Capitulo 7

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El tiempo pasa rápido cuando uno está feliz y contento.

Y yo me sentía bien.

Ese primer día de clase fue algo extraño, pero no voy a negar que también emocionante, Kellan influyó bastante en que mis días de clases no fueran tan desastrosos a partir de ahí.

En esa semana había sido mi cumpleaños, ya tenía diez estaba yo muy feliz de mi primera década.

Mi madre me regaló un lindo collar que tenía un anillo con una piedra de color amarillo, era hermoso.
Me lo ponía todos los días sin falta. Le había preguntado de dónde lo había sacado y solo me dijo que era especial, especial como yo.

Por otro lado Kellan me había dado un chocolate gigante, pero de verdad gigante, primero me lo había dado y me dijo "—Es el tamaño más grande que encontré, pero es para que lo comas poco a poquito, espero que te guste—"

Media hora después teníamos restos de chocolate en los dedos y al día siguiente un dolor de estómago, pero había valido la pena.

Habían pasado semanas que muy pronto se convirtieron en meses.

Teníamos un lugar secreto, lo habíamos encontrado en una excursión al bosque que había más allá atrás de la mansión, simplemente era un lugar entre los árboles que nos parecio secreto, casi nadie entraba allí. Creabamos mundos geniales, viajabamos mucho en nuestras mentes. Fuimos a Italia a conocer al papa, a la torre Eiffel y por qué no a Egipto a conocer a Hatshepsut. Una emperatriz valiente y sin miedo a los monstruos de la oscuridad. Vaya que teníamos imaginación.

Fue divertido, éramos divertidos.

En la escuela siempre estaba con Kellan y a veces con Bart, los demás era como si no existieran, no me hablaban y eso me ponía triste me daba cuenta que no había cambiado nada ahí también. Pero luego a la hora del almuerzo Kellan siempre estaba afuera. Esperándome. Y supe que no estaba sola.

Mi madre estaba feliz, yo la veía feliz. A veces me decía que tenía que tener más amigos aparte de Kellan por si algún día el ya no estaba, pero eso no pasaría y aparte no me molestaría en tratar de hacer amigos todavía me daba vergüenza. Simplemente no hacía falta.

Una tarde de diciembre Kellan había tenido la maravillosa idea de ver una película en nuestro lugar secreto. Teníamos que acomodarlo para que fuera cómodo sacamos una manta de mi casa y unas almohadas, esperábamos que no lloviera.

—¿Y Duk?—pregunte pasando sobre una rama.

—Ya está esperándonos.

—¿Sabes? Mi madre siempre dice que es bueno crear recuerdos, sobre todo de nuestra infancia —me tropiezo con una piedra pequeña— quiero que este sea uno, así que dime algo especial.

Se rie— Hmm.... Estás diciendo que cuando seamos grandes recordarás este momento y quieres que diga algo....poético o así? — se burla.

—Oye no te burles quiero un buen recuerdo y para eso necesito una palabra clave para que se me venga a la memoria. Nada de poesía.

Lo piensa un poco —pues... —se detiene recargandose en un árbol— Está bien este será el día en que te diga que... Eres....eres una buena amiga.

Dice mirándome con esos ojos tan especiales. Aparto la mirada para evitar que vea el calor subiendo por mis mejillas. Era la primera persona que me decía algo así y estaba feliz. Por fin tenía un compañero, ya me sentía yo extraña en mi propia piel. Todo el mundo los tenía menos yo. Pero ahora él también era mi amigo y yo de él
también— Tu...tu también.—lo miro de reojo.

La Otra CaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora