LAVANDA

-Noschoa-

El papelito le cayo en la cabeza. Unos metros de ella Rina dijo en sussuros tan altos que todos podian oírla: Misión "salvar el pelo teñido de piojos lanzandole una bola se papel" terminada. Noschoa se estaba preguntando si resistiría las ganas de llorar sin su método tradicional, pero llegó a la conclusión que era imposible. Por eso, empezó a imaginarse como les sacaba todas las extremidades a Rina y al resto de sus compańeros cuando aún está conscientes y gritan sus gritos de desesperación (auxilio, maldita seas, puta vieja sueltame o se lo diré a mi papi) y se retorcan en las camas en las que estarán atadas. Con esos pensamientos en mente, casi se perdió como el profesor dijo que se podían ir. Desconcertada recordó que hoy era el día en el que probaría su nuevo metodó se escape al salir de la escuela. La cosa era que, cada mañana y cada tarde, sus queridos compañeros esperaban en la entrada y la salida del colegio para hacerle todo tipo de cosas. Por eso, ella se tuvo que buscar nuevas opciones de escape, y hoy probaría una. Primero, recoger su bolso extra que había traído, segundo, subir al techo del colegio, tercero, sacar el contenido de su bolso extra y ponerselo, cuarto, saltar. El vuelo no era desagradable, el de saltar en un paracaídas parecía simplemente ser, sentirse volando. El aterrizaje era un cosa totalmente diferente. Había tenido mucho tiempo para practicar, así que, cuando cayó, cayó con la parte de arriba de su cuerpo y con las espalda primero. Se puso de pie, examino su cuerpo y el resultado era mejor de lo esperado: solo se había rompido un brazo y algunos dedos. Era tiempo de ir a casa. Con la victoria en las manos.