P R Ó L O G O

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- Sol, solecito, calientame un poquito - reímos - por hoy y mañana y toda la semana - entonabamos Valentina, mi hermanita menor y yo con un ligero tono gringo.

- Que nota amores, canten otra vez - dijo papá mientras nos miraba por el retrovisor del auto en el que íbamos.

- Nuestras hijas son muy talentosas Juan - habló mamá esta vez mientras posaba su mano en el hombro de papá.

Valentina y yo íbamos en la parte trasera jugando, cantando y molestando mientras nos dirigíamos a la hacienda de nuestros padres donde pasaríamos las vacaciones de verano.

- Papá, ¿que le pasa a ese auto? - señalé al auto que venia en la otra dirección como en zig zag .

- No lo sé María José - contestó mi papá.

El auto perdió totalmente el control y mi padre por esquivarlo dió un volantazo sacudiéndonos y llevándonos al borde de un barranco.

- Mis niñas, salgan del auto - dijo mamá con la voz entrecortada y cansada.

Con nuestro peso menos en el auto, éste se inclinó mas al barranco.

- María José cuida a Valentina, por favor...

Y vimos caer a nuestros padres por aquel barranco.

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