Capítulo XXXVI

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   Volé por encima del tupido bosque que estaba detrás de nosotros, buscando desesperadamente a Tess y a Alexa. A unos minutos del lugar fue que pude verlas y mi presentimiento no estaba errado, estaban en problemas.

   Descendí a unos metros de ellos para que no me vieran. Alexa y Tess estaban amarradas y heridas, al parecer algunos hombres de Natanael las interceptaron cuando venían de vuelta de Tarendiel. Los muy imbéciles tomaron toda el agua sagrada que ellas traían, algunos se la bebieron  y otros la tiraron en tierra. Estaba furiosa y lo estuve aún más cuando vi que el líder de todo era Demir, esa agua nos hacía falta y ellos la estaban derramando sin más.

   Intervine inmediatamente, Bargdy comenzó a lanzarles llamas y con sus garras les atacó despedazándolos mientras yo desataba a Alexa y Tess. Él con su fuego rostizó a algunos y a los que no, les hizo salir huyendo despavoridos para evitar ser parte de su parrillada; entre ellos Demir.

   Traté de curar las heridas de las chicas pero no me dejaron usar el agua, no eran graves así que estarían bien.

   Cuando descendimos cerca del campo de batalla, ya estaba anocheciendo. Casi automáticamente mis ojos buscaron a Kay, él aún estaba peleando arduamente con Natanael, pero eso no era lo único que pasaba, el aludido de alguna forma trajo a humanos y animales para que sus soldados absorbieran su energía, recuperando las suyas propias.

   Nuestro ejército trató de evitarlo pero, como dije antes, ellos nos superaban en número con creces. Poco a poco fueron recobrando sus energías y estuvimos en una mayor desventaja.

   Uriel estaba peleando con Hifras todavía, pero ya casi sin energías como los demás ángeles del ejército, el brillo verde de sus ojos estaba más opaco y tenía algunas quemaduras que le había hecho la espada del maldito hechicero; el cual estaba fresco como lechuga. Uriel levantó un poco el vuelo, supuse que tenía intenciones de ir a absorber la energía de las plantas cercanas al lugar, al ver que se dirigía hacia ellas. Era una idea horrible, pero sabía que su naturaleza lo que le pedía era eso y que él no lo podía evitar. Traté de advertirle que no lo hiciera, le grité pero no escuchó y Hifras apareció a través de un portal detrás de él, lanzándole sin más un torbellino de fuego creado por su espada.

   Corrí lo más que pude para ayudarlo pero Hifras me lanzó bolas de fuego con su mano libre y no pude avanzar del todo, así que siguió quemándolo sin piedad. Miré alrededor desesperada y vi una espada de algún muerto ahí tirada, la tomé sin pensarlo mientras esquivaba las bolas de fuego que él me lanzaba. No sabía si haría alguna diferencia pero cuando estuve cerca, traspasé a Hifras con ella desde la espalda.

    Él se detuvo y me miró por unos instantes antes de caer sobre sus rodillas al suelo. Di dos pasos hacia atrás en shock, viendo su cuerpo tendido en el suelo y mis manos manchadas de sangre. Le había matado, o eso parecía, y eso me hizo comenzar a temblar involuntariamente. Las quejas de Uriel fueron las que me hicieron volver a la realidad, recordando la clase de persona que era Hifras, y corrí a ayudarle tratando de sacar de dentro de mí aquella mala sensación de haber arrebatado una vida.

   Cuando Uriel cayó en mis brazos, haciendo que cayeramos ambos al suelo, comencé a llorar de desesperación. Le había quemado toda la espalda, las piernas y parte del rostro, estaba casi irreconocible; sabía que no tenía suficiente agua sagrada para curar todo eso.

   —No, no, no, no —negué entre lágrimas mientras trataba de sanarlo con la poca agua sagrada que tenía—. Uriel no puedes morir, no puedes, ¿escuchas? Vas a ponerte bien, ya verás.

   —¡Uriel! —el grito desesperado de Alexa me hizo percatarme de su presencia, allí cerca. Estaba peleando con unos ángeles negros para tratar de llegar a nosotros. Acabó con ellos cortándoles la cabeza con las dos espadas que tenía y corrió tirándose a mi lado— ¡Tienes que sanarlo! —me gritó y yo estaba en shock, no sabía que hacer.

Dark AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora