrás de mí.

—No me presenté me disculpo, mi nombre es Cara Delevingne —estiró su mano para que yo la tomara.

—Lauren Jauregui —estrechamos nuestras manos y ella me miraba fijamente, me empezaba a sentir incomoda y quería correr a revisar mi teléfono para saber de mi novia pero ella no se iba.

— ¿Cuándo se pasa por mi empresa?

—No lo sé, tengo libre el viernes y la próxima semana también.

—Pues el viernes será, nos vemos Lauren.

Y salimos juntas y fui por mi teléfono para revisar los mensajes que Camila me había mandado. Mierda, ya pasaba más de una hora desde que me mandó el mensaje así que decidí llamarle. Tercer tono y nada.

¿Estará enojada?

Me fui hasta mi oficina para pedirle a Liz que me programara la cita con la rubia pero no estaba, así que mejor entré y encendí mi ordenador.

— ¿Se puede? —la dulce voz de mi hermosa mujer, Camila estaba recargada en el marco de la puerta.

—¡Mi amor!, te estaba llamando —me levanté para sujetar su cintura y darle pequeños besos en los labios.

—Perdóname amor pero Karla estaba usando mi teléfono en el auto y sabes cómo se entretiene, nos trajo tu padre.

— ¿Dónde está mi princesa?

—La tiene Joey en su oficina, apenas lo vio corrió con él aventando el teléfono.

— ¿Cómo te fue amor? Perdóname por no responderte, estaba en la junta pero te juro...

—Ya lo sé preciosa —besó mis labios —me lo imaginé por eso pedí un taxi a casa de tus padres y luego me trajo hasta aquí.

—Pues que hermosa sorpresa, mis dos princesas vienen a rescatarme. ¿Puedo llevarlas a comer y ahí me cuentas lo que pasó?

—Sí amor —suspiró y no me miraba.

— ¿Pasó algo malo, verdad? —la tomé de la barbilla para que me mirara —¿Nena?

—Sí amor pero no es tan malo, te cuento luego que nos lleves a comer algo rico.

—Bueno mi amor —nos besamos hasta que escuchamos el sonido de la puerta.