Yibo era feliz cuando la música entraba por sus oídos y podía reflejarlo a través de su cuerpo en movimiento. Él estaba 99% seguro que nada lo podía hacer sentir más satisfecho que bailar, andar en su moto y construir legos... hasta que conoció a Xi...
Yibo se siente atrapado cuando la puerta se abre, y no sabe la razón exacta pues no está haciendo nada malo. Por puro reflejo ingresa a su boca el último trozo de pastelillo de fresa, sus dedos quedan embarrados por el betún del mismo. Cuando se da cuenta quién es la persona que ingresó sus ojos se abren en sorpresa, deja de masticar y un diminuto bulto se asoma justo en su mejilla.
El laoshi frente a él se gira y lo mira estupefacto. Sus ojos recorren sus dedos embetunados y su boca, la cual se decide a mascar el pan dentro de ella. En ningún momento Yibo se siente cohibido por la presencia del mayor, al contrario se alegra de poder compartir un poco más de tiempo con él, ya que terminó huyendo hace un par de horas.
Con disimulo camina unos pasos hacia él, se relame los dedos con alta simpatía sin dejar de observarlo.
− Laoshi ¿Se ha perdido? – dice juguetón, esta vez Yibo no piensa dejarlo marcharse sin conversar – intentarlo si quiera− aunque sabe que en algunos minutos debe marcharse para seguir con su propia clase.
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Zhan evita mostrar la inquietud que crece dentro de él por ver a Yibo provocándolo. Desconoce si funciona, pero seguirá intentándolo. Se pasa la mano por la nuca, nervioso y buscando las palabras correctas para dirigirse a él.
− Siendo sincero, también venía en busca de un bocadillo, Lao Wang.
Una de las tantas neuronas de Yibo se funde como foco viejo, sí, le han llamado varias veces de esa forma, pero ser llamado específicamente por él lo hace sonreír en demasía como si hubiera recibido un premio. No puede evitar sentirse feliz, están iniciando una agradable pero extraña conversación. Agradecía tanto haberse dado la vuelta por la sala en busca de algo que ingerir.
− Wow ¿Le han dicho que su voz es hermosa?
Zhan regresa a estar atónito y quedar boquiabierto. Un torbellino de imágenes mentales de Yibo lo invaden, las intensas miradas, movimientos faciales impregnados de puro encanto y por supuesto el recién incidente en las puertas del salón de Wang, recuerda lo coqueto que se portó esperando alguna respuesta de su parte, entonces...
"Este laoshi... Le gusta jugar así ¿Ah?"
Zhan ríe por su reciente pensamiento y está preparado para atacar al menor. Niega con la cabeza con leves movimientos de un lado a otro y Yibo no entiende su reacción.
