One Shots {Larry Stylinson}

68- Cosas pequeñas.

El señor miraba atentamente al muchacho. Llevaba varios minutos haciendo lo mismo. Miraba el cereal que se encontraba en el estante de arriba. Y luego volteaba para ver a los lados, para ver si alguien lo estaba viendo.

Repitió esa acción unas cinco veces.

-¿Puedo ayudarlo en algo señor? –Pregunto amablemente haciendo que el castaño brincara del susto- Lamento asustarlo.

-No, está bien no se preocupe –dijo nervioso- ¿Esos son los cereales de chocolate? –señalo hacia arriba donde estaban las cajas-

-Sí. Esos son. –Respondió amable el señor-

-Hmmm.

-¿Quiere uno?

-Por favor –respondió rápidamente Louis-

-Bueno, agárrelo. Estaré en el mostrador si me necesita. –el señor se dirigió para su sitio en la caja registradora. Pero antes de que pudiera avanzar el grito del muchacho lo detuvo-

-¡No! –Grito- Lo lamento. Pero... -respiro profundo- ¿Sera que... -cerró los ojos y luego miro al señor que lo miraba con cara de confusión- ...me los puede pasar? Es que soy muy bajito –susurro-

-Claro amigo. Aquí esta.

El señor sonrió enormemente mientras le pasaba la caja. Louis corrió a pagarlo alegremente. Parecía un nene chiquito cuando le daban un dulce. Llego a su casa. Y Harry ya estaba despierto. Estaba sentado en el sofá.

-Ohh, ¿ya estas despierto? –Susurro Louis-

-No. Solo soy sonámbulo –dijo burlón el rizado. Hizo señas a su novio para que se sentará en su regazo y este felizmente lo hizo- ¿Dónde estabas? Cuando me levante no había nadie que me diera un beso de buenos días. –Hizo un puchero-

-Andaba para la tienda –respondió dándole un beso- Pero ya volví.

-¿Qué hacías allí?

-Estaba comprando mi cereal favorito –Harry sonrió ante aquello-

El chico se encontraba de nuevo mirado hacia arriba. Maldijo en voz baja. Segunda vez en el día. Su suerte no podría estar peor.

Busco una silla para montarse. Pero como era de esperarse. Cayó de culo al piso haciendo un fuerte sonido por el impacto.

La puerta se abrió de golpe mostrando a un Harry todo mojado con una toalla

-¿Estas bien bebé? ¿Qué te paso? –Pregunto preocupado- ¿Tienes algo amor?

-Estoy bien –dijo levantándose y sobándose su parte trasera-

-¿Qué hacías montado en esa silla? –cuestiono Harry a su novio. Aunque ya se imaginaba por qué-

-Quería bajar los zapatos. Y no alcance.