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Tobio deja salir una exclamación. El paisaje que frente a él se extiende es un paraíso visual, uno que se siente hecho específicamente para él. Tienen a muchos integrantes de la familia Aizoaceae, algo extremadamente precioso considerando el clima y los cuidados. Debía de haber ahí una persona natal de algún clima árido ahí, tenía que hacerle muchas preguntas porque hay Lithops y hasta ahora no ha podido estudiar de cerca un ejemplar.

Suspira largo y agudo y avanza unos pasos hasta donde una gran Cycas revoluta le extiende una de sus coníferas.

"Pareces un cachorro en su cumpleaños".

Al igual que hace unos días, la voz del Omega queda perfecta con el ambiente. La mano de Sugawara Koushi cae en su hombro y se acerca hasta él de tal manera que Tobio puede ver su cabello recién peinado y hecho moviéndose con el aire.

Es sábado en la tarde. Sugawara Koushi le llamó a las nueve de la mañana para invitarlo a salir al Jardín Botánico Koishikawa. Pero antes de eso, le pidió acompañarlo a un salón de belleza. Él estuvo tentado a cortarse el cabello, había una barbería ahí cerca y el proceso de alaciado del cabello del Omega era más tardado de lo que pensó. Pero Sugawara lo quería a su lado. "Por algo te pedí que me acompañaras" dijo en un berrinche, sentándose en la estación frente a la esteticista y dejando que la Beta acomodara la bata en su cuello para empezar a lavarle el cabello.

Al final esperó junto a él. Tenía una gran habilidad para crear ambiente; enseguida lo indujo en una amena plática acerca de sus intereses y Tobio se encontró revelando hasta el más mínimo detalle. Ahí le confesó que después del gato Tamago, cualquier planta era la cosa más linda del planeta; que le gusta hacer infusiones y que en sus sueños más locos ha considerado abrir un bar de té e inclusive lo aburrido que le resultan las bacterias y en general casi todo el mundo microscópico.

El Omega entró en indignación total. Sugawara Koushi no era biólogo, como Tobio, sino microbiólogo. Había una gran diferencia, más de lo que el prefijo indicaba. Es por eso que Sugawara puede pasar horas, horas, horas y horas en un laboratorio y no quejarse en lo más mínimo. Él suele referirse a un cultivo como "Chiquitos", "Bonitos", "Pequeños" y hasta como "Niños". Les tiene un inexplicable cariño a los organismos unicelulares, no lo entiende.

Cuando terminó, cuando Tobio creyó que no podía soportar más el sonido de las secadoras y el olor de los tratamientos para cabello, salieron del estudio y para agradecerle, Sugawara le invitó cono de gelato antes de ir al jardín. Y cuando finalmente llegaron, después de cruzar la excentricidad de Ikebukuro, a Tobio se le bajó el azúcar.

Sabía que era hermoso, sabía que sería majestuoso, pero no sabía qué tanto.

"¡No puede ser! ¡Mira, mira!"

El chico dirige su mirada a donde Tobio señala. Hay una colonia de plantas de hojas robustas y biseladas estaba siendo regada por un trabajador del jardín.

"¿Qué?"

"Es una bonita Nelia pillansii. Mírala. Una vez tuve una y no me duró ni un mes, pero esta está espléndida, sus hojas están carnosas y está floreando. ¡Está preciosa!"

Tobio prácticamente le arrastró a un terrario en donde había plantas nutriéndose con luz solar artificial. La temporada de lluvias no había acabado en Tokio y ahora había muchos días nublados. Según Tobio, había que mejorar unos aspectos en la sincronización de los ciclos de las plantas ahí, pero entendía que al tener tantas variedades simplemente tendrían que adaptarse a las necesidades de algunas especies. Además, apenas estaban visitando los invernaderos, habrá que ver los jardines de camelias y de cerezos para que Tobio pueda hablar del manejo de las plantas.

La Ira del Tirano | Haikyuu!! FF (KGHN | Omegaverse!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora