Y ahí me desperté. No fue un sueño hecho realidad, sino que al revés, fue una realidad hecha sueño. Hace un año conocí a Jesús y "entré en este juego", como lo describía mi sueño. Y aunque fue divertido poder ver cómo funciona mi vida trasladado al deporte que entreno cada semana, me resultó algo raro e inusual este sueño. Soy de esas personas que no sueña mucho, y en caso de hacerlo, al menos no lo recuerdo. Pero esta vez, recordé cada detalle. Por eso lo escribí todo, aunque no creía que podría servir de algo, lo hice igual. Guardé las notas en mi cuaderno de la universidad, y comenzó mi día rutinario.
Estaba a punto de salir a caminar, y suena mi celular. Un mensaje de un amigo, invitándome a ver un partido que estaba por comenzar en unos veinte minutos. Era sábado, así que no se lo podía negar. Agarré rápido mi mochila y me fui casi volando hasta llegar al club. Llegué justo. Mi amigo estaba esperándome con un sándwich y el partido recién había empezado.
- Voy a comprar una gaseosa, tengo la comida en la garganta. –le dije a Juan.
Pero se negó. Me pidió que me quedara cuidando los asientos y fue él a comprar. Fue en ese momento, después de que mi amigo salió a comprar, que la vi. Una chica corriendo hacia la salida, llorando y desesperada. No sabía quién era, ni qué le estaba pasando, pero salí detrás de ella y la seguí hasta afuera.
- ¡Eyy, esperá! ¡¿Estás bien?! –le grité para que no siga corriendo.
- ¿Te parece que lo estoy?
Está bien, creo que no debí preguntarle a una persona que llora desesperadamente y sale corriendo de un partido de básquet, si "está bien". Así que me disculpé con ella, y le pregunté si podía ayudarla en algo o si necesitaba ayuda.
Y aunque en un comienzo le costaba hablar, después de tomar un poco de agua pudo decirme lo que le estaba pasando. En resumidas palabras, no le encontraba sentido a su vida. Había sufrido mucho desde chica con su familia, sus amigos nunca la quisieron, sufrió bullying durante toda la secundaria y cuando al fin había encontrado amor en una persona, la engañó con alguien más. Y esto último era lo que se había enterado hace unos cinco minutos antes de que un loco la siga y le pregunte si estaba bien. Y sí, el loco era yo.
Su novio (ahora ex) creía que ella estaría pasando el fin de semana con su familia en la quinta de su tía, pero ella no viajó, para así darle una sorpresa en el partido. Lamentablemente, la sorpresa se la llevó ella. ¿Qué se supone que iba a decirle yo en esta situación? No sabía qué hacer, casi que llamo a mi mamá para preguntarle qué podía hacer. Hasta que me salió la pregunta:
- ¿Te gusta el básquet?
No sé por qué, no sé de dónde salió eso, pero lo hice y su respuesta fue más tranquilizante de lo que esperaba.
- Sí.
Bueno, quizás no será LA RESPUESTA, pero fue muy buena para alguien que se esperaba un "¿TE PARECE QUE ME TENÉS QUE PREGUNTAR ESO AHORA?". Y hasta ese momento, todo iba bien, pero se le ocurrió abrir su boca de nuevo y me dijo:
- ¿Por qué me preguntas?
Automáticamente vino a mi mente las notas de la mañana, mi sueño. Yo sabía que había alguien que la amaba, yo sabía que ella ya era amada por el Creador del universo y necesitaba decírselo, pero no sabía cómo.
Tenía miedo, miedo de que ella esté jugando el partido que yo jugaba antes, y podría burlarse de mí. Pero como Dios dice, "donde hay amor no hay temor". Yo sabía que había amor allí, y que ella necesitaba saberlo. Entonces abrí mi boca para empezar a hablar, y se escucha una voz de lejos:
- ¡JEREE, te olvidaste la mochila en la can...!
Y ahí mi amigo vio a la chica. Y yo entendí. La mochila. ¡Así es como Dios funciona! Pone todo en el lugar necesario en el momento indicado. La mochila que Juancito traía, no era mi mochila de entrenamientos, ¡era mi mochila de la universidad! ¡Y sí, ahí dentro estaban las notas de mi sueño! Al salir para la cancha, a las corridas, me habré confundido de mochila sin darme cuenta, y fue el mejor error que cometí en mi vida.
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El juego de la vida.
SpiritualeJeremías es un adolescente de dieciocho años, quien describe en este relato, la forma en la que juega el "juego de la vida" desde que tomó una importante decisión que lo cambió todo.