Der Eingang
(La Entrada)– Debes volver al mundo de los vivos y ten cuidado con las amistades que haces, Jade tiene razón.
– Claro que sí, Papi.– dije burlándome. Desplegó las alas de ángel y me cogió en brazos, llevándome nuevamente a la entrada.– visitadme de vez en cuando, Alemania es sola y aburrida si no te vas de fiesta con el diablo.
– Pronto nos iremos de fiesta, Amor.– sonrió dejándome nuevamente en el suelo arenoso.– pero me temo que debo cerrar las puertas del infierno para tí. Los demás no estarán muy contentos por tus faltas a Asmodeo.– volví los ojos en blanco y me reí.
– Tiene ya una edad para que le afecten los comentarios de una niña.– dije saliendo por la puerta de hierro y fuego.– espero verte pronto, Lucero del alba. Por cierto deberías añadir algún que otro río de lava, para que de un poco más de miedo.
– Ten cuidado por favor. Y no me digas que eres inmortal.– susurró.
La luz me cegó cuando al terminar de atravesar la puerta infernal, emergí del agua de la fuente que horas antes había estado llena de mi sangre. Salí del agua con rapidez buscando la mochila que había escondido entre los árboles antes de que alguien me viese. Cambie la ropa mojada por una seca y salí del parque sin levantar sospechas y me dirigí hacia la estación de tren de atocha, para dirigirme cuanto antes a mi último destino durante las vacaciones.
En Barcelona me esperaba una amiga de la universidad que se va a casar, las demás del grupo y yo le habíamos preparado la despedida de soltera. Y debían estar llegando ya al hotel que habíamos reservado. Compré el billete del ave que me llevaría a mi destino.
No me había gustado nunca los viajes, pero no me podía quejar de este, pues era rápido. Al llegar a la estación de Sants me subí al primer taxi para llegar al hotel y darme una ducha rápida. No había traído ropa y solo me quedaba un camisa de baloncesto para dormir, le mande un mensaje a uno de los chicos del grupo que había venido como guía, pues era de allí. Llegué tan rápido como el tráfico lo permitió y tras dejar la mochila con la ropa sucia y pasar por el baño, me puse la camisa y baje a la recepción donde me encontraría con Aarón, en el ascensor me hice una coleta y guardé mis cosas en un bolso pequeño. Salí, mirando a mi alrededor, por si veía a mi amigo a lo lejos, pero antes de poder encontrarlo, me tope con un chico sentado en uno de los sillones repartidos por la sala. Él estaba leyendo un libro, lo que me pareció curioso y además tenía en su piel el tatuaje de una serpiente, eso fue aún más curioso para mí.
– Hola.– dije hablando con el mejor acento español que había conseguido que me enseñaran durante un año mis amigos españoles. Y estaba segura que no era el mejor.– siento interrumpir tu lectura, pero es que la curiosidad me puede.– le sonreí intentando ser amable y no parecer una loca.– ¿porque te tatuaste una serpiente?
– ¿Por qué lo hiciste tú?– dijo mirando el tatuaje en mi muñeca.
– No suelo responder, cuando me contestan con una pregunta, pero haré una excepción.– mire mi tatuaje y roce las líneas con las yemas de mis dedos.– la serpiente significa sabiduría, poder y salud, representa la fuerza y además nací en el año de la serpiente.
– Vic.– escuche la voz de Aarón llamándome de cerca, me giré en su busca olvidándome del muchacho que me miraba con curiosidad.– llegas tarde.– dijo mirándome interrogativo, con una bolsa en la mano.
– ¿Y Lau?
– Rompiendome la cabeza porque no llegas, vamos tienes que cambiarte.– dijo arrastrándome hacia el ascensor de vuelta.– te traje lo que me pediste, sube y cámbiate.
– No hay tiempo.– dije parandome a mitad de camino del ascensor y abrí la bolsa, tome el vestido negro, le dí momentaneamete mi bolso y metí la camiseta ancha dentro de la bolsa y volví a vestirme con el vestido que me había traído, me quite las chanclas y me puse las sandalias a juego que estaban en la bolsa, y tome nuevamente el bolso.– ¿qué tal me veo?
– No se porque pensé que subirías a cambiarte. No hagas más locuras.
– ¿Por qué todo el mundo me dice lo mismo?
– Tienes antecedentes. Ahora date prisa, antes de que vuelva a llamar Laura.– salí marchando, mirando a algunas personas que habían visto mi espectáculo.– se buena.– dijo cuando estaba apunto de salir por las puertas.
– Siempre lo soy.– le dije de vuelta.
– Eso dijiste la última vez.
– Es una despedida de soltera, no quiero que pase lo mismo que el año pasado.– reí saliendo por la puerta.– nos vemos esta noche.
– ¿Lo ha hecho otras veces?– escuche que el chico con el que minutos atrás había estado hablando le preguntaba a mi amigo.
– No pero hace locuras parecidas a esta, no tiene filtros. Todo el mundo piensa lo que hace y dice, y después de meditarlo lo hace, ella va al revés, pero no se arrepiente, luego se ríe a carcajadas y sigue con su vida, a quien no le guste que le den.
– ¿Qué pasó la última vez? Lo siento si no quieres responder no lo hagas, pero antes estaba hablando con ella y además habéis gritado toda la conversación.
– No te preocupes. Tuve que ir a recogerlas.
– Eso no parece nada malo.
– A Portugal.– termino de decir.
– ¿Y dónde estabais de fiesta?
– Alemania. Por cierto mi nombre es Aarón.
– Gael.– dijo el chico.– ¿eres su pareja?
– No, soy su amigo, nos conocemos de la universidad.
– ¿Puedo acerté una pregunta más, además de esta?– hubo una pausa por lo que supuse habría hecho algún gesto.– ¿que paso el año pasado?– escuche la risa de Aarón supongo que al recordar.
– La fiesta de graduación de unos amigos de la misma universidad. Recuerdo que cuando entramos en la discoteca, yo me quité la pajarita y Vic los zapatos y cuando las horas pasaron y al final nos sacaron del club por que no había más alcohol, Vico tenia los pies negros y estaba contenta; algo muy raro e de decir, Laura estaba de mala leche y yo procesando amor eterno a bancos y farolas.– me reí y dejé de escuchar viendo que ya había llegado al restaurante donde mis amigas me esperaban.
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Der Bote
Short Story×(spin-off de Marcada por el pasado.)× Alemania había sido siempre un país que me gustaría conocer, el idioma, su historia, su cultura y su arquitectura siempre me habían llamado la atención. Cuando morí y la vi morir a ella supe que lo mejor sería...