Una historia entre dos almas gemelas tan inteligentes para saber reconocer sus sentimientos y diferencias, con bastante tacto para tratar de hacerlo funcionar para ambas, pero lo suficientemente desesperadas como para no perder el tiempo y enfrentar...
Las cosas han tomado un rumbo jodido desde que traté de quitarle importancia al asunto en la cama de Alex para protegerme un poco de una caída estrepitosa en caso de que ella se canse alguna vez de nuestra especie de relación. No hemos hablado ni en clase ni después de ella, y dado que llevé mi auto cuando fui a verla a su departamento, esa mañana cada una fue en su auto al campus y lo mismo ha sido cada vez para las clases de cocina, y de ello van ya cinco largos días. Con pesar estaciono mi auto en el sitio que ocupo ocasionalmente, observando en toda dirección para ver si ella está aquí, y así es, veo su auto pero no a ella. La he estado extrañando tanto que no puedo dejar de pensar en lo mucho que la he lastimado y en que probablemente ella no quiera volver a verme, porque a pesar de que se supone teníamos algo sin compromisos, ella siempre se ha portado como si fuéramos algo más, y hasta ahora es que vengo a reconocerlo.
Aún tengo algunas marcas en mi cuello desde mi cumpleaños, están ya tenues pero no han desaparecido del todo, por más que sigo los mil y un consejos de Polly, no me queda más que maquillarlas un poco y fingir que no están ahí, aunque a éstas se le han sumado unas cuantas más de las últimas veces que estuvimos juntas. Desde entonces ni siquiera pretendo llevar una blusa de cuello alto, porque creo que en la escala de la obviedad eso está en la cima, y no quiero a las fisgonas de la clase escudriñando y hablando de mí. Me siento un poco nerviosa de tener que ver de nuevo a Alex después de todo el desastre que ocasioné y del cual, aún ni siquiera he tenido el valor de disculparme porque se la pasa evitándome todo el tiempo, pero al mismo tiempo me siento emocionada y ansiosa por estar frente a ella y poder hablarle fuera de clases de literatura y de cocina. Bajo de mi auto en el estacionamiento y siento que me tiemblan las piernas cuando la veo fumando y mirando fijamente en mi dirección cerca de la acera por el jardín frente a su auto. Es tan preciosa ahí solamente recargada en uno de los muros que ahora mismo quiero estampar mis labios con los suyos, pero es obvio que no puedo hacer eso en territorio del campus y menos aún porque está molesta conmigo, así que solamente camino hasta ella y trato de controlar mi respiración.
*Piper: -H-hola Al...- Titubeo sintiendo mis mejillas calientes.
*Alex: -Hola.- Sonríe de lado como queriendo no mirarme. -¿Cómo estás?-
*Piper: -Bien... Genial de hecho ahora que te veo...-
*Alex: -Oh... ¿En serio, Chapman?- Se burla de forma altanera. -Pensé que estabas bastante bien por ahí olvidándote de toda complicación en esta "relación sin compromisos".- Dice apagando su cigarrillo y por fin me mira a los ojos. Su mirada ahora cala y duele en lo profundo de mí. Está lastimada.
*Piper: -Para nada, ni siquiera pude dejar de pensar en ti...- Por instinto acaricio mi cuello y sus ojos verdes ponen atención especial.
*Alex: -¿Te dejé muchas marcas la última vez que..?- Habla en un tono bastante bajo.
*Piper: -Sí... Por todas partes...- Mi mirada cae de inmediato hasta el suelo porque no sé cómo es que estamos hablando de esto aquí. -Pero tengo algunas incluso desde mi cumpleaños...-
*Alex: -Lo siento por las mordidas... Es que jamás había probado el cielo y creo que me emocioné demasiado.- La observo y la forma en que me coquetea es simplemente irresistible. Su sonrisa traviesa me hace sentir escalofríos y sus ojos, ¡joder!, sus ojos me quitan la concentración y cualquier intento de pensamiento. ¿Cómo rayos pretende que mi cuerpo no entre en combustión espontánea de pronto?
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