Capítulo 4

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Jimin no regreso a la habitación esa noche, sino que Yoongi volvió a encerrarle dejándole nuevamente solo con sus pensamientos y esa imagen atormentándole la cabeza, porque por más que lo intento no podía eliminar aquello, dejar atrás que una persona había muerto frente a sus ojos y tampoco podía ignorar la voz de Yoongi culpándole por ello.

Cuando la mañana llego Yoongi fue a buscar a Jimin y es que bien, no se casarían hasta la tarde, pero debía ser precavido e ir por él, no, no era porque pensase que algún empleado les vería, no, Yoongi estaba seguro de que ese lugar no lo encontraría, por la sencilla razón, que en su casa siempre se le obedecía, sencillamente deseaba a meter a Jimin en alcoba frente a la suya para así fingir que durmió allí.

Sólo fueron algunos minutos que pasaron de Jimin siendo dejado en esa habitación y Yoongi yendo a la suya para que la puerta fuera tocada, Jimin se levantó de la cama en la que sólo estaba sentado y fue a la puerta encontrándose con una mujer anciana allí.

— Señor—. Dijo está entrando en la habitación, traía en sus manos el traje que Jimin debía utilizar ese día.

— La estilista vendrá enseguida, ¿desea tomar el desayuno aquí o prefiere en el jardín? —

— ¿Ah? —. Jimin dejo salir su voz un poco confundida. —¿El señor Yoongi donde se encuentra? —.

— Volverá a tiempo, es alguien ocupado—.

— ¿No está? —.

— Así es señor —.

— Comeré en el jardín—. Respondió Jimin a la mujer que asintió para dejarle solo.

Yoongi era un hombre muy listo, porque si, aquella noche le hizo cambiar su ropa por un pijama que lucía costoso a simple vista, así que quien le viera esa mañana simplemente pesaría que era alguien cansado y quizás ansioso por su boda.

Jimin salió luego de colocarse algo más presentable, observando el lugar con detalle, si, tenía razón, el lugar lucía algo diferente en el día, aún así los colores lúgubres no le producían ninguna buena sensación, aunque siendo sincero, aunque estos fuesen vivos el seguiría sintiendo terrible de estar ahí.

Donde Yoongi le había metido no estaba tan cerca de la casa y ahora Jimin lo sabía y con el día pudo ver que el jardín incluso era bonito, cuidado y a pesar de toda ahora mientras el tiempo trascurría la infraestructura gris no era tan lúgubre, parecía sobria y elegante.

Jimin camino hasta la mesa en el jardín en donde su desayuno esperaba y entonces su atención fue a su propia mano en donde aquel anillo reposaba, deseaba quitárselo y lanzarlo lejos, pero su mente le repetía que tendría muchos problemas si hacia eso, así que prefirió simplemente girar el gran diamante hacia su palma para no tener que verlo.

Tomo su desayuno y mentiría si diría que no estaba feliz de ellos, pues era un buen desayuno el que estaba recibiendo ahora mismo.

Luego de su desayuno le llevaron de nuevo a la habitación y él no opuso queja alguna, tampoco dijo algo mientras le peinaban y arreglaban un poco, incluso recibió un poco del alimento que le ofrecieron, ya que no pudo recibir un almuerzo real y si, las cosa estaba tardando tanto porque tinturaron su cabello a un castaño sin su consentimiento, incluso horadaron su oreja para dejar allí un zarcillo que Jimin ni siquiera quería observar, si, ya tenía más pendientes, pero este había sido en el cartílago de su oreja izquierda donde no tenía ninguno de ellos.

En cierto punto Jimin pudo ver por las ventanas enrejadas, que estaba seguro que ya era de parte de la decoración del hogar, aun así, pudo ver gente que conocía, pero también había personas que no.

Un espejo para Narciso (YOONMIN) PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora