Rompiendo el Corazón de Un Chico Malo || YoonMin || Adaptación

XXI. Enfurécelo

Me acerqué al estadio de mi instituto. Seguramente SeokJin ya se encontraba ahí. Hoy jugarían JungKook y luego el equipo de Nam. Yo no tendría con quien pasar el rato, no quería deambular por los rincones de la escuela solitariamente. No había hablado con YoonGi desde ayer, y dijo que hoy tenía un asunto muy importante que atender.

Ni idea qué sería.

En el estadio ya se estaban preparando para el partido de fútbol de Kook, pero no veía a Jinie, ni a su mejor amiga HyeJin. A los que sí vi fueron a los del Clan Maléfico con sus puti-uniformes hablando muy animadamente con los jugadores de fútbol del Seoul German Academy.

Abrí los ojos al ver a JunMyeon en los asientos del estadio hablando animadamente con un grupo de chicos y chicas de su edad. ¿Qué rayos hacía él aquí? Me acerqué sigilosamente en su dirección para que no me viera. Alcanzaba a oír parte de su conversación. Ellos estaba a un par de metros de mí, pero aun así Jun estaba de espaldas y no me podía ver.

Intenté escuchar la conversación, pero no podía, y como no quería lucir chismoso, me alejé de ahí. Miré una última vez y Myeon volteó, encontrándome con sus ojos negros.

¡Mierda!

JunMyeon sonrío, pero yo volteé y salí corriendo del estadio sin importar quién me viera. Esto era tan vergonzoso. Ya todo el mundo pensaba que era un gran chismoso por escuchar conversaciones ajenas y Suho lo pensaría con mayor razón; era la segunda vez que me pillaba así.

Me metí al baño y entré a un cubículo. Cerré la puerta y me recargué contra ella.

¡Qué vergüenza!

Calmé mi respiración y esperé unos minutos. La puerta del baño se abrió y escuché pasos. Miré por un costado de la puerta y vi cabello rojo. Mi primer pensamiento fue TaeHyung, pero lo raro era que no tenía al clan maléfico encima de él. Decidí esperar a que se vaya, pero no lo hacía. Sólo podía ver que estaba frente al espejo, ¿tanto se miraba en él?

Pasaron unos minutos en los cuales pensaba en JunMyeon y su sonrisa burlona, no podía creer que había caído tan bajo como para intentar escuchar su conversación ajena.

—Deja de esconderte, sé que estás ahí, JiMin —escuché la voz de TaeHyung. Me paralicé en ese segundo, ¿cómo rayos sabía que estaba aquí? Sus siguientes palabras respondieron a mi pregunta:—. Te vi entrar al baño.

Dos vergüenzas en solo unos minutos era demasiado para mí. No quería salir para enfrentarme con él, pero tampoco podía esconderme toda la vida. Mi celular vibró en mi bolsillo, pero decidí ignorarlo para abrir la puerta y salir rápidamente.

—¿Qué? —miré a Hyung con todo el odio que pude reunir—. ¿Qué quieres?

Me acerqué al lavabo y me mojé las manos para pasármelas por mi cabello.

Le di un vistazo a él desde el espejo, estaba vestido con su puti-uniforme.

—Vi que corriste cuando el hermano de JongIn te vio —se cruzó de brazos.

No me sorprendió escuchar eso. Kim TaeHyung era la persona más chismosa del mundo.

—¿Y? —pregunté imitando su posición, me crucé de brazos expectante a lo que diría o haría.