.MONSTER.

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Quiero tu fealdad, quiero tu enfermedad.

Quiero tu todo mientras sea gratis.

Quiero tu amor.

Quiero tu amor y quiero tu venganza.

Tú y yo podríamos escribir un mal romance.

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La década de los 40's fue una nefasta sin duda, todo el planeta sufría una de las peores catástrofes de la humanidad, la Segunda Guerra Mundial. El planeta vivía una riña y los escalofríos en conjunto como nunca había pasado, en Europa las personas debían tener cuidado y estar atentos o podrían ser solo inertes cuerpos al día siguiente; los inocentes pagaban por los errores de los culpables y los culpables aparentaban que todo estaba bien frente al resto de humanidad que quedaba en vida.

Si la Primera Guerra Mundial fue devastadora, la sucesora con Hitler a la cabeza, fue la pérdida de la humanidad; millones de vidas y millones de tragedias rodearon cada rincón de la tierra. Y Park Jimin debía hallar una forma de ganarse la vida; un asesino mencionó en un día futuro algo interesante de recordar "Los asesinos en serie hacen en pequeña escala lo que el gobierno está haciendo a lo grande", así que Jimin vivía de esa filosofía, mientras veía morir a las personas bombardeadas, él las mataba en privado.

Adolf Hitler y sus secuaces mataban por montones a las personas, de formas dolorosas e inhumanas, Jimin en su cinismo pensaba que les hacía un favor al matarlas y sacarles provecho, solo las mataba cuando no dejaban que un simple ladrón se llevase sus pertenencias. ¿Qué tan miserable e imbécil hay que ser para que peles por algo material antes que por tu vida? Tal vez ellos deberían pensar antes de atacarlo cuando solo necesita dinero.

Unos billetes estaban bien. Así que trataba de ignorar el hecho de que su gente era maltratada y estaba bajo el dominio japonés para hacer sufrir a todos, sin excepción. No importaba si era un japonés o un coreano, aunque debía admitir que le gustaba desquitarse con los primeros; sus asesinatos hacia ellos eran mucho más despiadados y brutales, había veces que incluso él se sorprendía de la violencia y la ira que podía echar.

El día era tan aburrido, se había pasado aquel soporoso martes vigilando pero no había anda que valiera la pena para actuar, estaba a punto de rendirse; pero vio a ese joven siendo echado de una taberna, tenía joyas y sus ropas se veían ostentosas.

– ¡No tienes ni una pizca de oportunidad en este mundo! – El hombre empujó al joven, de tal forma que el castaño cayó hacia el suelo.

¿Debía asaltar al hombre? Ya está débil y es una presa fácil, esas joyas llamaban sus manos y sus ojos, necesitaban tenerlo en sus manos. Sin embargo, al ver que ese hombre sacaba un revolver de su mano izquierda pudo resignarse, debía cambiar de plan. Debía hacer algo que lo beneficiara, pero ¿qué?

Monster; Hopemin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora