¿Dónde esta Eitabel?

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—No hay señales de Abdel— hablaba uno de Los Ángeles del ejército celestial del Equipo A1, mirando a su jefe.

—Sigan vigilando el área— todos miraban a Endel con más respeto, verlo envestido con esa armadura y su mirada fría, pero tranquila. Los hizo asentir y hacer lo que les ordenó rápidamente.

Veía como Norte se encargaba de volver a hacer las plegarias para que las murallas que contenían a Los Ángeles oscuros siguieran intactos.

Adrew estaba siendo en una cápsula de agua, estaba regenerándose, pues la lucha interna que tuvo con Raguel antes de ser otra vez poseído. Le trajo daños internos, por el momento no ha abierto los ojos, Nahir está cuidando a su primo.

—¿Qué les pasa? — preguntó Endel a su primo, viendo como Chander y Marlen alejados de Norte y sus hombres, pues las plegarias eran muy fuertes, quería acercarse a ellos, pero temía que los lastimaría con su sola presencia.

—Son demonios puros Endel, su naturaleza se debilita cuando hacemos plegarias — habló el celador mientras veía a sus ayudándoles al escuadrón celestial a cazar Los Ángeles negros.

—No puedo creer que ahora sea una demonio, ahora no creo que podamos estar juntos— algo decepcionado Endel, sin saber qué lo estaban escuchando, Marlen inmediatamente borró su sonrisa, sintiendo un dolor en su pecho. Carraspeo la garganta, haciéndose notar. —Marlen, tú — lo interrumpió.

—Sip— trató de sonreírle, tenía la mirada brillosa, ese era el precio que pago por ayudar a Endel— Bueno me retiro, ahí tienen a mi hermano que los va ayudar.— Marshall al ver que Endel estaba en shock, decidió intervenir.

—¿Ya te vas Marlen? — preguntó tratando de aminorar la tensión del ambiente, Marlen desvió la mirada de Endel, ahí fue cuando el no oficial príncipe de Aquifer supo que la regó.

—Si Marshall, tengo guardia de urgencias— tranquilamente — gracias por salvarme la vida — le dijo con sinceridad y se dio la vuelta para emprender su camino al portal, ya se había despedido de Chander y Nahir.

Caminaba con los ojos llenos de lágrimas, lágrimas que mojaban el suelo árido del inframundo.

—Eres un imbecil a veces, ¿lo sabes? — le cuestionó Marshall mirandolo mal. Endel iba a seguirla, tenía que alcanzarla, pero en eso la cápsula de Adrew explota.

Dejando ver al rey de Aquifer totalmente regenerado, se levantó del suelo, totalmente empapado. Se hizo el cabello hacia atrás y miro a los presentes, todos conocidos por el monarca.

—¿Dónde está tú madre? —preguntó acomodándose su armadura, para después mirar directamente a Endel.

—No sabemos — contestó simplemente, volviendo a estar preocupado por Eitabel.

Adrew se acercó a su hijo mirándole los moretones del rostro que traía y lo abrazo paternalmente— gracias por salvarme hijo — con una sonrisa — note tu poder nato, ese fue el que me ayudo.—

—No pude ayudar a Eitabel, Adrew — con culpabilidad — se la llevó Abdel, cuando yo estaba peleando con Raguel — no quiso entrar en detalles.

—No sabe con quien se acaba de meter ese ángel, se llevó a mi mujer y lo pagara con creces  — con visible enojo, una sonrisa torcida salió de su rostro después— además, conozco lo suficiente a mi mujer, tu madre nunca ha sido una damisela indefensa —

—No hay señales de Abdel y Eitabel en el inframundo — le informó a Endel uno de sus soldados.

>>> Eitabel volaba entre las nubes, con una sonrisa, Adrew estaba solamente la veía sin que se diera cuenta, le encantaba verla navegar cada rincón del cielo.

Cuando nos une el aguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora