—Sofí, mi estimada Sofí, me enviaste a un niño asustado. ¿Tan desesperada me ves? —se quejó Marcela por teléfono con su amiga ese mismo día por la noche. Estaba sentada en su cama, poniéndose una crema para las arrugas. Ya llevaba el pijama y dejó el teléfono en altavoz para estar más cómoda.
—Marce, acóplate a él porque si no voy a llorar —le dijo casi suplicando—. Escucha, cariño, es tu quinto intérprete en lo que va del año y apenas estamos en julio. Ya te urgía conseguir uno. —Soltó un bufido—. Si dejaras de aterrarlos durarían más. ¿Qué diablos les haces?
Sofía rememoró algunos de los dramas que tuvo que arreglar de los intérpretes de su jefa y amiga. Si no se quedaban conquistados por ella, terminaban detestándola. La cuestión era que nada acababa bien para nadie y la voz se corrió entre los traductores. En cuanto conseguía comunicarse con uno, le colgaban la llamada al decir el nombre de la productora.
Marcela era una mujer interesante, pero difícil de tratar, y más cuando la convivencia diaria y prolongada era necesaria.
—Solo les pido que trabajen.
—Oye, ¿te acuerdas de Lucas?
—¡Ja! ¿El del bigote de Porfirio Díaz?
Las carcajadas de las dos no se hicieron esperar al recordar lo sucedido con ese exintérprete. El hombre hasta amenazó con exigir indemnización por sufrir de corazón roto.
—¡Fue una locura!
—¡Lo fue! —Se río y luego suavizó la voz—: ¿Cuántas veces tengo que pedirte que seas tú? Te tengo toda la confianza y también eres políglota. No sé por qué no aceptas —quiso convencerla, pero conocía de sobra su postura.
—Sabes que aquí hago falta, hay que poner orden. Cuando no estás se vuelve un caos, ahora imagínate sin mí. Además no me creo capaz de dejar a Stephanie por tanto tiempo.
—¡Eres una loca, por eso te quiero! ¡Ah! ¡Está bien! —resopló persuadida—. Probaré con este chico. Es demasiado joven, espero que sepa manejar la presión.
—Me conformo con que sepa manejarte a ti —exclamó y soltó una suave risa.
—¡Qué graciosa eres! —En ese momento recordó que su computadora que colocó en el buró la esperaba porque tenía que continuar con sus pendientes que nunca dejaban de llegar—. Me encanta la charla, pero quiero avanzar con una de las campañas. Estamos un poco apresurados y debe estar todo perfecto, así que la noche será larga... Por cierto, hazlo que firme el contrato cuanto antes, salimos el miércoles.
—Pondré todo en orden, jefa, no te preocupes. Procura dormir más. Buenas noches —se despidió Sofía, sintiéndose satisfecha de haber encontrado, sin buscarlo, a un intérprete que cubría con el requisito primordial para soportar lo que le avecinaba: la necesidad.
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El Intérprete ©
RomanceLa repentina crisis económica que sufre la familia de Maximiliano Arias, un estudiante aspirante a actor, lo lleva a buscar empleo para poder costear el último semestre de su carrera. En un golpe de suerte es contratado como intérprete de la seducto...