Capítulo 2: Vida

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La noche caía y en el templo el silencio casi se podía cortar con un cuchillo, una adolescente de unos dieciséis años se hallaba alado de la cama del anciano hombre.

— Endymion ¿qué are sin usted? – dijo la chica sujetando la mano del hombre.

— Pequeña Serena – el hombre le acarició el cabello – todo irá bien – agrego.

— Pero…

— No más lagrimas mi niña – susurro el hombre y limpio las mejillas de la adolecente.

— Endymion – la voz de la chica se quebró y aferro la mano del anciano con fuerza.

— Ya es hora Serena – dijo él. Extendió su mano libre hacia el velador y cogió una caja de música color negro – mientras la tengas contigo jamás estarás sola – dijo el anciano y coloco la cajita en las manos de chica – ahora es momento de que te vayas – agrego el anciano y beso por última vez la frente de la joven.

Serena se tragó sus lágrimas y le regalo una sonrisa, cogió la caja musical, aunque no tenía idea de nada y salió de la habitación, fuera, la esperaba un hombre de unos cincuenta años, cabello negro y bigote, aquel tipo siempre le había dado algo de miedo pero debía confiar.

— ¿Así que tú eres Serena Tsukino, la protegida de mi padre? – preguntó el hombre.

— Sí – respondió la chica de manera cortante y cogió su mochila.

— Bien, a partir de ahora iras a vivir conmigo y mi familia en Tokio – dijo el hombre.

La chica y el hombre se alejaron descendiendo lentamente por la larga escalera que llevaba hasta la entrada, la chica lucia nerviosa y triste, contra su pecho sostenía con fuerza la caja musical que Endymion le había obsequiado.

Endymion se acercó a la ventana, el anciano hombre que había estado agonizante en aquella cama había desparecido, ahora el que miraba como ella se alejaba era un hombre joven de no más de veinticinco años.

— Adiós Serena – susurro y se sentó en la cama esperando.

Dio un largo suspiro y recordó todo lo que había vivido hasta ese momento…

Abrió los ojos y se halló desconcertado, en sus brazos estaba la pequeña niña de cabello negro con los ojos cerrados, él se hallaba en medio de un claro miro hacia todo el lugar tratando de ubicarse y entonces lo vio, era un pequeño templo que se hallaba oculto tras unos grandes árboles, camino tambaleante hacia ese lugar y apenas cruzo la entrada siete rocas se alzaron en diferentes puntos del templo que repentinamente parecía haber estado siempre en funcionamiento, camino por el templo explorando entonces, en una habitación hallo una pared falsa empujo y la puerta lo guio asía otra habitación amplia en medio, había una gran cama con colchas color violeta llevo a la niña hasta la cama y la dejo allí, entonces entre las manos de la niña vio la caja de pandora donde habían sellado al hibrido. Desde ese momento aquel templo se convirtió en su hogar vivió allí varios años bajando al pueblo solo cuando necesitaba abastecerse de víveres y en todo ese tiempo la niña no despertó, los años pasaron y Endymion noto también que no envejecía, y la pequeña tampoco parecía crecer, entonces, un día, al bajar al pueblo se encontró con una muchacha muy bella, de pronto el joven se empezó a dar cuenta de que ya no bajaba solo a abastecerse a pueblo, le gustaba pasar tiempo con Setsuna y la chica disfrutaba de su compañía, con el tiempo Endymion le pidió matrimonio, la joven acepto encantada poco tiempo después Setsuna se mudó con él al templo y empezó una de las épocas más hermosa de su vida, los años pasaron y el empezó a notar que se vería extraño que no envejeciera así que busco varios hechizos hasta que lo encontró, un hechizo que le permitiría crear una ilusión; con su mayor problema resuelto dejo de preocuparse.

Rosa CarmesiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora