—Do Kyungsoo —dijo Jongin al asomarse en la sala de espera en donde estaba su novio-. Puedes pasar.
D.O lo siguió por el pasillo que lo conducía al pequeño cuarto en dónde solían hacerle la limpieza facial. No pudo evitar verle el perfecto trasero debajo de esos pantalones blancos. Tenía que reconocerlo, Jongin parecía un verdadero ángel en su uniforme. Una vez dentro, el más alto lo atrajo hacia sí sin poder contenerse más.
—Me di cuenta de lo que estabas haciendo —susurró de una manera traviesa y a la vez acusatoria sobre sus labios, bajo la sonrisa del contrario.
—¿Y qué piensas hacer? —lo retó.
—Te diré lo que pienso hacer —respondió y antes que D.O pudiera parpadear, el moreno lo estaba besando con fervor, a lo que no pudo evitar corresponderle.
Era atrevido lo que estaban haciendo, pues se encontraban en el lugar de trabajo de Jongin, sin embargo, la escena también era emocionante. Kyungsoo jamás se imaginó actuando de esa manera tan despreocupada. Aunque debía admitir que no podía evitarlo, Jongin le hacía hacer cosas que nunca antes pensó en hacer, y aquello le encantaba.
Unos pasos acercándose se escucharon del otro lado de la puerta, lo que hizo que ambos se separaran abruptamente. Y justo como si nada hubiera pasado, la doctora entró saludando con su habitual sonrisa amable viendo a un trabajador Jongin cerca del lavabo, atendiendo a su paciente quien esperaba sentado en la camilla tranquilamente.
Uf, de la que se habían salvado.
Cuando por fin hubo terminado el horario de trabajo del chico moreno, éste decidió pasar por la casa de Kyungsoo, quien le había dicho que estaría ocupado haciendo un proyecto de su escuela. Esta vez, había salido un poco tarde, por lo que sabía que no era prudente tocar a su puerta a esas horas, pero es que tenía unas ganas inmensas de verle que sabía que después de su ardiente beso interrumpido en la clínica, no podría dormir. Por lo que estacionó a unas pocas manzanas de su casa y le envió un msj a su novio, el cuál al instante contestó.
Kai tuvo que trepar a escondidas hasta la habitación de su novio, que se encontraba en la segunda planta. Aquella escena tan emocionante y a la vez peligrosa le quitó el aliento a ambos de una manera inimaginable.—¿Qué haces aquí? —preguntó D.O sorprendido por su visita inesperada.
—No podría ir a la cama sin antes darte un beso de buenas noches —respondió encogiéndose de hombros despreocupado.
—Vaya, tus verdaderas intenciones salieron a la luz —bromeó el más bajito, lo que provocó una sonrisa traviesa en el otro.
—¿Qué me dices tú?
—Duerme aquí conmigo —soltó.
Aquella invitación tomó de sorpresa al moreno, pero no fue capaz de decir nada. Sólo verle a los ojos fijamente. El par de chicos aún no habían llegado a ese grado de confianza en el tiempo que llevaban juntos, sin embargo, no era algo que les preocupara. Incluso era algo... Especial.
Tras una sesión besos entre los dos, ambos, durmieron abrazados el uno al otro, sin que pasara más aquella noche.
A la mañana siguiente, Kai despertó primero, teniendo una hermosa vista frente a sí. D.O se miraba tan despreocupado y tierno mientras estaba sumido en un profundo sueño. Pero incluso inconsciente, se le miraba feliz. Recordó cómo le había pedido que se quedara con el la noche anterior y un sin fin de emociones le pasaron por el cuerpo. Verlo de esa manera tan espontáneo y alegre, le hizo darse cuenta de la persona maravillosa que tenía a su lado.
D.O se dió cuenta de la mirada que su novio le dedicaba y casi como si pudiera leerle el pensamiento, se acercó dándole un pequeño beso en los labios.—Soy afortunado de tenerte —espetó Soo de pronto serio.
—Vivamos juntos —soltó Kai dejando anonadado al otro.
—¿Qué?
—Lo que oíste. Vivamos juntos.
Al parecer las palabras del chico iban en serio, pues no había ni una pizca de humor en su mirada. Ante eso el pelinegro decidió tranquilizarlo diciéndole que si bien se querían, aún era demasiado pronto para dar ese paso. Incluso su madre jamás se lo permitiría en ese momento por muy bien que le cayera su novio. Kai se desanimó un poco pues para él no era necesario esperar más. Lo único que quería era tenerlo a su lado y protegerlo del mundo entero. Pero al darse cuenta que efectivamente, el chico ojón hablaba en serio respecto a esperar, éste decidió dejar el tema por el momento, pues no quería arruinar lo que había sido una hermosa noche para ambos.
•°•°•—Mira Kyunggie, te hice esto —un Luhan muy animado se sentó a su lado extendiéndole una hoja blanca guardada bajo un protector de plástico.
Éste frunció el ceño, pero al ver de lo que se trataba, su voz se quedó atascada en su garganta.
Un dibujo.
Era un perfecto dibujo de su novio hecho a mano por su amigo. Le había quedado increíble y estaba seguro que a Kai le encantaría igual que a él.
—¡WOW! Te quedó muy bonito —exclamó admirando la hoja de papel—. Tienes talento, ¿Eh?
Luhan se encogió de hombros, sonriente.
—No te sientas tan especial —dijo una voz proveniente detrás de Soo, quien no consideró necesario darse la vuelta para saber que era Baekhyun quien acababa de llegar—. Lu me hizo uno de Channie también.
D.O rodó los ojos. Sabía que su amigo estaba jugando, sin embargo, a Baekhyun aveces era necesario ignorarlo para que no continuara con sus chistes burlones.
—Pues felicidades —le contestó haciendo reír a Luhan.
—Pues también me hizo uno a mi —se unió Tao instalándose en su banco.
Fue entonces cuando Kyungsoo supo que no tendría escapatoria. En fin, ellos eran sus amigos.
•••
El próximo capítulo... Final
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Cita Con El Dermatólogo → Kaisoo
Short StoryAquellas pequeñas imperfecciones que suelen salir en la adolecencia o juventud, llenaban la cara de Kyungsoo, sin embargo, nunca creyó que ellas servirían para algo más que sólo bajar su autoestima.