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Salí de la ducha después de aproximadamente una hora, ya me había tranquilizado, pero aún mis ánimos estaban demasiado bajos.

Sin secarme y sin sacarme la ropa mojada, salí de la ducha y me dirigí hasta la puerta de baño para poder abrirla.

No me sorprendí al ver a un chico pelirrojo frente a mi, con el puño elevado a punto de tocar la puerta.

Era uno de los compañeros de Katsuki y Izuku, supongo que estarán aquí estudiando, no le di importancia, por lo que pase por su lado a paso lento.

Este no dijo nada, solo se me quedo mirando con asombro.

Antes de entrar a mi cuarto, este me agarró de la muñeca, haciendo que volteara a verlo.

—¿Estas bien?— me pregunto y yo solo lo quede mirando su mano hasta que me soltó.

—Y a ti que mierda te importa, déjame en paz— espeté fríamente después de unos cuantos segundos.

Me volteé y me adentré a mi habitación, cerrando la puerta con fuerza para después ponerle llave.

Me despoje de mi ropa quedando completamente desnuda mientras empezaba a rebuscar entre mis cosas que ponerme.

Encontré un polo negro de Katsuki que hace un tiempo le había robado.

Me lo puse rápidamente al igual que unas bragas y un pequeño short deportivo de color negro.

Me acerqué al espejo y me vi.

Mi cara estaba completamente pálida y debajo de mis ojos habían unas tremendas ojeras.

Se podía notar el cansancio desde kilómetros desde distancia.

Me di una última mirada y salí de mi habitación con intención de ir a la cocina, pero diversas voces en el cuarto de Katsuki me llamaron la atención.

Toque la puerta y todos dentro de la habitación se callaron, por lo que hablé.

—Haré el almuerzo. ¿Hay algo que a tus amigos no les guste?— hable en voz alta y espere unos cuantos segundos.

—Haz lo que se te de la gana— gritó Katsuki— Ellos comen de todo— Yo asentí sin importar qué no pudieran verme.

Caminé hasta la cocina en donde me puse a preparar Katsudon, ya que era lo único bueno que me salía.

Al de Katsuki le agregue especias para que picara y cuando terminé, asentí halagándome por mi creación.

En ese momento, escuché voces acercándose por lo que me limité a ubicar los platos en la mesa.

—Buenas tardes— escuché que alguien dijo y yo elevé mi mirada.

Frente a mi habían 3 chicos, los cuales me miraban con una sonrisa.

—Hola— les di una sonrisa antes de volver a lo que estaba haciendo— Pueden ir comiendo, yo iré a mi habitación—

—No has comido nada desde ayer en la noche— me dijo Katsuki mirándome seriamente, yo le devolví la mirada—Sientante—

—No tengo hambre— me lo quede mirando intensamente y el hizo lo mismo.

—¿Alguien más nota la tensión sexual que tienen ellos dos?— soltó uno de sus amigos, haciendo reír a los otros y yo me sonrojé bajando la mirada.

—No hay ninguna mierda de tensión sexual, cállate y come— bramó un furioso y quizás avergonzado mirando al chico de cabellos amarillos y este se rio.

—Un gusto haberlos vuelto a ver— sonreí y mire al pelirrojo— perdóname por haberte hablado como te hable hace algunos minutos—Dije con pena, jamás me había comportado así y estaba demasiado avergonzada.

¿Podemos bailar? // BNHA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora