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Volkov, en su departamento, estaba bebiendo con Conway. Como era ya bastante tarde, se fue a la cama, y el mayor tenía el sofá, aunque en realidad se quedó despierto las pocas horas que quedaban antes de ir a laborar.

.  .  .

El ruso tenía los ojos vendados y las manos amarradas tras la espalda. No tenía ni idea de qué estaba sucediendo, pues había despertado de ese modo. Su primer pensamiento fue deducir que había sido secuestrado por la mafia.

— ¡Hijos de puta! — Gritó volteando la cabeza hacia todos lados, posicionándose de manera defensiva. Entonces cayó en cuenta de que estaba de pie, y no había nadie escoltándole, no había nadie obligándole a sentarse o a mantenerse quieto.

Entonces, escuchó una grave y familiar voz que le hizo parar en seco. — Calla, coño. — Era el superintendente. Su superintendente. ¿Por qué le mandaba a callar? ¿Es que estaba él también secuestrado? Qué situación más desafortunada. Y cuán equivocado estaba.

— Sigue mi voz, Viktor. — Al comisario le recorrió un escalofrío, ¿Por qué le llamaba así? Aún con todo, obedeció al instante, dirigiéndose con pasos extremadamente lentos y precavidos hacia donde creía escuchar el sonido.

— Lo has hecho bien. — Pudo escuchar la voz más abajo que él. Asumió que estaba sentado o de rodillas, obligado por sus captores. Se sintió aliviado de no estar amordazado al menos.

— ¿Puede decirme qué coño está pasando? — Interrogó con un volumen regular pero una entonación demandante, haciendo evidente su preocupación.

Pudo escuchar una risilla algo vaga por parte del mayor. — ¿Por qué me lo preguntas? Lo sabes perfectamente. — Al instante sintió aquellas manos tomar sus caderas atrayéndolo con brusquedad hacia él.

— Conway, ¿Pero qué hace? — Se encontraba sentado en las piernas de a quien nombró, e intentó levantarse varias veces, mas las manos que sostenían su cintura se lo impedían.

— Calla, muñeca. No hay nadie viéndonos, no sé por qué coño te pones a fingir que esto es raro. — Soltó con naturalidad, dejando al más delgado pensativo.

"¿Entonces esto es habitual para nosotros? ¿He perdido la memoria? ¿He vivido en una mentira? ¿Es esto un puto anime?" Podría haberse quedado hundido en sus pensamientos mucho más tiempo, pero se vio interrumpido.

Pudo sentir algo rozar sus glúteos. Sintió un vacío en su estómago, de estos que te dan cuando sientes pánico. Mas, pudo notar a la vez cómo se concentraba el calor en sus mejillas. Era evidente que la tienda de campaña se había levantado.

— Conway, suélteme- — Sintió otra corriente de aire; la mano del contrario se había colado bajo su camisa, y estaba pasando por su espalda con lentitud, en un toque muy suave.

— Voy a prepararte, nenaza. — Volkov fue puesto en pie por quien lo retenía, persona que bajó sus manos de su espalda para llevarlas al trasero del contrario.

— ¡PERO PREPARAR DE QUÉ CABRÓN! — Gritó justo antes de que el de pelo oscuro le bajara los pantalones del tirón.

— Mmm… Nada mal. — Comentó el mayor mirando la entrepierna del ruso, quien tardó unos segundos en darse cuenta; estaba erecto. Su boca se abrió con vergüenza.

— ¿PERO POR QUÉ COÑO ESTOY-? EH- AH- Conway, deténgase, que a mí estas cosas, mmm, sepa que no me van, ¿Entiende? No me van. — Se defendió, haciendo fuerza para librarse.

— Deja de llorar, joder. — Escuchó la voz tan cerca de su rostro, que por reacción retrocedió su cabeza mientras separaba los labios, a punto de decir algo. Pero nada pudo pronunciar.

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⏰ Última actualización: Sep 15, 2020 ⏰

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@𝐒𝐮𝐞𝐧̃𝐨𝐬 𝐇𝐮́𝐦𝐞𝐝𝐨𝐬 ★'› Donde viven las historias. Descúbrelo ahora