Se le hizo tarde otra vez, sin nada que añorar ni que hacer, sin nada que decir ni protestar, porque su voz yacía ahogada entre lo que algún dia le habia ayudado a ser libre.
Su alma, callada, lloraba en silencio y miraba al cielo, por si la luna le ayudaba.
Se encontró con que estaba más sola que nunca cuando todo era más difícil que siempre y se perdió, tranquila, entre los nudos de la desgarradora vida; entre los sollozos de un suicida, entre el saber y la ignorancia, entre las miradas de la gente abatida por la desconfianza.
Y se esfumó de nuevo, en un intento de abrir sus alas callendo al suelo, en un abrir y cerrar de ojos que le cegó por completo.
En un ir y venir ciego.
En el propio miedo.
En lo que era ser y no ser nada más que silencio.
En mirar en su reloj pasar el tiempo.
En sentir la soledad como un escalofrío que recorre un cuerpo.
En ser libre y deshacerse de su atroz desconcierto.
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Querida vida...
PoetryPequeños textos. Poesía y prosa por el dolor, por la soledad, por la vida.