Esta es la tercera parte de la historia.
Zee Pruk es un temible alfa multimillonario y muy poderoso. A lo largo de su vida se ha ganado muchos enemigos y también a levantado muchas envidias. Un día todo cambia y de un momento a otro se encuentra sol...
—Jajajaja... pero, ¿qué dices cariño?, no podrás hacer eso, Zee no es para ti.
Anne lo miró con el ceño fruncido y los brazos cruzados.
—¿Y por qué no?, Es guapo, huele bien, es muy bueno y además está solo y me quiere mucho, al igual que yo a él—dijo muy segura.
Su padre se agachó para estar a su altura.
—Bueno para empezar mi amor, Zee es muy mayor y cuando tú seas una hermosa mujer, él ya será un viejito...Además están otras razones, pero aún eres muy pequeña para que te las explique.
La niña chasqueó la lengua.
—¿Hablas de los alfas y los omegas?, ¿de los celos y de todo eso?.
Saint arqueó las cejas sorprendido al escuchar esas palabras de la boca de su pequeña niña.
—¿Cómo es que tú sabes de eso?, nunca lo hemos hablado.
Esta entonces sonrió.
—La profesora nos lo está explicando estos días en el colegio y la verdad es que me gusta mucho ese tema por lo que le pedí un libro y lo he estado ojeando antes de dormirme... Es muy interesante y empiezo a entender muchas cosas.
El castaño cogió a su hija en brazos y le besó la mejilla.
—Realmente cariño, nunca dejas de sorprenderme—dijo mirándola con admiración, su hija era un auténtico prodigio.
Juntos entraron en su granja y mientras este siguió con su trabajo en el huerto, Anne y su perrito corrieron de nuevo felices de un lado para otro.
Al anochecer y tras preparar la cena para disfrutarla con su pequeña, el omega se tumbo en su solitaria cama pensando y dándole vueltas a lo que había dicho su pequeña sobre Zee.
Rápidamente fue a la habitación de esta y buscó el libro en la mochilita de esta pero no estaba allí, entonces miró hacia la cama y lo vio bajo la almohada.
—Niña traviesa— susurró tras a acariciarle el cabello.
Tras regresar a su cama este lo ojeó sin dejar de pensar que en verdad era cierto pues Zee era todas esas cosas que la pequeña había dicho y muchas más, cualquiera se enamoraría de él perdidamente, como un día él mismo lo había hecho.
Al amanecer, este volvió a poner el libro en su lugar y tras despertarla y arreglarse, este la llevó a su pequeña al colegio del pueblo pues en esa ocasión no fue en el autobús pues Saint quiso hablar con la maestra.
—Hola señorita, ¿podría hablar unos minutos con usted de mi hija Anne Tanapon?—preguntó el omega amablemente.
—Oh claro señor—dijo la beta muy sonriente—...sígame, iremos a la sala de profesores.
Una vez allí se sentaron y el omega carraspeó nervioso, ya que no sabía como plantear el tema, menos mal que la mujer rompió el hielo y comenzó a hablar.
—Supongo que querrá saber cómo le va a su hija en las clases.
—Sí...sí...emm bueno y también quería saber cómo esta abordando el tema de las condiciones y relaciones entre los géneros... La niña me dijo que usted les está explicando eso en estos días.
La beta lo miró sonriendo.
—Señor Tanapon, Anne es verdaderamente muy especial.... Ella es una niña encantadora y muy despierta para su edad.... Ansía tener conocimiento de todo y al contrario que sus compañeros, es como una esponja que absorbe toda la información, la retiene y luego la analiza como un adulto... La verdad es que ya hemos tratado su caso entre varios profesores y teníamos pensado hablarselo en breve pero estábamos esperando un mejor momento para hacerlo.... Sabemos que usted está en una situación bastante complicada y creemos que cuanto antes debería buscarle varias actividades para que que ella amplíe su capacidad.... Sería una verdadera pena desperdiciar su inteligencia y su potencial.
Saint la miró frunciendo el ceño muy extrañado.
—¿A qué tipo de actividad se refiere?, apenas tiene seis años, debe jugar y divertirse, hacer cosas de su edad— dijo molesto.
—Bueno tengo entendido que la niña cuándo vivían en la ciudad estaba aprendiendo a tocar el piano y la guitarra con su padre, que era músico...Desde que está aquí no ha vuelto a hacerlo, creo que debería plantearse de nuevo tomar clases... la música es una buena vía de escape para canalizar el talento.
—Me lo pensaré pero lo que pasa es que en la zona en la que vivimos ahora no tiene muchas posibilidades, está un poco alejado pero gracias— dijo el omega preocupado.
—No se sienta mal señor, no debe preocuparse por Anne...ella es una niña muy despierta y llena de curiosidades...Usted sólo tiene que estar con ella y ayudarle a alimentar su mente con buenas enseñanzas...Hay mucha información y no toda es adecuada pero como lo he dicho, ella misma tiene la capacidad de seleccionar y usarla en su propio beneficio...Sé que está asustado, ya que da un poco de vértigo tener un hijo así y sé que asusta pero a la larga comprobará que puede aprender muchas cosas de ella también... A fin de cuentas, lo más importante es que ella en su futuro aplique las buenas enseñanzas.
—Ese es otro tema que me tiene muy preocupado, ¿usted qué cree que será mi niña, una omega o una alfa?.
La beta suspiró y lo miró fijamente.
—Realmente es muy pronto para saberlo señor pero por las actitudes que tiene y por sus cualidades, yo diría que va a ser una alfa y posiblemente una de las más poderosas e inteligentes de Inglaterra...Sinceramente creo que llegará a lograr grandes cosas—dijo sonriendo la docente.
El omega salió del colegio bastante nervioso, no se esperaba que su hija fuese a ser un portento, sabía que era inteligente y muy despierta pero hasta ahí.
La verdad es que ahora estaba bastante más preocupado y no sabía si había tomado la decisión correcta de dejarlo todo y regresar al campo, obligando así a su hija a vivir entre animales cuando realmente deberían haberse quedado en Manchester, donde ella podía desarrollar todo su potencial y talento.
En ese lugar no podía tener acceso a un todo un abanico de posibilidades, para el desarrollo de su personalidad y su capacidad como podía tener en la cuidad.
De repente se sentía un egoísta por haber seguido su instinto y no pensar en el bien de los dos.
—Maldita sea Perth, ¿por qué tenías que irte de nuestro lado?—preguntó al entrar de nuevo en su coche—...¿Qué demonios se supone que debo hacer ahora?.
Su marido siempre había sabido qué hacer en esos casos, tomar decisiones y buscar alternativas era lo suyo y ahora el omega no sabía si había hecho lo correcto, la verdad es que se sentía bastante perdido.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
