Mi cama se encontraba desarreglada, el resto de mi cuarto por otro lado estaba impecable y pulcro; apenas ayer habíamos llegamos a nuestro nuevo hogar y ya a las ocho de la mañana me veía atareada.
Mi computadora estaba en mis piernas, llevaba como una hora y media trabajando en mi investigación; las piernas las sentía calientes pero no le tome mucha importancia cuando recordé que no faltaba demasiado para terminar con mi trabajo.
Con paciencia seguí leyendo la información que aparecía por el navegador, buscaba analizar todo con sumo detalle; en un rato había dejado de sentir mi dedo anular de tantas veces que lo arrastre por la computadora. Faltaba poco para acabar, solo debía leer algunos párrafos más y buscar posibles datos extras sobre la institución.
Sería increíble y aterrador poder estudiar allí...
Llevaba bastante tiempo investigando sobre esto, desde el momento en que leí aquella noticia por mi teléfono me volví algo obsesiva con el tema pero no podía evitarlo, era como un chip que poseía.
Cuando algo llamaba mi atención era impracticable para mí el no investigar a fondo sobre todo lo tocante a ello.
Hace un tiempo que aburrida y sin nada que hacer, comencé a leer noticias recientes de la alta sociedad.
No esperaba encontrarme con el poderoso e inalcanzable "Instituto Roosevelt" y menos con su costosa matricula; quise quitarle importancia a la excentricidad que incluso la página desprendía pero fue suficiente el informarme un poco de todo a su alrededor para quedar no fascinada sino admirada por la cantidad de grupos estudiantiles, nivel académico y en definitiva: sus egresados, en donde se encontraban dejando a su escuela en alto en la carrera que habían seleccionado.
Había jurado que escuelas así solo existían en series juveniles por las cuales mi hermana moría por ver, pero allí estaba una, dejando en claro que no aceptaban solo lo mejor o siquiera lo excelente...
Ellos querían lo perfecto; no pude dejar de pensar en que yo podría sobresalir allí, mostrar que a pesar de que hubiera hecho hasta lo imposible en mi antigua escuela por ocultar lo que soy, allí podría ser aceptada con gusto o al menos demostrar todo lo que puedo ofrecer y obtener a cambio.
El Instituto Roosevelt se volvió el tópico más buscado en mi navegador, me interesaba todo lo que se pudiera conocer de él, incluso en ocasiones busque alumnos que en la actualidad estuvieran estudiando allí, me lleve varias sorpresas al reconocer poderosos e influyentes apellidos en las clases.
Estaba tan impresionada que incluso le hable a West sobre todo lo que conocía hasta entonces, una noche antes del último día de escuela me quede desvelada hasta tarde por conocer otra parte de su rica historia de fundación, no tenía ni idea de que me afectaría tanto al punto de que... Podría ir allí.
Mis padres no me habían comentado nada acerca de donde estudiaré, los días estaban corriendo y faltaba poco para regresar a clases; aun así ellos sabían que el acostumbrarme a las tareas y todo no sería un problema para mí, nunca lo había sido; las materias se me daban con facilidad, no todos lo entendían y no lo harían sin conocerme lo suficiente, cosa que no sucedía.
Sin embargo, necesité tiempo para conocer la institución, eso junto con ir hacia las instalaciones era fundamental para mí. Era buena con las direcciones, se me hacía difícil perderme pero el llegar y ser la nueva en un lugar era una gran desventaja, si podía hacer que fuera la única; lo haría con gusto.
Buscaría preguntarles cuando pudiera, el desayuno era para informarnos sobre adonde iriamos a buscar insumos, mi deseo de controlar hasta lo más insignificante en medio de nuestra mudanza no era relevante... por ahora.
ESTÁS LEYENDO
Queremos que nos quieras, Jo.
JugendliteraturJosephine Livingston (llamada Jo para los cercanos) tiene una misión muy importante en sus manos: Graduarse del Instituto Roosevelt y no morir en el intento por una crisis nerviosa. Para eso debe seguir estos sencillos pasos: • No llamar la atención...