Por alguna extraña razón pensó que era buena idea acompañar al chileno y al argentino a mitad de la noche, quien sabe para qué ya que ni siquiera el mismo podría pararse a pensarlo. Solo sabía que, en el fondo, por culpa de su estupidez, terminaría por arruinar las cosas, arrepentirse de ello después de unos tragos, y seguir adelante. Es que todo lo que presentía, por azares del destino, se hacía realidad. Ya quisiera él que le funcione en alguna lotería. En fin, que estaba atrás del asiento del copiloto, fijando su vista en la carretera; vacía, oscura y acompañada de solo infinidad de árboles. Intentó tocar la ventanilla, ya que no podía darse el lujo de ensuciar el auto de su amigo, por lo que solo se acercó lo suficiente para que la temperatura de las yemas de sus dedos empañase el frío vidrio. La vista que antes tenía se volvió borrosa y solo podía llegar a apreciar el vaivén de las luces producidas por los faroles a lo largo de toda la trayectoria. Segundos después una sensación de ansiedad lo invadió, la respiración se volvió agitada y la presión bajaba conocía la razón y la ignoró. Quiere estar en casa, pero no puede o no debe. De todas maneras tenía el apoyo de Lima o eso quiere creer, aunque si regresará y le contará todo, probablemente él sería el regañado por la decisión que tomó no hace un par de horas.
De esa manera sabía que tenía un mal presentimiento.
— ¿Ya llegamos? — Pregunta Argentina vestido de traje como todos los que están en el auto. Había una reunión organizada por parte de los Estados Unidos sobre aquellos nuevos objetivos que pactó con un país cuyo nombre no podía recordar, suponía que tampoco los dos acompañantes pudieran decir sobre qué estado se trataba. Apenas y podían cada uno sus problemas y celebraciones de otros, pero tenían una responsabilidad la cual consistía en ser testigos del evento.
Deber la cual Perú no quería cumplir. Y que de hecho tenía la libertad de no hacerlo, a cambio de enviar a la capital en su lugar.
Tampoco es que quisiera comenzar a quejarse por su inaptitud, amaba el territorio estadounidense más de lo que se imaginaba por lo que a veces era su destino para las vacaciones, eso y que Lima venía insistiendo para visitar al neoyorquino a causa de su relación con este e su poco tiempo con él. En fin, que eso no evitaba encontrarse un par de veces con USA atareado de llamadas junto con un traje negro que le hacía dar calor hasta a él. En esos momentos se veía en la obligación de ayudarlo, aunque el contrario se negará reiteradas veces, pues su amistad -Si es que podría llamarlo así- junto con su tan característica fama de ayudar a los demás lo impulsaron a tomar dicha iniciativa. Pensándolo desde otra perspectiva, tal vez solo era un tonto por querer hacerlo.
— Aún no, pero tengo hambre. ¿Y si hacemos una parada por algún market? — Chile desvío la mirada hacia la carretera por unos segundos, sacudió levemente su mano izquierda alzando parte del saco que llevaba para luego fijar su vista en el reloj de su muñeca. — Tenemos tiempo ¿Qué opinan? — Volvió a su posición anterior poniendo la mano restante al volante. Argentina relajo sus hombros y soltó un bostezo.
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Etanol ⌊Countryhumans⌉
FanfictionEl alcohol es el único consuelo para cualquiera a quien ha caído en un profundo despecho y el único a quién él va a recurrir cada vez que sienta recelo mientras se ahoga en sus pensamientos. Noche, carretera, frío y amistad son los que lo acompañara...