Palabras de una esposa.

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Él me escolta hasta la sala de banquetes; es evidente lo mucho que me ama.

Cantares 2:4

Allí en mi habitación me espera mi amado, esta madrugada preparé un poco de café para ambos, esta mañana oscura, fría pero calentita con este calorcito de la tetera, ya se siente su presencia aquí.
Sonrío ante su abrazo, ante su calor. Suspiro y ya, me siento confiada. Beso en la mejilla, un breve poema y un dulce Te amo en mi oido, estamos en silencio bajo la melodía de "Tu me amaste".

Comenzamos a platicar y solo le reprocho unas cuantas cosas de anteriores semanas, aún no entiendo la maldad que poseemos como humanos, viviendo bajo la gracia pero atados ante la carne. Él solo se quedaba callado como habitualmente lo hace cada cuando mi tono de voz es alterada.

- Mujer mujer, paciencia, ven aquí.

Él me abraza y mi oido está frente a su corazón, late, late fuerte el corazón de mi amado. Un latido que me transmite paz, amor, paciencia, bondad y pasión por aquellos humanos con el alma fría.

Lo confortante de esa madrugada fue como repetía una y otra vez mi nombre, me sentí amada, me sentí refugiada en sus brazos de compasión y ternura. Escuchar los latidos del corazón de mi amado por todos aquellos arrepentidos. ¡Cuánto amor posee!

El diario de una inconstante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora