Capítulo 14

1.1K 149 17
                                    

SAINT

Llegamos a mi apartamento Tine me acompaña hasta arriba ya que no quiere perderme de vista hasta que me deje con Zee. Intento meter el código de mi puerta y de repente recuerdo que Zee lo cambió y me dijo que memorizara el nuevo, pero no lo recuerdo.

—Tine, ¿Zee te dijo el código de la puerta? – le pregunto agotado.

—SÍ, me comentó que había puesto el día que te conoció 18 del 12— me responde.

Lo miro pasmado sin creerme ese dato, pero hago memoria y me doy cuenta que ese es el día que nos conocimos.

—Creo que hoy Zee ha empezado a odiar ese día—le digo con tristeza y esa revelación hace que se rompa lo poco que queda de mi corazón.

Introduzco el código y entro en mi piso. Está todo a oscuras solo veo una pequeña luz en la cocina. Llego hasta la mesa de la cocina y veo el portátil de Zee y un pendrive. Miro hacia el sofá y ahí está él con la cabeza apoyada en las manos y su cara pálida como la nieve.

—Hola— hablo sin saber que decirle.

—¿Hola?, ¿eso es lo que vas a decirme? — me contesta con una ira en la voz que me hace temblar.

—He querido contártelo desde que te conocí, pero he sido un cobarde— le respondo con un nudo en la garganta.

—Por favor Saint no insultes mi inteligencia— me escupe las palabras con rencor.

—Sé que es difícil de asimilar, no es un trabajo corriente, pero por favor déjame explicarte por qué lo hice y por qué lo sigo haciendo—le ruego con la voz entrecortada.

—¿Crees que cualquier cosa que me puedas decir va a hacerme sentir mejor? — me espeta lleno de ira. Has dejado que me entere por ese chiflado que te acosa, has dejado que me humille. En su carta me dice que en cuanto supiera más de ti huiría sin mirar atrás y he estado a punto de hacerlo. Pero no he querido darle ese gusto hasta verte y poder decirte a la cara que no puedo hacer esto. No puedo asimilar que alguien más te toque mientras estás conmigo y encima que seas el entretenimiento de viejos verdes con dinero.

Lo siento Saint no puedo ahora mismo escuchar tus excusas, necesito pensar y dejar de sentir esta ira. Pero lo que más siento ahora mismo es una tristeza tan profunda que no creo que pueda sobrevivir.

Yo no sé qué decirle me he quedado mudo y mi garganta se ha secado. Me doy cuenta de que Zee ha preparado su equipaje, ni siquiera lo vi cuando entré.

—Te vas a ir, ¿verdad?, me abandonas sin darme la oportunidad de explicarte mis circunstancias. — eso es lo que sale de mi boca, pero realmente solo quiere rogarle que no lo haga, que me perdone, que se quede en mi vida.

—Saint, ahora mismo nada de lo que me digas me servirá, necesito pensar, cuando esté preparado te buscaré y hablaremos. Por favor no abras a nadie hasta que venga Max a relevarme. Él se hará cargo de tu caso ahora, es bueno, sólo confía en él.

—¿Caso?, ¿es eso lo que significó para ti?, alguien a quien proteger para que tu sentido de la responsabilidad y tu ego estén bien hinchados. Debí saber que esto no podía ser verdad. Muy bien lárgate, no eres el primero, ya estoy acostumbrado.

Zee me mira con una tristeza y un cansancio tan profundo que hace que me calle al instante. Coge sus cosas y sale por la puerta sin mirar atrás, en ese momento me derrumbo en el sofá y dejo que las lágrimas salgan sin parar. Dejo que mi dolor me atraviese, duele tanto que no puedo respirar. Ya he estado asustado y herido antes, eso no es nuevo en mi vida, pero este dolor que me rompe el alma es algo nuevo. Este dolor me deja sin aliento y no creo que pueda superarlo jamás.

No sé cuánto tiempo ha pasado, he llorado hasta quedarme dormido. Y hubiera preferido no despertar porque el dolor ha vuelto y es arrollador. Me levanto del sofá necesito un trago, yo nunca bebo, desde que ayudé a Earth con su adicción a las pastillas no he bebido nunca algo más fuerte que una cerveza. Pero hoy lo necesito, necesito olvidar por un momento este dolor.

Abro la nevera para coger algo de hielo que acompañe al whisky que voy a beber y me doy cuenta que la luz no se ha encendido. Intento encender la luz del pasillo y nada.

Cojo el móvil y enciendo la linterna incorporada del teléfono. No veo nada fuera de lo común en el cuadro de mando del piso. Intento llamar a Mew, pero su teléfono está apagado. Cuelgo y llamo a Earth, estoy un poco asustado, Max no ha llegado y eso es muy raro.

—Earth soy yo— le digo cuando responde a la llamada.

—¿Qué pasa Saint? ¿Estás bien? — casi me grita a través del teléfono.

—Sí, pero no hay luz en mi casa y estoy solo. Estoy un poco asustado— le respondo con hilo de voz.

—¿Dónde está Zee? — me pregunta nervioso.

—Se ha enterado de lo de mi trabajo, el acosador le envió mis películas y se ha ido. Me ha abandonado Earth— le digo con un sollozo ahogado.

—Lo siento mucho cariño, quédate en tu habitación y no salgas, ahora mismo llamo a Kao y vamos para allá— me ordena con dulzura, este es Earth dulce y mandón. Doy gracias por tenerlo en mi vida, él nunca me abandonará.

—Vale, por favor no tardes— le digo antes de colgar.

Sigo por el pasillo hasta llegar a mi cuarto y cuando entro me quedo helado, en mi cama hay un hombre con un abrigo largo y una mascarilla negra.

Reacciono y salgo corriendo hacia la puerta de salida, llamo a Zee mientras corro, pero no sé si lo ha cogido, el hombre me alcanza y me golpea la cabeza fuertemente. Las imágenes se vuelven borrosas y no sé qué es real y que no.

Pasa un tiempo, no sé cuánto, y escucho a dos hombres hablar fuera del coche donde estoy metido.

—Debes quitarle la pulsera, es un GPS, podrían localizarte con eso—dice uno de ellos.

¿Cómo carajo sabe lo de la pulsera? Me revuelvo un poco, este maletero es muy estrecho y no me deja moverme bien. Me quito la pulsera y la meto debajo del tapizado del coche. Espero que no la encuentren es mi única oportunidad para que Zee sepa dónde estoy.

Oigo que alguien se acerca y cierro los ojos haciéndome el dormido. El hombre que había en mi apartamento me toca las muñecas en busca de la pulsera. No la encuentra y mira en mis bolsillos. Tampoco encuentra nada y cierra el maletero dejándome otra vez en la oscuridad.

—Parece que se la ha quitado, seguramente después de que ese tipo lo abandonara él se ha deshecho de ella. Ese es mi Saint, apartando a todos de su vida, a todos menos a mí— le oigo decir a ese miserable.

Espero que Zee me encuentre, me prometió que siempre iba a estar a salvo y yo creo firmemente en él. Sé que está enfadado, pero jamás me abandonaría a mi suerte. Tengo que aguantar hasta que él venga a buscarme.

ZEE

Acabo de llegar a mi casa, nunca me ha parecido tan vacía. Este dolor tan grande que siento va a matarme en poco tiempo. No sé qué hacer, no sé cómo sentirme. Me arrepiento de no dejar a Saint explicarme sus circunstancias. Pero estaba tan enfadado, pero sobretodo conmigo mismo. Le estoy dando la razón a ese chiflado, lo he abandonado, he dejado solo a mi ángel. Joder soy el tío más imbécil del planeta.

De repente suena mi teléfono, es Saint. Lo cojo rápidamente quiero verlo, pero solo se oye un ruido raro como un gruñido y después se corta.

Nunca he sentido esta clase de terror, a Saint le ha pasado algo y yo no estoy con él. Subo como un rayo a mi moto me coloco un auricular y conduzco como un loco por toda la ciudad. Llamo a Kao mientras sigo conduciendo a toda velocidad.

—¿Zee? ¿qué pasa? — me responde

—Kao creo que ese malnacido tiene a Saint, manda a alguien a su piso rápido yo voy para allá.

—Zee, ya estoy en el piso de Saint, no está aquí— me dice y el pánico se apodera de mí. Saint está en peligro y es todo por mi culpa.

Elección vital - ZeeSaint (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora